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FS-73

26/09/2021

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La campana sonó mientras yo me alejaba de Latban y miraba a Carl desde la distancia. Fue una campana que marcó el inicio del encuentro. Los sacerdotes reunidos alrededor de Carl regresaron rápidamente a sus asientos y se sentaron.

Tras un breve canto y una oración, el Sacerdote Principal a cargo de presidir las reuniones dio comienzo a la sesión.

«Antes de orientarlos acerca de cómo se va a desarrollar la elección del Sumo Sacerdote, me gustaría informarles de algunos cambios importantes. Para empezar, se trata de aquellos que se inscribieron como candidatos a Sumo Sacerdote y que anunciaron su renuncia».

Cuando el Sacerdote Superior dijo esto, mostró el papel que tenía en sus brazos.

Desde la distancia, no sólo parecían ser uno o dos los nombres escritos allí.

«No todos renunciaron, ¿verdad?»

Apreté mis manos debajo del escritorio mientras comparaba el número de candidatos reunidos con el número de nombres escritos en el papel.

«Muchas personas han expresado su intención de renunciar, así que considero necesario comunicarles quiénes son los candidatos que continúan en el proceso. Por favor, pónganse de pie cuando los llame».

Poco después, el Sacerdote Superior pronunció los nombres escritos al otro lado del papel. Pude ver a la gente ponerse de pie aquí y allá en el orden en que fueron llamados.

«Por último, pero no menos importante, el Sacerdote Carl».

Cuando lo llamaron por su nombre, Carl se levantó de su asiento con dificultad. Los sacerdotes que estaban sentados a su lado se apresuraron a ayudarlo, pero él se negó diciendo que estaba bien. Entonces comenzó una pequeña ronda de aplausos entre los sacerdotes que se sentaron. Al principio, los aplausos, que parecían vacilantes, explotaron repentinamente cuando una persona comenzó a aplaudir con fuerza. Era un aplauso fuerte como para darle la bienvenida a Carl.

«Deténganse, deténganse por favor».

Carl trató de detener a los sacerdotes sacudiendo las manos como si estuviera en problemas, pero sus gestos continuaron aún cuando se puso de pie.

Hasta el punto de que parecía haber sido elegido como Sumo Sacerdote.

Miré a los candidatos restantes y pude ver como sus rostros se llenaron rápidamente de resignación. Es comprensible. En este tipo de ambiente, ¿quién podría enfrentarse a Carl y seguir siendo un candidato a Sumo Sacerdote? Aun así, retractarse de su candidatura en este momento era un apoyo lamentable y vergonzoso.

‘¡No!’

Me senté sin más y miré a Carl. Con este apoyo, Carl se convertirá en el Sumo Sacerdote, sin necesidad de hacer una reunión.

‘Si se convierte en Sumo Sacerdote…’.

Él llevará a cabo una gran parte de las funciones en el Templo. Y también tendrá una gran autoridad en sus manos.

‘Tengo que detenerlo’.

Yo fui quien lo llamó para que se enfrentara a Yvelina, pero ahora trato de detenerlo.

Recordé lo que había visto en la memoria de Yvelina. Un sacerdote perfecto, que vive de acuerdo con las enseñanzas de Dios. El que cuidó y amó a la joven Yvelina y le impartió las enseñanzas de Dios.

Pero el único recuerdo que no pude ver me retuvo. Los gemidos de Yvelina, y la voz de Carl, mientras jadeaba, parecían decirme a gritos que él nunca debería asumir la posición de Sumo Sacerdote.

¿Pero cómo?

¿Qué diablos puedo hacer para cambiar esta situación y evitar que Carl se convierta en Sumo Sacerdote?

Por más que pensaba en ello, la respuesta no aparecía. No pude conseguir una respuesta clara, ni siquiera tras analizar todos los conocimientos sobre la elección que podía recordar.

«Me gustaría tener al menos la oportunidad de actuar en este momento».

Fue entonces cuando estaba nerviosa, sin saber qué hacer.

«¿No quieres que Carl se convierta en Sumo Sacerdote?»

“¡……!”

Latban me preguntó como si hubiera leído mis pensamientos. Cuando lo miré con sorpresa, de nuevo Latban habló con confianza y dijo:

«Entonces dame una orden.»

Como si pudiera hacer cualquier cosa si le daba una orden.

¿Qué diablos va a hacer?

Latban estaba quieto a mi lado esperando mi orden. Mientras tanto, el sonido de los aplausos inundó la sala de conferencias hasta el punto que me dolían los oídos. Lo supe por instinto que cuando este sonido termine, Carl se convertiría en Sumo Sacerdote.

Incluso si quedan muchos trámites antes de elegir un nuevo Sumo Sacerdote, al final estos no serían más que una formalidad, y era evidente que todos los presentes se ocuparían rápidamente de los trámites en nombre de Carl.

Miré a Latban.

A diferencia de mí, que no podía pensar en ningún plan, él me miraba con una cara de por qué no me están dando la orden.

«Por favor, dame una orden».

No, esto no es una orden. Es un favor que tengo que pedirte.

Pero Latban dijo que era una orden. ¿Cuál es la diferencia? Bueno, considerando la posición de él, como Caballero del Templo, y la mía, como la Santa, al igual que él dijo, todas las demandas que le hago serían consideradas órdenes. Pero ahora podía sentir que Latban no sólo estaba pensando en eso al decirlo.

Un favor es como una especie de deuda. Cuando recibí ayuda, tuve que devolverle algo a la persona que me ayudó algún día. Pero las ordenes son diferentes. Son unilaterales y no hay que devolver nada.

Independientemente de la forma que utilice para intentar cambiar el curso de la situación, no será algo fácil. Sin embargo, Latban me dijo que buscará una forma de hacerlo por mí y que no tendría que retribuírselo de alguna manera.

Miré a Carl parado en la distancia. Cuando él se convierta en Sumo Sacerdote, estará más cerca de mí que Latban. Pensando en eso, abrí la boca.

«Latban, ayúdame.»

Me pidió que le diera una orden, pero me negué a hacerlo. En cambio, le dije que me ayudara.

“…….”

Cerró los ojos pausadamente por un momento. Lo miré mientras contenía el aliento. De ahora en adelante, no sabía qué es lo que iba a hacer. Los aplausos que llenaban la sala de conferencias fueron disminuyendo gradualmente. Latban, no tardó en abrir los ojos, agarró la espada que tenía en la cintura. Para ser exactos, todo está censurado. Luego la levantó como si fuera a lanzarla sobre el escritorio frente a mí.

¡Estallido!

El fuerte sonido del hierro golpeando la madera se escuchó por toda la sala de conferencias. Los aplausos cesaron en un instante. Todos los presentes en la sala de conferencias quedaron sorprendidos y miraron hacia el lado donde se encontraba Latban.

Aunque sabía lo pesada que era su espada porque la había intentado sostener una vez, también me sorprendí por el sonido y mi cuerpo se tensó. Vi como la espada de Latban atravesó el escritorio frente a mí.

Y también como tuvo éxito en detener los aplausos y atraer todas las miradas que estaban sobre Carl.

‘¿Qué vamos a hacer ahora?’

Si solo fuera a hacer un sonido, debería existir una forma más sencilla de hacerlo que ésta. Cuando todos empezaron a buscar una explicación a las acciones de Latban, él les dijo a los sacerdotes.

«Lo siento por interrumpir la reunión, pero antes de continuar con la elección y que suceda algo bueno, quiero que solucionar primero este problema».

Latban, tras decir esto, se arrodilló frente a mí.

«Yo, Latban, el Comandante de la Orden Templo. Solicito mi despido porque no he cumplido con mis deberes».

Tan pronto como Latban dijo estas palabras, fue como si un peso terriblemente pesado cayó sobre la sala de conferencias, y todos estaban confundidos respecto a lo que estaba sucediendo. Si las personas reciben un impacto demasiado grande, no pueden reaccionar de inmediato. Tal vez, este es uno de esos momentos. En la sala de conferencias donde el sonido de los aplausos había desaparecido, el asombro se precipitó como una ola tormentosa.

Por primera vez, pude ver a lo lejos como la sonrisa en el rostro de Carl desapareció.

 

☆.。.†:*・゜☆.。†.:*・゜☆.

Perspectiva de Aslan

Miré a mi alrededor. El lugar donde me encontraba era la parte superior de la Sala Central del Templo. De pie en el punto más alto, el fuerte viento movió mi vertiginoso cabello rojo.

«Las cosas débiles no merecen venir» dije con un tono ligeramente arrogante.

El poder invisible a los ojos de los humanos ahora llenaba mi mirada. La señal más azul que el color del cielo se extendía ampliamente hasta el final de mi campo de visión, y se centraba en el Gran Templo. La fuerza se agitó suavemente como una cortina que cubre el cielo cada vez que el viento sopla.

Chasqueé brevemente mi lengua y sacudí mi hombro. El poder azul que permanecía sobre mí fue rechazado con fuerza por mi gesto. Sin embargo, lentamente se acercó de nuevo a mí como si no fuese a dejarme nuevamente. Giré mis hombros ligeramente, que hace un momento se sentían pesados.

¿Alguna vez había sentido este peso en mi vida?

«Como era de esperarse de la Santa».

Un lugar donde mi poder se encuentra con el poder de mi oponente. Una vez más admiré el poder de su santidad. Y esta enorme fuerza se mueve alrededor de una pequeña mujer humana llamada Santa.

Los humanos no lo saben, pero este continente es un lugar muy inestable. Debido a que es un lugar que conecta este mundo con otro mundo. Por lo tanto, también era un lugar donde muchas partes se separaban y surgían grietas. Yo también vine aquí a través de una de esas grietas. Pero antes de que pudiera regresar a mi mundo original, la brecha se cerró.

«Fue gracias a la Santa».

Cuando apareció la primera Santa, el continente inestable recuperó la estabilidad de la noche a la mañana. Eso significaba que la puerta para que yo pudiera regresar a mi mundo había desaparecido. Por supuesto, la Santa no era perfecta porque solo era una representante de Dios, y no Dios mismo. Entonces en la periferia del continente han aparecido y desaparecido constantemente pequeñas brechas. Y los magos que aparecían por todas partes del continente en este momento eran la prueba.

Seres que por curiosidad han descubierto grietas, o que van y vienen en busca de comida y luego no regresan.

Entre ellos, los demonios más afortunados soportaron comiendo humanos y bestias, y regresaron a su mundo a través de una brecha que se reabrió antes de que agotaran todas sus fuerzas. Y yo tuve muy mala suerte.

«No pude regresar a mi mundo».

Miré mi mano. Como había permanecido en forma humana durante tanto tiempo, mi aspecto original ahora era borroso. Miré de nuevo al cielo. Un cielo azul interminable se extendía por la vasta llanura sin montañas. Tendría que desgarrar este cielo por completo para tener la oportunidad de pasar.

Y ahora mismo es imposible.

Este no es mi mundo. Esto significaba que cuanto más me quedará aquí, más perdería mi fuerza.

Al principio, intenté desgarrar el espacio como loco. Sin embargo, el espacio desgarrado del tamaño de una uña del pie estaba lejos de ser suficiente para que pasara, y en cambio resultó en una avalancha de magos del otro mundo. Y todas las grietas que había creado fueron cerradas por el Poder Sagrado de la Santa.

Cuanto más intentaba desgarrar el espacio, más se desperdiciaba mi poder. Por lo tanto, tuvo que idear otro plan.

«Necesito un bebé».

Para nosotros los Magos, un bebé es un ser especial porque hereda nuestra apariencia y nuestro poder. Estaba más cerca de ser otro yo, que del niño en el que pensaban los humanos. Por supuesto, debido a que es un ser independiente, tiene una personalidad diferente aunque sea muy similar en todos los aspectos.

Si existe otro ser como yo, seré capaz de crear una brecha del tamaño en que mi cuerpo pueda pasar en ese momento.

Sin embargo, era imposible para mí tener un bebé en este mundo. Porque era algo que ya era muy difícil de hacer en mi mundo original, y aún más aquí donde no había un ser equivalente a mi existencia. Lo intenté varias veces en vano. Sin embargo, todo terminó en un fracaso, por no hablar de los resultados. Desde el momento en que es fecundado por primera vez, no hay condiciones suficientes para resistir el enorme poder del joven mago. No hay un ser tan fuerte en este mundo.

Entonces me di cuenta.

Si había una persona. Ni siquiera la había considerado porque su poder era muy opuesto al mío.

La Santa.

Sin embargo, el hecho de encontrar a un ser posible no lo solucionaba todo. Dependía totalmente de la Santa que mi heredero viniera al mundo. Depende de la voluntad de la Santa soportar y llevar a mi heredero en su cuerpo. Al principio, pensé en usar mi propio poder mágico para acceder a su cuerpo e implantarlo, pero eso era casi imposible.

En primer lugar, el Poder Sagrado de la Santa era algo a lo que no se podía acceder fácilmente. Además, incluso si lograba someterla, si mi magia no lograba mantener su espíritu ni siquiera un poco, la Santa trataría de matar inmediatamente al descendiente del mago, el cual dañaría enormemente al mundo en el futuro.

Entonces, ¿qué debo hacer?

Así pasé mi tiempo preocupado . Entonces sentí un cambio en su Poder Sagrado. De repente, su poder se debilitó y comenzó a temblar de manera caótica. Por supuesto, a pesar de todo esto, no todo su enorme poder desapareció. ¿Qué diablos estaba pasando?

Mientras sentía curiosidad al respecto, llegó un mensaje a la Isla de los Magos a través del mar distante. Tan pronto como llegó, me di cuenta sin preguntar quien lo había enviado.

Era una carta que por fuera no parecía gran cosa. Sin embargo, estaba estrechamente relacionada con un poder que no podía romperse a menos que fuera mi maná.

Cuando abrí la carta, No podía creer lo que estaba viendo.

Había un mensaje escrito por la Santa en el que me pedía ayuda y decía que me daría cualquier cosa a cambio.

«Por eso vine hasta aquí…».

Curiosamente, las cosas se juntaron y sucedió algo molesto. Principalmente, el hecho de que la Santa no recordaba el acuerdo que tenía conmigo.

Menos mal que le pedí que firmara en la placa de piedra.

De lo contrario, nuestro contrato habría sido completamente inexistente.

Mientras estaba mirando al cielo, extendí la mano. Una magia roja brotó de la punta de mi mano y cubrió el cielo. Atravesando el poder espiritual azul, subió por encima de las nubes hasta un lugar más alto y rápidamente se extendió en todas direcciones.

Pude sentir los murmullos de las personas que se encontraban abajo. Bueno, este es un lugar donde esta concentrado el Poder Sagrado, por lo que no hay forma de que no se sienta este enorme movimiento de maná.

Mientras estaba aquí, recordé al idiota de cabello negro que fue grosero al mantener la calma. Y al perro de cabello amarillo junto a él, quien había ayudado a la Santa a que saliéramos de la habitación. Me sentí mejor al pensar como esos dos iban a saltar por ahí maldiciendo.

Por supuesto, ahora que estoy haciendo un movimiento de maná tan grande, decir que solo estarían ofendidos era poco.

«Necesito encontrarlo».

Pude confirmar que las marcas en el cuerpo de la Santa le estaban quitando su Poder Sagrado. Entonces, ¿a dónde ha ido a parar el Poder Sagrado perdido? Cuando esos dos perros ladraron diciendo que era extraño, el Poder Sagrado de la Santa no se sintió en las personas que la rodeaban y en aquel personaje hasta el punto de sentirme disgustado.

Ahora mi maná atravesaba el horizonte. Una capa delgada, pero irrompible de mi maná se extenderá por todo el continente. Y encontraré el Poder Sagrado perdido.

 

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