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Perspectiva de León
‘Estoy lanzando una carnada’.
Mi situación se podría explicar así.
‘Me alegro de haber trabajado en ello de antemano’.
No en vano Carl se había encontrado con los Sacerdotes Principales antes de la reunión. Ya que sus pensamientos podrían cambiar al momento de la elección del Sumo Sacerdote.
Yo pude unirme a la Reunión de Elección sin ningún problema debido al permiso de varios de los Sacerdotes Principales. Por su puesto no fue fácil recibirlo, para esto necesite entregarles varios objetos valiosos para evitar las miradas de la gente.
Obviamente, no solamente necesite esto para poder ingresar. No fue fácil para mí, un completo forastero, entrar en esta importante Reunión de Elección. Sin embargo, tan pronto como Latban apareció y garantizó mi identidad, todos lo aprobaron a León sin ninguna queja.
«¿Fue por Latban?».
De hecho, fue gracias a la dedicación de Latban que el Templo que había ido decayendo con el tiempo, todavía podía mantener su estatus. Incluso las personas que vivían a la afueras del continente y fueron salvadas por Latban, decían su nombre al final de las oraciones en lugar del nombre de Dios.
Desde hace algún tiempo, Latban era más poderoso que la Santa. Pero nadie lo critica debido a que saben que él cumple con su deber siguiendo a Dios más que nadie. También era más fuerte que cualquiera en el continente.
Entre los Caballeros del Imperio que me seguían, se encontraban unos tenientes. Tan pronto como ellos vieron a Latban desde lejos, se emocionaron hasta el punto que me dijeron cosas que ni siquiera les había preguntado.
«El Príncipe Heredero nunca lo ha visto, por lo que es posible que no lo sepa. Los Caballeros como nosotros, nos sentimos honrados y tristes de ser contemporáneos a él. Él es como un muro que nunca podremos superar en nuestra vida».
Si alguien los escuchara, pensarían que Latban es quien les está dando su riqueza y estatus. Regañé al Teniente diciéndole que si lo seguían elogiando con tales expresiones y comentarios de ese tipo, necesitarían trabajar duro hasta el punto de aumentar cuatro rangos. Pero debido a su comentario, pude comprender cuán confiable se veía Latban entre la gente.
«Es útil ahora, pero…».
Más adelante, se convertirá en un obstáculo en mis planes.
Me hundí profundamente en la silla y la sacudí con fuerza, empujando el extremo del escritorio con los pies. A mí me gustaba esta posición, en la que podría caer si cometiera un pequeño error. Una sonrisa amarga y antipática apareció en mi rostro, mientras disfrutaba de la peligrosa sacudida.
«Cooperamos, pero no queremos compartirla».
Recordé a la Santa rodeada por tres hombres moviendo su cola. También su expresión de miedo cuando Carl apareció de nuevo y su cara de alivio cuando la sostuvimos y nos miró a los tres.
Habría sido muy agradable verlo solo. Pero pronto calmé mi arrepentimiento al pensar en la imagen la Santa que había visto fuera de la Santa Sede. En donde ella se había detenido cada tres pasos a mirar las cosas de la ciudad con curiosidad y detalle. Y yo probablemente soy el único que conoce esa faceta de ella.
De nuevo, Latban y Aslan vinieron a mi mente. Y también pensé en Carl, que tenía una mirada fija en la sala de conferencias que se convirtió en un caos.
«¿Qué habrías hecho sin mí?»
El Caballero y el Mago son dos personas con poderes que yo no tengo, por lo que eran necesarios para la Santa. Sin embargo, luchar no es sólo cuestión de poder. Si compitiera con ellos en el campo de batalla estaría en desventaja, pero la Santa Sede es un lugar donde peleas con tu lengua, y no con una espada..
Estaba agradecido de que el campo de batalla fuera uno donde podía moverme con facilidad. Y al final, la última persona en ganar será yo.
Toc, Toc.
«Adelante».
Cuando respondí al llamado de la puerta, uno de mis tenientes entró pronto e inclinó la cabeza.
«¿Qué sucede?»
«El Sacerdote Carl se encuentra afuera en este momento».
«¡¿Qué?!»
Me puse de pie de un salto cuando escuché el nombre de Carl. Como resultado, la silla que era inestable, se movió como si se fuera a caerse, pero recuperé rápidamente la estabilidad con habilidad y me senté.
«… Haz que entre».
«Está bien».
Cuando el Teniente se fue, me miré rápidamente en el espejo. La última vez que conocí a Carl, mostré una actitud de Príncipe Heredero moderadamente arrogante y arbitrario. ¿Qué debería agregar a mi actuación de hoy? Me preocupé brevemente. Carl era un hombre formidable, así que lo mejor era elegir un personaje con la menor cantidad de mentiras posible.
Me miré al espejo y deliberadamente desordené una parte de mi ropa y revisé mi expresión. Después de un rato, estaba de pie en el espejo, luciendo algo nervioso pero irritado. No me resultó difícil lograr esa expresión. Cuando pensé en Latban y Aslan, apareció por sí sola.
Quité intencionalmente la alfombra, por lo que pude escuchar el sonido de una persona caminando desde afuera de la puerta. Debido a que era un sonido excepcionalmente fuerte, me informó que la persona que se acercaba era realmente Carl.
«Lancé el anzuelo, pero no esperaba que atrapara a quien quería desde el principio».
Después de la reunión, me moví con afán. Tenía que hacer lo que Latban y Aslan no podían hacer. Me encontré con varios Sacerdotes Principales y les expuse en secreto lo que quería de ellos. Y era lo mismo que quería de Carl.
«Pensé que entonces obtendría una respuesta».
Aquellos que tienen el mismo propósito deben elegir entre tomar la mano de su oponente o cortar la mano de su oponente. Por supuesto, yo no dudaba de que Carl era de los elegía la segunda opción. Por supuesto, yo también era una persona que elegía lo segundo.
‘Pero es más fácil darse cuenta de cuándo te van a cortar la mano si finges tomarse de las manos primero’.
Decidí que era mejor verlo a menudo y averiguar cómo opera en lugar de mantenerme alejado de él y ser cauteloso. No puedo perder ninguno de sus movimientos. Entonces debería fingir ser un poco estúpido y aumentarle el ego.
Pronto apareció mi subordinado y Carl, y cuando llegaron intercambiamos saludos ligeros fingiendo darles la bienvenida. Deliberadamente mantuve a Carl de pie y cuando confirmé que su cuerpo se agitaba y estaba temblando, y le recomendé que se sentara como si lo acabara de recordar. Esto lo hice porque al afectar su fuerza física hay una oportunidad para que cometa errores.
«Es bueno tenerte aquí. De hecho, quiero pedirte un favor».
Le hablé como si estuviera tratando con mis subordinados, pero el rostro sonriente de Carl permaneció sin cambios.
«No puedo creer que el Príncipe Heredero le pida a un plebeyo como yo un favor. Lo único que puedo hacer por ti es guiarte ante esta situación. Ni siquiera sé si puedo hacerlo bien porque he estado fuera por mucho tiempo».
«Escuché que estuviste aquí por mucho tiempo. ¿Cuánto habrá cambiado después de eso? Más que eso…»
Le hice un gesto para que saliera el oficial adjunto que estaba en la esquina. Poco después de que el Teniente se fue, agité deliberadamente mis piernas y me toqué las manos como si estuviera inquieto y le dije…
Ahh quiero mas pero mis ojos ya no pueden, a ver si al rato que descansen, eso me pasa por dejarla a final del día, pero el postre siempre es al final
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