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Fue durante una relación con Aslan cuando Yvelina le quitó el liderazgo del cuerpo.
De repente, mi campo de visión se oscureció y todo se volvió oscuro. En lugar de estar en los brazos de Aslan al despertarme, me encontré en una oscuridad cuando volví en sí
Mientras soñaba de nuevo, pensé que había entrado en la conciencia de Yvelina, pero pronto, las imágenes que ella veía se desplegaron frente a mí.
Tuve que ver cómo Yvelina destruía los Templos después de completar su contrato con Aslan.
Independientemente de si su objetivo era matar a los sacerdotes, Yvelina sólo le ordenó a Aslan que contaminara los santuarios y destruyera los Templos, pero no le dedicó ni una sola mirada a la gente que huía.
Y ahora, el Gran Templo se encontraba a la vuelta de la esquina.
«Lo mejor sería que todos huyeran».
Si fuera así, preservarían sus vidas, pero parecía que el Gran Templo eligió luchar contra Aslan. Vi el límite hecho de Poder Sagrado, el cual era transparente, y parecía una gruesa pared de cristal, que bloqueaba todo el acceso. Por eso la gente que salió corriendo del Gran Templo se sorprendió y golpeó el límite al intentar salir, pero fue en vano.
«Si es así…»
Obviamente, ese límite impedirá el ataque de Aslan hasta cierto punto. ‘¿Pero podría bloquearlo hasta el final?’
Al ver como Aslan destruía los otros Templo en el Continente, pensé que Aslan eventualmente rompería ese límite sin importar lo débil que fuera su maná. Entonces, lo que sucedería después era obvio. Volví a mirar el límite.
La Sala del Gran Templo era un lugar para aceptar y tratar a mucha más gente enferma que en los otros Templos. Estaba claro que la gente que se encontraba allí moriría tal cual, perdiendo incluso la oportunidad de escapar.
Recordé mi antigua vida que ahora era lejana. Era una vida de esperar el día de mi muerte sin salir en todo el día. Incluso si vivía el resto de mi vida como entonces, nunca quise terminar mi vida a causa de otros, al menos no por la enfermedad que tenía.
Grité a la oscuridad.
«¡Yvelina!»
Mi voz desapareció en la oscuridad por completo.
«¡Yvelina, salva a la gente!»
En la oscuridad, donde la respuesta seguía sin aparecer, volví a gritar con fuerza:
«¡Lo que quieres es el Templo y a Carl! ¡Los demás son inocentes!»
«¿Lo que quiero es el Templo y a Carl?»
Después de perder mi cuerpo, Yvelina respondió a mi llamado por primera vez. Su voz fría y sin emoción siguió:
«Crees que has perdido tu cuerpo. Para ser exactos, he recuperado mi cuerpo».
‘¿Acaso podía leer mis pensamientos?’
«…….»
No pude responder a las palabras de Yvelina. Porque ella tenía razón. Mi vida ya había terminado. Y tuve la suerte de tener la vida de Yvelina porque ella me eligió.
Era natural que un día desapareciera lo que había obtenido sin ningún motivo, pero las lágrimas me llenaron su garganta.
Sabía que estaba siendo egoísta y desvergonzada al pensar que era mío algo que sólo era prestado. Pero quería seguir viviendo su vida.
«… la cambié».
Conocía el final de Yvelina. Originalmente, estaba destinada a perderlo todo debido a Iris y a morir quemada frente a la fría mirada de Latban, León y Aslan.
Pero todo ese flujo se torció. Latban, León y Aslan ahora me querían y trataban de protegerme más que a nadie, a pesar de que mi Poder Sagrado había sido transferido a Iris. Todavía no sabía cuál sería el final de la vida de Yvelina, pero lo que sí era seguro era que ahora no se enfrentaría al final de morir quemada en el fuego de la hoguera. Así que… quería argumentar que mis esfuerzos hicieron que su destino cambiara.
«Cambié tu futuro. Yo… ¡hice que vivieras más tiempo!»
El grito de maldad salió de mi boca porque quería vivir más. Yvelina, que había estado callada durante mucho tiempo, volvió a responder:
«Sí, te lo agradezco. Cuando te vi por primera vez, pensé que no durarías mucho.. Pues bien, aguantaste aquí e hiciste de Aslan, Latban y León cuatro bandos. Gracias a esto, pude conseguir mi objetivo mucho más cómodamente de lo que pensaba.»
«¿Objetivo? ¿Tu objetivo era destruir el Templo?» ¡Podrías simplemente matar a Carl! ¡Por qué a las personas inocentes…!»
«¿Acaso no son culpables?»
Preguntó Yvelina con voz fría. Podía responder a la pregunta con orgullo.
«Y, ¿qué pasa con la gente que acaba de llegar al Templo para ser tratada? ¡Carl sólo cometió un error! Así que si lo matas…!»
«¿Sólo Carl?»
Ahora la voz de Yvelina se escuchaba como sollozos.
«No me hagas reír. Todos son cómplices».
«¿De qué estás hablando?»
No pude entender fácilmente por qué dijo que todos eran cómplices, así que en cuanto intenté pensar una respuesta, escuché la voz de Yvelina.
¿Acaso yo fui la primera?»
De repente me quedé con la mente en blanco, como si me hubieran golpeado la cabeza con un martillo.
Pensé que todo esto era culpa de Carl. Que todo esto había sido causado por un sacerdote malvado e incorrecto. Pero, ¿Carl era el único sacerdote con un corazón así? ¿Era la única Santa que dedicó su Poder Sagrado sin saber nada?
Todos eran cómplices. Sus palabras me hicieron sentir escalofríos por todo mi cuerpo.
Hasta el momento ha habido numerosas Santa. Y el Gran Templo seguía en pie como si nada hubiera pasado. En cambio, cuantas Santas fueron enterradas silenciosamente bajo el Templo.
Yvelina dijo firmemente con voz temblorosa:
«Me preguntaste si mi objetivo era destruir el Templo. Sí, destruiré todos los Templos de este Continente. Para que el Poder Sagrado no vuelva a estar allí. Para que la gracia de Dios no permanezca en esta tierra. Y…»
«Para que algo parecido a una Santa no vuelva a aparecer en este mundo».
Al momento siguiente, la magia de Aslan voló bruscamente hacia el Gran Templo.
En cuanto la llama de Aslan tocó el límite del Gran Templo, el mundo se estremeció como si hubiera ocurrido un terremoto. Mil años después, los enormes pilares que parecían indestructibles empezaron a temblar y a agrietar el techo que sostenían.
Cuando los murales que los pintores famosos habían dibujado se partieron y se hicieron polvo, todos los que estaban rezando a Dios dentro del Templo salieron corriendo y gritando.
Pero lo único que vieron afuera no fue un milagro de Dios para ellos, sino una enorme bola de fuego de maná que pareció quemar a todos hasta la muerte. Las llamas de maná se extendieron hacia los lados sin amortiguar el impulso y golpearon la ciudad alrededor del Gran Templo.
Los que se habían apresurado a evacuar desde que apareció Aslan lloraron en busca de Dios cuando vieron su casa arder a lo lejos, y los que creían en el Gran Templo se aferraron a sus cuerpos en llamas y lloraron por Dios.
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Perspectiva de Iris
Un ataque convirtió el mundo en un infierno. Y el lugar de la Santa no fue una excepción.
«¡Santa! ¡Ayúdanos!»
Los sacerdotes, que vigilaban el exterior, tiraron ahora todos sus modales, abrieron la puerta, entraron y se postraron ante Iris. Mientras tanto, con una enorme explosión, el cielo del Gran Templo se cubrió de llamas. Cualquiera que tuviera ojos podía notar que el límite creado con el Poder Sagrado se debilitaba.
Ahora sólo había una persona en la que debían confiar y a la que debían aferrarse.
«¡Santa, por favor protégenos!»
«¡Santa! Por favor, protégenos a nosotros!»
Iris se acercó a ellos y miró a los sacerdotes con una expresión en blanco.
No sabía qué hacer.
El Sumo Sacerdote Carl la obligó a venir aquí, ella se negó a venir con él diciéndole que la única persona que tenía que estar aquí era la Santa. Y él le dijo que precisamente por eso ella tenía que estar aquí, que el Gran Templo era el único lugar para la Santa y que aquí podía disfrutar de una vida rica, segura y pacífica.
Como él había dicho, Iris había sido tratada extremadamente bien desde que llegó al Gran Templo. Le asignaron una habitación lujosa y espaciosa como nunca había visto, ropas lujosas, y una comida que parecía reunir toda la comida del mundo. Pusieron delante de ella cosas lujosas que ni siquiera había soñado o que ni sabía que existían tales cosas en el mundo. El primer día fue aturdidoramente bueno.
Las mantas de la cama y la ropa sobre su cuerpo eran tan suaves y cálidas que se preguntaba si estaban hechas de alas de ángel, y nunca sintió hambre después de entrar a este lugar.
Era la primera vez en su vida que Iris se quedaba dormida en una habitación cálida con el estómago lleno, enterrada en ropa de cama suave y limpia.
A la mañana siguiente, Iris notó que quería quedarse mucho tiempo. Si realmente era una Santa, y este Poder Sagrado no funcionaba para todas las Santas… ¿No podría seguir disfrutando de ellos?
Pero esa idea desapareció hace menos de medio día.
Apelando a que otros sacerdotes querían ver a la nueva Santa, el Sumo Sacerdote Carl llevó varios sacerdotes a la residencia de la Santa sin el consentimiento de Iris. En cuanto entraron las docenas de sacerdotes y la saludaron, a Iris se le enfrió su columna vertebral.
Todos la miraban con ojos serios. También querían que Iris usara su Poder Sagrado inmediatamente. En ese momento, Iris se dio cuenta de que todo lo que tenía se debía al Poder Sagrado que Dios le había otorgado. Si un día su Poder Sagrado desaparecía de repente como sucedió con la antigua Santa Yvelina….
Esa noche, Iris no pudo dormir aunque estuviera llena, bien vestida, o acostada en una cama suave en una habitación cálida.
Las imágenes de los sacerdotes que vio durante el día y las personas por las que clamó y rezó al venir seguían viniendo a su mente. Entonces fue consciente del hecho de que nadie le preguntó su nombre, su familia o su historia. Para todos, sólo era importante el hecho de que el Poder Sagrado que los protegía había regresado.
«¡Santa!»
Iris volvió en sí al ver que otros sacerdotes entraban bruscamente a su residencia hasta el punto de casi romper la puerta. Mientras tanto, el límite del Templo visto desde la ventana se debilitaba poco a poco.
«El Sumo Sacerdote dijo que sólo la Santa puede salvarnos. Date prisa».
El sacerdote, que dijo esto, agarró a Iris por el brazo y la arrastró fuera. Esta era una falta de respeto inimaginable, pero nadie había señalado el comportamiento del sacerdote. No, más bien, hubo algunos que la miraron con resentimiento por no haber hecho nada hasta ahora.
Iris fue llevada a la plaza central sin siquiera poder rebelarse debidamente. Allí, numerosos creyentes se reunieron y miraron al cielo con ojos llenos de miedo. Iris también levantó su mirada y observó hacia donde se dirigían los ojos de la gente.
A lo lejos, se veían dos personas flotando junto a la forma de una enorme bestia mágica. Aunque no podía verlos con detalle, Iris sabía quién era uno de ellos.
«Aslan…»
La energía abrumadora e intensa que sintió cuando lo vió por primera vez la volvió a sentir de nuevo. Mientras miraba a Aslan, Iris miró a la mujer que estaba abrazando. Entonces alguien señaló al cielo y gritó:
«¡No puedo creer que esa Santa caída haya traído una bestia mágica a este lugar!»
«¿Cómo lo atrajo?» ¡Es tan sucia e inmoral!»
Vociferaban y gritaban al cielo como un ataque. Era la lucha de los que no podían superar su miedo a morir pronto.
Carl caminó entre ellos, se acercó a Iris y se inclinó.
«Santa».
«…….»
«Este límite está hecho de Poder Sagrado. Es hora de mostrarle a esa arrogante bestia mágica quien protege esta tierra y quién es la persona más amada por Dios. Así que, por favor, muéstranos tu poder a todos nosotros».
«Santa Yvelina…»
El rostro de Yvelina en los brazos de Aslan no era muy visible debido al viento que soplaba tan lejos y a las llamas de maná que cubrían el límite.
A pesar de este alboroto, Iris sólo sentía pena por ella.
Sabía que la dueña original de su Poder Sagrado era Yvelina. ¿Pero era solamente ese hecho el que hacía que sintiera curiosidad por todo lo relacionado con ella de esta manera?
Iris recordó la primera pregunta que tenía:
‘¿Por qué este Poder llegó a ella entre las innumerables personas del Continente?’
¿Era sólo una coincidencia?
Entonces recordó las últimas palabras de su madre que había olvidado durante un tiempo.
«Acude… Mejor… Tu hermana….»
Iris dio un paso adelante, pasando por delante de los que la retenían. Luego se acercó a la mujer del cielo y murmuró:
«No es posible… ¿Hermana?»
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