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Perspectiva de León
Ahhh, pensó León al ver que la puerta se elevaba lentamente con el sonido de una fuerte polea que se movía.
‘Entre los 15,000 Caballeros, se mezclan los de Adenber’.
Los superaban diez veces en número, pero no creía que fuera a perder. Los caballeros que vinieron a Adenber hacían parte de la élite de los Caballeros Imperiales. No era gran cosa enfrentarse a los caballeros errantes y a las tropas que se reunieron. Sin embargo, León estaba empezando a molestarse.
“Debería haberlos matado antes”.
Ya sabía que la gente se estaba reuniendo, y sabía que algunos de ellos eran buenos incitadores. Sin embargo, después de mucho tiempo había tenido la oportunidad de venir a Adenber con Leona y disfrutar ese tiempo con ella. Así que le daba un poco de pereza tratar con ellos, y no sabía que esto iba a pasar.
León blandió la espada en su mano. Hacía mucho tiempo que no la blandía, así que su velocidad de alguna manera no se sentía como antes. Después de eso, pensó que no debía detener el enfrentamiento con los caballeros hasta que volviera a la capital de Adender.
«Necesito un Caballero más fuerte…»
En ese momento, la expresión de León se distorsionó debido a la persona que le vino a la mente. Maldito bastardo ¿Dónde estás y qué estás haciendo con Lina? Mientras León estaba maldiciendo a alguien, la multitud de enfrente vio a León y comenzó a gritar:
«¡Asesino!»
«¡Asesino!»
León no estaba particularmente enfadado ya que era verdad. Había matado a mucha gente mientras unificaba el Continente.
«¡Devuélvanos a la Santa!»
Pero como era de esperar, se enfadó por ese comentario.
“Tampoco está a mi lado en este momento. No son los únicos que quieren verla”:
No había visto a Lina desde hace casi un año. La última vez que la vio fue el año pasado cuando vino al Palacio Imperial de Adenber. Ella venía con Latban, le dio un beso a él y a Leona con una mirada apenada cuando se enteró que había un nuevo sitio donde había ocurrido un ‘espejismo’ (fractura espacial), por lo que abandonó el Palacio Imperial. Él no tenía resentimiento hacia ella. Sólo estaba molesto con ese cachorro pelirrojo que desapareció después de dejarle a ella una gran deuda.
Y en cuanto llegó Leona, León sintió nostalgia al ver el jardín favorito de Lina, pero ¿por qué siguió hablando de Lina hasta el punto en que la niña seguía pasando por aquí? Si Leona lloraba porque extrañaba a su mamá…
León tensó su agarre sobre la espada. Ahora sí que iba a matar a todos esos bastardos. Por supuesto, siempre pensó en matar a la mayoría de ellos.
Mientras tanto, un hombre se colocó al frente de la multitud.
“¡Emperador, no estamos aquí para pelear!”
“Sigue hablando” dijo León inexpresivo.
“Sólo déjanos ver la cara de la Santa una vez”.
“Ella está en medio de un tratamiento médico”.
«¿Dónde se está recuperando?»
«¿Hay alguna razón por la que deba decírtelo?»
León conocía la intención del hombre que seguía arrastrando sus palabras. E intentó deliberadamente mostrarse evasivo ante la gente sin ser capaz de responder con claridad.
“Creo que el tema de la Santa surgirá más de lo que pensaba”.
Si las cosas eran así, los Caballeros de hoy no serían todos. Claramente, su intención es unirse a las fuerzas de otro reino en ruinas y seguir suscitando rumores, para luego crear una fuerza mayor creando una razón legítima para su expedición.
«¡Salvemos a la Santa!»
«¡Por la gloria del Templo!»
Es una locura.
León, que llevaba un rato perdido en sus pensamientos, suspiró y acomodó su espada. De todos modos, creía que necesitaba ver algo de sangre hoy. Mientras tanto, el ímpetu de la gente se volvió más pronunciado.
Ahora que la gente había tomado las armas, estaban dispuestos a arriesgar sus vidas por su noble propósito de salvar a la Santa. La tensión rondaba. De cualquier manera, si alguien se movía un paso, la confrontación comenzaría. Fue entonces cuando…
«Todos, retrocedan».
Era una voz tranquila, ni elevada ni baja. Sin embargo, León la escuchó claramente en su oído incluso en medio de los gritos de la gente exaltada. ¿Será que fue el único que la escuchó?. Las personas que habían estado gritando hace un rato se callaron de repente y encontraron al dueño de esa voz. León se volteó lentamente.
Una mujer con capucha caminaba entre los Caballeros. León vio a la mujer que caminaba hacia él sin respirar. Y en el momento en que estuvo frente a León, se quitó la capucha.
Su característico cabello dorado, brillaba bajo el sol y resplandecía. Sus ojos azul oscuro miraban a León. Sus labios rojos que quería devorar de inmediato se curvaron suavemente y le dijeron:
«Hola, León. Te pedí que me contactaras si pasaba esto».
Lina estaba de regreso.
***
Con la llegada de Lina, la batalla terminó sin siquiera comenzar. La Santa, que tanto habían pedido que saliera, apareció. Y se encontraba bien. Cuando alguien cuestionó si era una verdadera Santa, Lina creó un límite protector hecho de Poder Sagrado alrededor de la Orden Imperial, a modo de respuesta.
Ese fue el final de todo.
«Mamá, come esto también».
Lina sonrió y besó la frente de Leona, que no paraba de entregarle frutas mientras la sostenía en sus brazos. Tal vez ella recordaba todas las frutas que disfrutó la última vez, ya que Leona solamente pinchó las frutas que le gustaban a Lina. Lina, que estaba comiendo fruta, le dio las gracias y miró a los dos hombres sentados frente a ella.
“Tu apariencia ha mejorado desde la última vez que te vi, Latban”.
“No creo que sea así. En cambio parece que tú has estado muy a gusto, e incluso has ganado algo de peso”.
«¡No, no he ganado peso!»
«¡Mi padre no subió de peso!»
Gritaron León y Leona al mismo tiempo en respuesta a las palabras de Latban. Lina miró esta escena con una expresión complicada. León y Leona no sabían cómo se parecían cada día más.
A propósito del tema de que no había ganado peso. León se frotó lentamente la espalda. No creía que hubiese ganado peso, pero sí que se había movido menos porque no había guerra.
Los ojos de León escudriñaron a Latban, mientras pensaba que a partir de mañana debería ejercitarse intensamente. Originalmente, Latban ya era la utopía de los caballeros, pero ahora no sabía cuántos lugares había recorrido con Lina para protegerla, su cuerpo parecía más fuerte.
Nunca había pensado ir a algún sitio, pero en el momento en que se comparó con Latban, sintió que había perdido de alguna manera. Leona no pasó por alto la expresión rígida de León. Leona se bajó de los brazos de Lina, fue al lado de Latban y dijo:
«No puedo soportar más la falta de respeto del Señor, levántese».
A la orden de una niña que no llegaba a la cintura, Latban se levantó, y cuando Latban se levantó, Leona agarró el dobladillo de su ropa y gritó:
“Voy a salir con Lord Latban un momento”.
«¡Leona!»
«¡Leona, a dónde…!»
Sorprendidos por las palabras de Leona, León y Lina se pusieron de pie sobresaltados, pero en ese momento, Latban y Leona desaparecieron sin dejar rastro. León vio la pequeña silla que había dejado originalmente para Leona y ahí estaba el collar que Leona siempre llevaba en su cuello.
***
«¿Va a estar bien?»
Lina miraba las montañas a lo lejos, mientras apoyaba su barbilla en la ventana. Ante las palabras de Lina, León se encogió de hombros y respondió:
“Todo va a estar bien. Desde que ella se fue con Latban, de lo que tenemos que preocuparnos es de las bestias mágicas que viven en esas cordilleras”.
«Es cierto, no puedo negarlo».
No había que temer que Leona saliera herida, dado que Latban estaba junto a ella. Además, viendo que ella desapareció con Latban durante el día, parecía haberse vuelto más hábil en el uso de la magia durante este tiempo. Estaban el Caballero más fuerte junto a la maga que se convertiría en la más fuerte, si ya no lo era. Y probablemente se convertiría en una Reina allí.
“De hecho, hay algo que quería decirte apenas llegué, pero te lo digo ahora” dijo Lina.
«¿Qué es?»
León apoyó su cabeza en la mano que tenía Lina en el sofá. A primera vista, parecía el comportamiento de un cachorro que pedía caricias, pero el movimiento y su mirada pertenecía al de una bestia sin igual.
Lina desvió su mirada hacia las lejanas cordilleras. Ya que León la estaba mirando fijamente como si estuviera esperando que ella lo mirara. Entonces, Lina preguntó:
«¿Por qué no usaste el anillo?»
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Lina se alegraba de que Iris se hubiera enterado de la situación y viniera a toda prisa, pero si no hubiera llegado a tiempo, una batalla habría tenido lugar definitivamente. Incluso en esta situación, León no la había contactado. Ante la pregunta de Lina, León tomó su mano y besó la punta de su dedo.
«No era algo urgente. Esto era algo que podía resolver perfectamente”.
«Pero…»
«Lina, yo… No, nosotros queremos lo mismo».
Al oír «nosotros», Lina dejó de hablar, porque sabía a quién se refería León.
«Que vivas libremente en el mundo. Nosotros queremos retenerte, pero no lo hacemos”.
«…….»
La expresión de Lina se desdibujó ante sus palabras. León se levantó, besó su mejilla y dijo:
«Y tengo miedo».
«De qué…»
“De que si te contacto una vez, vendrás. Y que se convierta en una, dos veces… Entonces me volveré codicioso y esperaré que te quedes un poco más. Me gustaría poder estar a tu lado todos los días. Y algún día desearé firmemente que no te vayas… lo suficiente como para obligarte a que te quedes”.
«…….»
«Por eso me aguanto, para no destruir tu libertad».
Ante las palabras de León, Lina lo miró. Ahora él era el Emperador del Imperio que controlaba todo el Continente. Así que si se decidía…Podía hacerlo. Por supuesto, Latban no dejaría que lo hiciera, pero cuánto tiempo podría aguantar si todo el mundo los estaba persiguiendo. Lina levantó su mano y se echó el cabello hacia atrás. Y esta vez besó a León en la mejilla.
«Gracias, León».
«…….»
«De verdad… Siempre te estaré agradecida».
Lo decía en serio. León la había ayudado con demasiadas cosas. No sólo a ella, sino también a Iris, Latban y Leona. Y muchas cosas se habían resuelto fácilmente gracias a León. ‘¿Cómo podría pagarle esta gratitud?’
León abrazó su cintura, sintiendo los pequeños besos que caían sobre sus mejillas con una expresión agradable.
«No tienes que agradecerme. Por supuesto, esto es lo que tengo que hacer. Por mi amada Emperatriz».
‘Emperatriz’. Cuando dijo eso, Lina cerró sus ojos.
«La mujer más noble de este Imperio. Hoy, por favor….»
León le susurró lo que quería:
«Quédate como mi esposa».
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