Episodio 4.3
“Su Alteza, lo liberé después de escuchar que nunca volvería a acercarse a este lugar.” (Seok-yeong)
Seok-yeong, el ayudante de Muon, que llegó al pabellón con retraso, dijo eso. Solo entonces Seolha se dio cuenta de que su atención se estaba desviando de ella y rápidamente retrocedió un par de pasos. Muon, quien la miró retroceder como una bestia vigilante, trató de extender su mano con pesar y la retiró.
Luego, recogió la carne asada y la cortó él mismo y se la entregó a Seolha. Fue entonces cuando sintió el olor a carne después de mucho tiempo. Cuando ella tragó la saliva que se había acumulado en su boca sin darse cuenta, él dijo.
“Come todo lo que quieras. Soy yo quien tiró tu carne.”
Seolha miró al Príncipe Yeom, quien trajo el ciervo que había cazado a su pabellón para alimentarla con un trozo de carne y lo desmanteló él mismo.
Él dijo que el Emperador ya debe saber esto. La evidencia era que no había nadie deambulando por este lugar, a pesar del olor a carne quemada y las llamas ardiendo como si el pabellón se estuviera quemando.
“… Niñera. Tráeme un recipiente para la carne.” (Seolha)
“No tenemos un almacén de congelación, y se pudrirá pronto.”
“Hay un hombre enfermo. Se lo daré porque despertará pronto.” (Seolha)
“¿Qué?”
Seolha se mordió la punta de la lengua. Fue solo cuando vio al hombre que preguntaba, que se dio cuenta que había cometido un error. – ‘¿Cómo puedo hacer que el Príncipe Yeom sienta curiosidad por alguien? …Fui estúpida.’
“Hay un sirviente.” (Seolha)
“Pensé que tú y esa mujer eran las únicas en este pabellón. Hay un hombre de repente. Eres muy generosa.”
“Es un eunuco. Ha sido asignado a mí durante unos días.” (Seolha)
Muon le guiñó un ojo a Seok-yeong. Este entró al pabellón para averiguarlo. Aun así, Seolha no detuvo a Seok-yeong porque ella no mintió. Sin embargo, cuando Seok-yeong, que había entrado, volvió a salir corriendo con cara de terror, ella se dio cuenta de que algo andaba mal.
“Mi Señora.” (Seok-yeong)
Seolha se estremeció de miedo ante el hombre de ocho pies de altura que caminaba a la vez con grandes zancadas. Entonces Muon bloqueó su camino. Fue solo después de ver el rostro de Muon que Seok-yeong logró darse cuenta de su error y se arrodilló.
“¿Qué pasa?” (Seolha)
“Mi hermano está adentro.”
‘Seok-yeong y Hoyeong.’ – Seolha se sorprendió de que el hermano mayor de Hoyeong, que fue al campo de batalla, fuera él. Asimismo, la niñera también lo miró con cara de frustración.
Fue el hermano menor de Seok-yeong quien ingresó al Palacio Imperial para velar por los asuntos familiares mientras él estaba en el campo de batalla. Seok-yeong estaba furioso cuando escuchó la noticia, pero no pudo hacer nada al respecto, así que solo pudo hacer rodar sus pies. Luego, mientras estuviera en la Capital Imperial, iba a ver a Hoyeong, pero de repente el niño está en una de las habitaciones interiores de Seolha.
…Incluso ha perdido la cabeza.
‘No importa cuánto lo sacudí, mi hermano pequeño no se despertó.’
“¿Está enfermo? ¿Dónde se siente mal mi hermano, mi Señora?”
“Despertará pronto. No te preocupes por nada.” (Seolha)
“Estoy impaciente. Al menos, puedo averiguar lo que le pasó a mi hermano.”
Si él hace eso, pronto sabrá que Hoyeong ha recibido un castigo con el cual es difícil escapar de la muerte. Ahora, la herida de Hoyeong está casi curada, por lo que estaba claro que Seok-yeong seguramente sentiría extrañeza si lo escuchaba.
‘¿Cómo puede el destino ser tan retorcido?’ (Seolha)
Parece que estoy siendo castigada por haber usado un poder que se suponía no debería haber usado.
“Quiero escucharlo de boca de la Señora.”
“Estas siendo grosero, Jeong.” (Muon)
“Él es mi único hermano. El niño que ingresó imprudentemente al palacio para ayudarme en el futuro…”
Seok-yeong respondió a las palabras de Muon por primera vez. Él regañó varias veces al niño por decir que ayudaría a su hermano, quien era un hombre de armas, convirtiéndose en un eunuco de alto rango, hasta que finalmente logró ingresar al Palacio Imperial en su ausencia. Quería ayudar a su hermano mayor, quien no podía ascender a pesar de que su habilidad y capacidades porque no tenía una respaldo sólido.
“Su dueño anterior le dio un ligero castigo corporal.” (Seolha)
Seolha esperaba evitar la situación de inmediato. Para evitar que se enterara y ser atrapada, una mentira salió rápidamente de su boca. Ante la palabra castigo corporal, los dos puños de Seok-yeong, que estaba arrodillado, se apretaron con fuerza.
“Se quedó dormido por las pastillas para dormir que le di, pero despertará pronto.” (Seolha)
“…Gracias por tu amabilidad, mi Señora.”
Seok-yeong creyó las palabras de Seolha. Esto se debía a que el hermano menor que vio no podía volver en sí, sin embargo, el color de su rostro se veía saludable. Solo pensando que una concubinas lo había azotado para desahogar su ira, Seok-yeong finalmente aflojó su ceño y se levantó de su asiento.
“Estará aquí de ahora en adelante. Cuando Hoyeong se despierte, le diré que su hermano vino a verlo.” (Seolha)
“Sí. Estoy agradecido porque no puedo entrar al Harem para poder atenderlo.”
Seolha se sintió profundamente aliviada. No había señales de que reconozca su participación. Antes que alguien la descubra, puede hablar con Hoyeong cuando se despierte para mantener sus palabras en línea. Estaba convencida de que el buen chico eventualmente guardaría su secreto.
Sin darse cuenta, Seolha se perdió en sus pensamientos sin sentir la mirada de Muon mirándola.
“¿En qué estás pensando tanto?” (Muon)
“Solo…”
Abrió la boca rápidamente, pero no podía pensar en una excusa. Cuando Seolha vaciló, Muon sonrió generosamente y volvió a preguntar.
“¿Sólo…?” (Muon)
“Pensé que después de esto, el Emperador nos castigará severamente.”
No era una mentira en absoluto. La mirada de Seolha se apartó de él y se dirigió a las llamas ardientes frente al pabellón. El aceite goteaba de la carne deliciosamente cocinada, haciendo arder el fuego aún más fuerte. Era relajante ver a los hombres comer la carne sobrante de forma natural después de tomar su porción.
Es sorprendentemente extraño que el lugar donde solo vivían ella y la niñera pueda estar tan lleno de gente.
“No te preocupes, eso no sucederá.”
Esas palabras eran más perturbadoras.
Las cosas se convertirían en un desastre y no podría manejarlo con su propio poder. Seolha suspiró porque no tenía más remedio que creer en las palabras poco halagadoras de Muon. Uno de los nervios de Muon reaccionó rápidamente, mientras escuchaba el sonido de su respiración sin ocultarlo.
‘Lo que veo, no lo es todo.’ (Muon)
“¿Debería desnudarla*?”
(N/T: *Lo que quiere decir es sacar a la luz sus secretos.)
‘Entonces, ¿serán revelarán todas las cosas ocultas?’ – Muon murmuró para sí mismo.
La mitad de la cara estaba demasiado contrastada. Una cara manchada de rojo por las quemaduras y una piel medio blanca como los campos nevados en el norte la hacen destacar aún más. Es un rostro que habría cautivado a cualquiera en el mundo, si hubiera sido perfecto.
‘Por eso mi hermano menor debe estar jadeando, incapaz de dejarla ir.’ (Muon)
“¿Qué?”
Como si no hubiera escuchado su monólogo interno, los inocentes ojos miraron a Muon.
“Secaré el cuero por separado y te lo enviaré como regalo.” (Muon)
“Guárdalo debajo de la cama” – Él dijo y tuvo el impulso de abrirle la boca cerrada para revisar todo lo que había dentro, incluso el interior de su punto vulnerable.
“Todo está bien…”
Cuando ella estaba a punto de negarse, Muon entrecerró los ojos, sonrió y la instó medio forzadamente con una voz suave.
“Si no te quieres morir de hambre, será mejor que aceptes el tributo que te he dado, porque seré tu aliado.” (Muon)
‘Será mejor que lo hagas apaciblemente.’
Dijo Muon, sin ocultar sus ojos en los que aún eran vividos las secuelas de la cacería. Seolha tragó saliva porque parecía haber olvidado por un momento el olor a sangre que sentía en su boca.
‘Un hombre nacido antes que el Emperador y con el mismo rostro, debe eventualmente lograr su voluntad.’
Seolha le tenía miedo. Le resultó espeluznante ver que su rostro no podía servir como arma ante el Príncipe Yeom, mientras que el Emperador se negaba incluso a poner una mano sobre ella misma. Más bien, él (Muon) se tomó el tiempo para barrer sus cicatrices.
La otra mitad, que incluso ella no puede tocar correctamente, no es un obstáculo para este hombre.
Si alguien le preguntara a quién le tiene más miedo de los dos, que se comportan de manera opuesta con la misma cara, Seolha podría señalar al Príncipe Yeom frente a ella sin dudarlo.
“No me queda mucho tiempo para quedarme aquí. Así que no tengo necesidad de un aliado.”
Algo como una respaldo o aliado se adjunta a una mujer que desea escalar… El Emperador la aborrecía a ella. Para él, que amaba y apreciaba las cosas hermosas, ella solo era un objeto defectuoso, y Seolha tampoco tenía intención de quedarse aquí si podía salir cuando tuviera la edad suficiente.
“Me necesitarás.” (Muon)
Las palabras del hombre sonaron siniestras. Predijo su futuro como si estuviera viendo el futuro. Seolha dio un paso atrás y trató de ampliar la distancia con él.
Muon acortó esa distancia. Incluso mostrando una atmosfera asesina y con una brillante sonrisa en su rostro, se inclinó e hizo contacto visual con ella, susurrándole suavemente.
“Incluso después de cumplir 20 años, incluso aunque pasen otros 10 años más, no podrás salir de aquí.” (Muon)
“¡Tonterías! En este momento el Príncipe Yeom está siendo grosero conmigo, la concubina del Emperador.”
‘El Emperador era el único que podía decidir eso.’ – Seolha respondió, incapaz de respirar adecuadamente, temiendo que sus palabras realmente se hicieran realidad.
“Bueno, eso lo veremos. Así que será mejor que te acostumbres a mí.” (Muon)
Estas atrocidades seguirán ocurriendo en el futuro.
A Muon le gustó esta mitad. Como si estuviera mordiendo carne, el jugo se acumuló en su boca. Estaba claro que se había cocinado lo suficientemente bien como para comer sin tener que comprobarlo con la boca. Fue un sabor dulce y tentador lo que despertó a la bestia carnívora en él.
(N/T: Es como una metáfora… Ella despertó su lado bestial…)
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