Episodio 5.2
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El Emperador Yoon-gum apoyó la barbilla sobre sus manos con una cara aburrida, mientras miraba a su hermano, que estaba muy cerca, y se parecía a sí mismo como si mirara un espejo. Después de beber en silencio, lo enfrentó sin siquiera evitarlo cuando sus ojos se encontraron. La perturbación del coto de caza ya había llegado al oído de Yoon-gum.
Este hermano mayor no tiene reparo alguno. Aunque trató de entender que tenía curiosidad por la propuesta que le hizo, orgullosamente dirigió a sus tropas e invadió el Palacio de las Concubinas.
‘¿Qué tan lejos debo ir? ¿Hasta dónde debo mirar? ¿Dónde debo actuar con indulgencia?’
Lo envió al campo de batalla y no pudo deshacerse de él, por lo que le lo dio un feudo en la región fronteriza, y lo mantuvo lo más lejos posible de él, porque no podía entender lo que estaba pensando. Han estado separados por demasiado tiempo. Tardíamente le vino a la mente que, si lo hubiera mantenido más cerca, podría haber sido capaz de entender esa mente astuta.
“¿No debería haber alguna mujer en el salón celebrando la victoria? …Ahh.” (Emperador)
Mientras el Emperador hacía señas sin dejar de mirar a su hermano, mujeres con diminutas ropas comenzaron a entrar en el salón del banquete una tras otra. Se sentaron junto a los hombres desprevenidos que habían estado en el campo de batalla hasta el momento, con su cuerpo claramente expuesto que ni siquiera llevaba ropa interior.
“Preparé las cortesanas más hermosas del Imperio. Así que deshazte de tu fatiga y diviértete.”
Los viejos zorros estornudaron y se acariciaron los bigotes, y los rostros de los jóvenes nobles se sonrojaron. El Emperador era un hombre que no escatimaba esfuerzos para gastar dinero como agua en entretenimiento. Aunque él mismo estaba presentando sus respetos, los hombres que regresaron del campo de batalla miraron con cautela a Muon, no al Emperador. Poco después, cuando él asintió levemente se aligeró la tensión y envolvieron sus manos alrededor de la cintura de las mujeres.
Era una escena que mostraba claramente hacia dónde se dirigía la lealtad de sacrificar sus vidas.
“Eso es interesante.” (Emperador)
No era fácil matar a Muon en el campo de batalla. Es un hermano que sobrevivió al ataque de un asesino por la espalda mientras sus enemigos lo distraían. Él sabía que sus hombres eran tan leales que daban la vida por él.
‘Si lo mato, no tendré que preocuparme por una rebelión.’ (Emperador)
Yoon-gum saboreó un amargo apetito.
“La Reina y las concubinas imperiales han llegado.”
Al grito del eunuco, las concubinas entraron y se sentaron a ambos lados del Emperador según sus rangos. La Emperatriz anunció que no asistiría al banquete de hoy porque no se sentía bien, y la Gwi-bi, quien dio a luz al Príncipe Heredero se sentó al lado de Yoon-gum.
(N/T: *Gwi-bi à 귀비가 = Reina = Dama de honor que dio a luz al Príncipe.)
Al final, Seolha, que se sentó en el último asiento de las Concubinas Jaein, miró el salón del banquete lleno del sonido de instrumentos musicales y de la risas de las mujeres gisaengs, con rostro nervioso.
No era raro incluso que llamaran a una ginyeo*. Era un banquete con más hombres de lo habitual. Era un banquete para alabar los méritos del campo de batalla, pero el número era grande. Todos los hombres estaban vestidos con uniformes militares negros, y los ministros y nobles grandes y pequeños llamados por el Emperador estaban vestidos con patrones coloridos.
(N/T: *(기녀), Kisaeng (también lllamadas gisaeng), y a veces llamadas ginyeo eran mujeres dedicadas al entretenimiento, similares a la oiran japonesa. Las kisaeng eran artistas que trabajaban entreteniendo a otros, tales como los yangban y reyes. Muchas era prostituidas, sobre todo cuando chicas de pueblo eran vendidas para convertirse en kisaeng y las convertían en prostitutas por sus condiciones de pobreza.)
“Su Majestad la está llamando, venga por aquí.”
Tan pronto como se sentó, un eunuco se acercó a ella y se agachó para susurrarle. Cuando Seolha se levantó de su asiento, los ojos de las personas en el salón del banquete enfocaron su atención en ella. Entre ellos, algunos se pusieron de pie para inclinarse y ser educados porque pensaron que era la Emperatriz después de ver el color de la túnica que vestía. Luego, al ver su cara distorsionada, se sentaron rápidamente después de darse cuenta de que el Emperador le había jugado una broma nuevamente.
Si se fijan bien, no está tejido con hilo de oro, pero es costumbre evitarlo en un lugar como este, ni atreverse a hacer uso de un color parecido, pero llama la atención ya que lo lleva puesto la concubina, que tiene el rango más bajo.
El lugar donde la llevó el eunuco era un lugar donde no hubiera nadie que no la viera. Un cojín yacía a los pies del Emperador.
Cuando Seolha se sentó allí, la mano del Emperador bajó directamente a la parte posterior de su cuello y acarició el lado de su rostro que no tenía cicatrices. Los párpados de Seolha temblaron ante su acto de acariciarla como a un animal doméstico. Justo antes, este asiento era el lugar del gato de la Estación Oeste que había estado criando.
Se le puso la piel de gallina ante la mano que acariciaba satisfactoriamente su terso rostro. Seolha pensó que estaría bien si cerraba los ojos y se tapaba los oídos.
“Al ver momentos como este, tiendo a pensar que el Emperador considera a esa Jaein muy especial.” – Gwangeon, que era su tío y un señor feudal en los suburbios de la capital imperial, y que siempre estaba en el Palacio Imperial, dijo con una sonrisa alegre.
“¿Tú también estás de acuerdo?” (Emperador)
Él le preguntó a Seolha mientras su mano envuelta alrededor de la nuca descendió a la parte sobresaliente de su pecho Era bastante suave, así que estuve tocándolo durante mucho tiempo, pero poco después de que no pudo entrar más al interior debido a la faja bien atada, Seolha escuchó un chasquido por encima de su cabeza.
“¿Debería haber enviado la ropa que usan las gisaengs*?”(Emperador)
(N/T: * Kisaeng = gisaeng = ginyeo = cortesana = prostitvta.)
Seolha respiró con dificultad pensando que el Emperador realmente lo haría. Luego, como si sintiera la hinchazón del pecho que estaba tocando, frotó bruscamente el área alrededor de la areola sobre la ropa. Entonces retiró la mano que estaba sobre ella como si hubiera perdido el interés.
“Levántate.” (Emperador)
Seolha se levantó de su asiento como una muñeca cuando él se lo ordenó. Estirando su espalda frente al Emperador, imaginó qué tipo de espada saldría volando detrás de su espalda esta vez.
“¿No es esta la primera vez que organizo un banquete para a los guerreros que salieron al campo de batalla e hicieron una gran contribución? …Por lo que es necesario hacer una introducción especial… Esta es la última mujer que queda de la familia Yul.” (Emperador)
La golpeó en la espalda con el pie y ella casi rodó por las escaleras. Ella simplemente volvió la mirada hacia el otro extremo del salón de banquetes porque se vería aún más ridícula si bajara de cabeza aquí.
“Jajaja, recuerdo que una vez en la Ciudad Imperial, aquellos que una vez fueron engañados para comprar hermosas esclavas porque eran miembros de la tribu Yul y luego derramaron lágrimas de sangre.” (Gwangeon)
“Sí, ¿no fue mi tío uno de ellos?” – El Emperador le preguntó a Gwangeon, quien se tocó la barbilla y habló con una cara sonriente.
“Todas las mujeres de la tribu Yul que habían sido vendidas se suicidaron en grupo como si hubieran hecho un pacto colectivo, causando un gran revuelo.” (Gwangeon)
La barbilla de Seolha tembló. No es la primera vez que escuchaba esa historia, ella recordó la desgracia que sufrió su propio clan, sin conocer sus rostros.
Es terrible que un niño sea vendido nuevamente y utilizado como medio, por lo que desde temprana edad aprendieron a no tener niños incluso antes de aprender las letras. Por eso sólo había un puñado de niños de la tribu Yul.
“En ese momento, fue desafortunado, pero a la vez algo divertido porque quedo claramente dividido que propietarios fueron engañados y compraron esclavos impostores de la gente Yul y quienes compraron verdaderas mujeres de la tribu Yul.” (Emperador)
“Una cosa graciosa” (Gwangeon)
Los ojos de Seolha se volvieron lentamente hacia Gwangeon, quien lentamente dijo eso. El hombre que inconscientemente frunció el ceño cuando vio su espantoso rostro, envolvió sus brazos alrededor de la cintura de la cortesana sentada a su lado y enterró su rostro en el ancho de su falda.
“Sí. Todas se quitaron la vida, como si enviar a esta niña fuera una especie de señal. Es por eso que ni siquiera puedo tirarla.” (Emperador)
El pie del Emperador una vez más empujó la cintura de Seolha. Esta vez, no pudo resistir, perdió el equilibrio y cayó en una forma ridícula por las escaleras.
La gente cercana se echó a reír. Debido a que el Emperador así lo quiere, todos se echaron a reír, señalando con el dedo a la forma caída. Aunque era una concubina, no era respetada como mujer del Emperador.
Al verla desplomarse de nuevo mientras intentaba ponerse de pie como si se hubiera torcido el tobillo, el salón de banquetes se puso patas arriba con gran diversión
“La niñera volverá a llorar si se entera.” (Seolha)
Su diálogo interno fue ahogado rápidamente por el sonido de las risas. Ella pensó que nadie la habría oído porque lo escupió con la cabeza gacha. Al ver que los cortesanos y la eunucos no ayudaban porque el Emperador los detuvo, Seolha trató de mover su cuerpo porque pensó que debía volver a su asiento, aunque se arrastrara.
“Señora, ¿no dijo que no me necesitaría?” (Muon)
Vio unos suaves zapatos de cuero negro. Cuando levantó la mirada, no era el Emperador, sino, el Príncipe Yeom, quien vestía un simple uniforme militar negro como sus hombres y estaba sonriendo. No es una sonrisa burlona, sino una sonrisa confiada preguntando que no funcionó como ella dijo.
Sin pedir permiso al Emperador, tocó el cuerpo de la concubina sin dudarlo. Seolha sacudió la cabeza como loca mientras él la levanto de las axilas y la abrazó suavemente mientras pedía al médico lo acompañara.
“No tengas miedo.” (Muon)
Podía escuchar a los aristócratas dejar de reír y respirar. Sus subordinados de Muon, vistos desde los ojos de Seolha, permanecieron inexpresivos como si nunca se hubieran reído en primer lugar. Las únicas personas que se rieron a carcajadas fueron las personas de la Ciudad Imperial que estaban familiarizadas con semejante escena.
“… Príncipe.”
No se sentía familiarizada con esa sonrisa. El Emperador nunca le sonrió a ella misma de esa manera. ‘¿No se siente incómodo este tipo?’
“Perdóneme por el pecado de poner mis manos sobre la hermosa concubina de Su Majestad. Cuando vi que la hermosa mujer estaba en problemas, inmediatamente me acerqué en forma natural.” (Muon)
Ridículamente, se inclinó y esperó la misericordia del Emperador. Seolha casi olvida dónde estaba y se rio. No se atrevió a levantar la cara para ver qué tipo de expresión estaba haciendo el Emperador Yoon-gum. En una situación en la que el cuello de los dos puede desaparecer de esta manera, su corazón estaba bastante tranquilo.
“Dado que mi hermano dice que no pudo evitarlo y este es un lugar preparado en su honor, ¿puedo castigarlo?” (Emperador)
Era una voz amable. Pero podía predecir que el estado de ánimo era muy malo. Cuando el permiso del Emperador fue concedió, Muon llamó personalmente a los eunucos y les ordenó revisar su estado. Como resultado, Seolha pudo salir fácilmente del salón de banquetes.
“¿Está bien?” (Médico)
Muchas habitaciones conectadas al salón de banquetes fueron habilitadas para personas borrachas o concubinas que quisieran tomarse un descanso. Seolha, que descansaba en una de ellas, dijo que no era necesario que la viera un médico y que solo tuvo una torcedura por un momento, por lo que el medico imperial* solo verificó su condición.
(N/T: * 의녀가 es Kisaeng en artes médicas = uinyeo = Doctora.)
“Todo está bien.”
“La Señora debería expresar más su dolor o debería saber cómo fingir más.” (Médico)
Con una cara inexpresiva, la doctora dijo como si hablara sin sentido. La llamaban a varias partes del palacio docenas o cientos de veces al día. Ella era una médico encargada de tratar con dolor de estómago y varias enfermedades falsas e incluso le pedían medicamentos ridículos, pero la Jaein Lee nunca estaba enferma.
“En realidad, esta no es una enfermedad falsa para mí.” (Seolha)
Ante las palabras de Seolha, la doctora finalmente relajó su expresión y se río por un momento.
“No está fingiendo. ¿Puedo aplicarle acupuntura por un momento?” (Médico)
“Gracias.”
Sería mejor si la dejara de todos modos, pero no quería ser terca sin razón. El tobillo torcido estaba tan hinchado que le sería difícil caminar por un tiempo. Los pies palpitantes mejoraron mucho cuando la doctora sacó una aguja y la aplicó.
“Descanse un poco. Le diré a los eunucos que están esperando afuera, que la Concubina está teniendo dificultades para moverse hoy”.
“Muchísimas gracias.”
Era la primera vez en mucho tiempo que escuchaba una expresión de sincera gratitud. Incluso en el palacio, pasaba muchas cosas vergonzosas porque las mujeres uinyeo* tenían una posición más baja que las cortesanos. Nadie da por sentado lo que hace y nunca le dicen gracias. La doctora bajó la cabeza, cerró la puerta y salió.
(N/T: *의녀는: Kisaeng de artes médicas, doctora)
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