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LMC – 7.1

25/12/2022

Episodio 7.1

 

El cálido sol caía sobre su cabeza. Seolha abrió los ojos quejándose durante un rato porque no podía recordar cuándo y cómo se había quedado dormida. El sol no se había puesto por completo, por lo que la luz que envolvía cálidamente su cuerpo era hermosa mientras colgaba a la mitad del alero. Ella se quedó dormida y sonrió ante la consideración abierta de Unjeong, quien sabía mejor que nadie que su estado de ánimo está completamente por los suelos.

“Es un día soleado.”

Inconscientemente, su mano se movió hacia la cicatriz en su rostro. La carne roja casi se ha curado. Todavía había un ligero dolor, pero no es comparable al de ayer. Seolha simplemente se quedó quieta e inclinó la cabeza en dirección a la luz del sol porque le era difícil levantar su cuerpo, tal vez porque había gastado toda su energía.

“Es la temporada de verano y, por supuesto, el sol es agradable.” (Unjeong)

Otras concubinas traían hielo del bingo todos los días, lo comían y lo colocan debajo de la cama para mantenerse frescas, pero solo Seolha tenía que luchar contra el calor cada vez. Ante las palabras de la niñera, giró la cabeza, cerrando un ojo suavemente bajo la luz del sol.

“Preparé un poco de gachas para desayunar. Incluso si no tienes apetito, levántate y come un poco.” (Unjeong)

“Ha estado así de caluroso desde la mañana, por lo que la niñera debe haber tenido un momento difícil.”

“Solo lo hago por usted, mi Señora.” (Unjeong)

Seolha se puso de pie con valentía, fingiendo no haber visto los ojos hinchados de Unjeong. Todavía había un enrojecimiento en su rostro, pero ambas sabían que desaparecería pronto. La herida sana rápidamente, pero las cicatrices duran mucho tiempo. Ella suele sufrir este dolor una vez al mes.

Aún así, se sentía un poco cómoda pensando que después de un dolor como el de ayer, volvería a pasar con seguridad esta vez. Seolha mostró un hambre exagerado por el bien de su niñera, incluso si tenía la boca amarga y no tenía apetito.

“Debería hacerte algo más delicioso.” (Unjeong)

“Lo que cocina la niñera es lo mejor para mí. Y todavía queda carne.”

Lo colocó en un recipiente de sal para evitar que se eche a perder por lo que la carne estaba muy salada. Incluso las gachas también se sentían amargas y agrias. Sin embargo, Seolha vació completamente el tazón. Aunque no se encuentra bien, hoy tampoco se siente mal…

“Dámelo.” (Unjeong)

“Todo está bien.”

“Te cortaste no hace mucho tiempo.” (Unjeong)

Finalmente, fingiendo que no podía ganar, Seolha le tendió la mano izquierda a la niñera. La herida más cercana al corazón no sanó bien. El lugar que se cortó para salvar a Hoyeong fue nuevamente cortado antes de que sanara por completo. La herida parecía hoy más profunda porque ella lo hizo en un estado en el que estaba fuera de sus cabales.

“Es extraño, ¿no? Es como un precio absurdo. En lugar de salvar la vida de las personas, creo que me dice que el dolor que tengo que sufrir es así de grande.”

“Entonces no salves a nadie.” – Dijo Unjeong con firmeza y aplicó hierbas trituradas en la muñeca de Seolha y la envolvió en un paño.

“Esto no es nada.”

“Una persona puede enfermar incluso con una pequeña herida en la punta del dedo. Mi Señora debe pensar más en sí misma. Así que no pretendas ayudar a nadie de ahora en adelante.” (Unjeong)

“Niñera ¿Estás enojada?”

“Estoy molesta. Solo estoy molesta. ¿Qué le pasó a la muñeca de mi Señora?” (Unjeong)

La cicatriz en la muñeca no desapareció. Había varias cicatrices profundas. Solo después de llevar un brazalete, con varias capas de perlas reliquias de su madre sobre ella, es que puede ocultarlas ligeramente. Era porque nadie tenía que quitarle el brazalete y mirarle las muñecas.

Pero era un poco diferente el día de la visita nocturna.

Seolha se rió amargamente. El Emperador piensa que esta herida es solo una cicatriz que ella misma se infligió para llamar su atención. Recordó el rostro cruel que le preguntó con frialdad si solo lo estaba intentando todo el tiempo porque realmente no tenía el coraje de morir.

“No puedo evitarlo.”

“Si haces lo que otros dicen, yo…” (Unjeong)

La voz era profunda como si estuviera sumergida en agua. Seolha le dio unas palmaditas en la espalda en silencio.

“¡Mi señora! ¡Mi señora Jaein!”

Una voz emocionada vino desde afuera. Seolha y Unjeong hicieron contacto visual, las lágrimas brotaron y pronto se rieron. Solo escuchar su voz parecía energizar su cuerpo.

La cara de Hoyeong, que entró como si estuviera corriendo, estaba sonrojada. A Seolha le preocupaba saber de dónde había venido y cuánto sería regañado por otros eunucos por correr dentro del palacio como estaba corriendo. El rostro pequeño del niño, que sostiene con fuerza un bulto en sus brazos y respira vigorosamente, revelaba alegría.

“Te dije que vinieras despacio.”

“¡Es que extraño a mi Señora! ¡A la niñera también!” (Hoyeong)

Hoyeong dijo mientras apretaba los puños. Y desenvolvió el paquete en sus brazos frente a Seolha y Unjeong.

“Mi señora, esto es lo que compré. No lo tomé de mi parte, lo compré para mi Señora.” (Hoyeong)

Había yakgwa*, frutas secas endulzadas y wagashi** y gallletas que trajo con cuidado para que no se rompieran… Cuando Seolha pareció agitada porque recordó el Nok-bong*** de Hoyeong, el niño dijo con una gran sonrisa.

(N/T: *Pastel / **Dulces japoneses.)

(N/T: ***Palo verde = golpiza)

“Mi hermano me lo compró. Me dijo que le dijera a mi Señora que estaba agradecido por cuidarme bien.” (Hoyeong)

De hecho, lo que se trajo de Saga no estaba permitido en el Palacio. Sin embargo, Hoyeong se jactó durante mucho tiempo de que Seok-yeong llegó sano y salvo al frente del Palacio Interior con Jang Sura, quien estaba bajo el mando del general Nog. Mientras escuchaba al niño y lo alababa, llegó el momento de que el sol saliera en medio del cielo.

“A mi Señora le gustan los dulces, ¿verdad?” (Hoyeong)

Los ojos de Hoyeong se iluminaron al decirle que probara algo dulce. Seolha le dio uno a Unjeong y ella misma le dio un gran mordisco a un pastel. El rostro de Hoyeong está completamente florecido como si lo hubiera comido.

“¿No estás en una edad en la que te gustan los dulces más que a mí?”

“Me gustan los dulces, pero la edad no importa, mi Señora.” (Hoyeong)

Cuando Hoyeong dijo eso, sonrió levemente con una expresión completa en su rostro con solo mirar a Seolha comiendo. Él podría haber pasado más tiempo con su hermano, pero estaba feliz de que viniera a verla así desde la mañana. Sin saberlo, extendió la mano y acarició la pequeña cabeza de Hoyeong.

“Mi hermano mayor me dijo que me mantuviera cerca de la Señora.” (Hoyeong)

“Parece una buena persona.”

“En realidad, ¿no le parece realmente guapo también? Hubiera sido bueno si yo también me pareciera a mi hermano mayor.” (Hoyeong)

En ese momento, solo recordaba vagamente cómo se veía la cara de Seok-yeong porque no había ninguna situación. Sin embargo, Hoyeong se veía lindo porque podía sentir que el corazón del hermano menor estaba orgulloso de su hermano mayor.

“A mis ojos, Hoyeong se ve mejor que su hermano.”

El niño se rió tímidamente ante sus palabras. Los tres comieron las cosas dulces que había traído pensado en todos ellos, cubriendo felizmente los dolorosos recuerdos. Por primera vez, Seolha pensó que era bueno haber soportado estar aquí.

Como dijo Hoyeong, puede que le gusten los dulces. La sensación de impotencia era mucho mejor gracias a los dulces.

 

****

 

El sol de verano se puso tarde.

Después de flotar en el cielo durante mucho tiempo, el sol de repente se puso y trajo una noche oscura. El palanquín llegó frente a su pabellón, diciendo que ella debería asear su cuerpo para servir al Emperador cuando el sol estuviera en medio del cielo.

El eunuco, que la esperaba sin expresión facial, frunció el ceño al ver las cicatrices cubiertas por el cabello de Seolha que había sido arrastrado por el viento. Ella dejó escapar una pequeña y silenciosa risa cuando (el eunuco) mostró claramente en su rostro sus pensamientos que hoy volvería a fallar.

Seolha recordó el día de su primera anexión (visita nocturna). Él trató de tomarla a pesar de que estaba temblando, pero al final, no pudo contenerse así que gritó y dijo que se deshicieran de esa mujer monstruosa que estaba justo frente a sus ojos.

Recordó el día en que escuchó tardíamente los rumores que todos pensaban, que el cuello de Seolha sería separado de su cuerpo. Pero su cuello todavía estaba pegado en su lugar.

“Cubre bien esa fea cara. Así que tsk tsk…” (Eunuco)

Seolha no respondió a los comentarios groseros. Solo bajó un poco más su cabello siguiendo las palabras del eunuco. Ni siquiera es la puesta del sol aún, pero tienes que atravesar este brillante camino con la cara descubierta, montando en el colorido palanquín que solo puede montar la mujer que participará en el día de la anexión con el Emperador.

Por lo general, la mayor parte de la anexión tenía lugar en el Palacio del Harem, pero al Emperador le molestaba incluso venir a este lugar remoto. Más bien, Seolha es llamada a su dormitorio, y está más que feliz de convertirla en el hazmerreír al hacerla salir y recorrer el Palacio de Harem.

Era vergonzoso enfrentar las caras de las concubinas que salían y la miraban cada vez que pasaban frente al Harem.

“Estoy segura de que estuvo con un hombre. Hace unos días, no podía dormir y escuché gemidos mientras caminaba.” (Concubina 1)

“Jaja. ¿No será que lo disfruto sola? ¿Quién la tomaría con una cara tan monstruosa?” (Concubina 2)

“Por qué, ¿saben qué? El guardián del coto de caza detrás de la valla de madera puede ir allí todas las noches.” (Concubina 3)

En la noche en que volvió a dejar una cicatriz su en rostro, todo tipo de especulaciones se desataron como si alguien hubiera escuchado sus gemidos. Seolha se esforzó por mirar hacia adelante fingiendo no haberlas escuchado.

“Oh, Dios mío, eso es terrible. Con ese tipo que huele a sangre semejante a un carnicero…”(Concubina 4)

“¿No armonizan bien? …Porque su rostro es peor que el de una bestia.” (Concubina 5)

Todos alzaron la voz ante lo que alguien dijo mientras contenían la risa. Era gracioso que las huellas de sus manos permanecieran intactas como si hubiera estado sujetando la falda con fuerza sin darse cuenta. Incluso si su corazón está bien, parece que al final su desazón se notó de alguna manera.

El palanquín pasó junto a ellas tan lentamente que parecía intencional. Seolha podía sentir las miradas repugnantes que estaban frenéticas por ver su rostro cubierto de cicatrices que ella había cubierto de alguna manera.

“¿Por qué siguen tratando de ver cosas feas? Solo miren las cosas buenas y bonitas” – La voz de Seolha era carente de malicia. Lo que dijo mientras las miraba, con la sincera esperanza de ver solo cosas más bonitas que su propia cara, enrojeció los rostros de las mujeres.

Aquel que acompaña y sirve a la Noche del Emperador están por encima de cualquier otra persona. Ni siquiera tenía que bajarse del palanquín y saludar a aquellas mujeres que tenían un rango más alto que ella, así que Seolha lo dijo mientras estaba sentada en un asiento donde no había nadie hablando con ella.

“Yo… yo…” (Concubina 1)

“Déjala en paz. No será capaz de oficiar el ritual de la noche correctamente.” (Concubina 2)

“¿No es ella la única concubina entre nosotras que no ha recibido el cristal de jade* de Su Majestad?” (Concubina 3)

(N/T: *Okjeong = pen3.)

“Así es. Las mujeres que no lo recibieron fueron descartadas temprano.” (Concubina 4)

Cuando alguien habló sobre el Cristal de Jade, las mujeres se taparon la cara y se rieron en secreto. Seolha no quería saber eso, así que pasó de largo.

 

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