Episodio 9.1
Cuando Seok-yeong encontró a su Señor, la luna ya había vuelto a entrar en el halo lunar. Persiguiendo el olor a sangre, Muon buscó en el vasto bosque. No tomó mucho tiempo porque todo lo que tenía que hacer era seguir el grito de la bestia.
“¿No se despertó?” (Muon)
“No. Está profundamente dormida, Su Alteza.”
El olor a sangre le picaba en la nariz. La matanza ya había sido completada en un pequeño rincón del redondo bosque, donde no crecía ningún árbol. Un tigre del tamaño de una casa estaba acostado y Muon estaba sentado en la espalda del tigre en silencio. El tigre fue golpeado por una flecha en la espalda, y su garganta fue cortada por la mitad, como si hubiera sido cortada con una espada.
La sangre que brotaba de allí fluía como un arroyo, empapando hasta las rodillas al postrado Seok-yeong.
Muon, quien descuidadamente frotaba su espada sobre la piel del tigre, sonrió mostrando sus dientes con el rostro manchado de sangre.
“Estoy seguro de que está profundamente agotada.” (Muon)
Los ojos de Seok-yeong, al ver al maestro que había terminado la cacería inconclusa, no se atrevieron a mirarlo todo el tiempo.
“Cuida bien de ella tanto física como mentalmente. La he estado esperado por diez años.” (Muon)
Seok-yeong inclinó la cabeza más profundamente. Cuando él le preguntó a su hermano menor (Hoyeong) sobre Seolha, cuando vino a su hogar después de un tiempo, el niño solo respondió que era una buena maestra. Parecía estar escondiendo algo, pero no se molestó en cuestionarlo porque ni siquiera podía decírselo a sí mismo.
Cuando le preguntó si estaba lastimado debido al cambio de posición, se levantó de un salto y salió por lo que no pudo preguntarle más, pero al día siguiente, Hoyeong entró corriendo al palacio comprando muchos dulces.
“Sí, Su Alteza, le serviré con todo mi corazón.”
Después de salvarse de morir en el campo de batalla, Seok-yeong entregó su vida al Príncipe Yeom. Se escuchó un largo silbido. Aparentemente sintiéndose de muy buen humor, Muon se sentó en el cadáver del tigre y tocó una melodía arbitraria.
“Debido a que fue decapitado, la piel quedó inservible. Cuando se lleve a cabo la competencia de caza, sería mejor prepararle nuevamente este premio.”(Muon)
El tono de la voz que hablaba casualmente, como si estuviera pensando en rellenar la piel uno por uno, era claramente agradable.
“La Jaein estará complacida.”
“Bueno, Es posible que lo odie.” (Muon)
Durante los diez años posteriores a sus quince años, tuvo que matar todos los días.
Mu-on se levantó de su asiento cubierto de sangre. Era hora de que se fuera a dormir después de la matanza del día de hoy.
“Ya no queda mucho tiempo. ¿Verdad? ¿Cuándo dijo el Gran Maestre que regresaría a la Ciudad Imperial?” (Muon)
(N/T: Usan la palabra 太師 = Gran Maestre = Taesa = Gran Perceptor.)
“Creo que tomará un poco más de tiempo. Dijeron que su esposa estaba enferma, así que volverá pronto.”
“Lo evita bien a medida que se acerca el momento.” (Muon)
Los ojos de Muon no sonreían, y solo las comisuras de su boca estaban levantadas conscientemente. Si el Gran Maestre estuviera justo frente a sus crueles ojos, incluso si fue su maestro, no estaría tranquilo incluso si lo desgarraba hasta la muerte.
“Escuché que puede leer las estrellas, pero no parece saber su propio futuro.” (Muon)
<’La estrella la matanza se ha levantado para uno de los dos Príncipes. El Dios de Sangje estaba enojado con él por el crimen de robar las cosas más preciada del cielo en su vida anterior, por lo que tiene que matar para apaciguar el cielo con sangre, todos los días hasta que pasen diez años.’>
El Emperador lo envió al campo de batalla tan pronto como cumplió 15 años, predicando que si no lo hacía, según la profecía, Dios estaría muy enojado con la familia imperial y que así el cielo finalmente recobraría ese algo precioso.
El Príncipe no podía ser colocado en el Palacio Imperial como un carnicero que corta la cabeza de los pecadores, ni como un asesino, así que lo pusieron en el mejor lugar para matar. Muon, de quince años, lo trató con desdén. Se rio del Emperador Sol, quien creía en una profecía tan ridícula, y trató de matar a su maestro, el Gran Preceptor, quien escupió tales palabras indiscriminadamente.
De hecho, esto se debe a que le sucedió algo en lo que no hay más remedio que creer.
“Entonces lo haré.”
‘Tenían que ser 20 años, no 10 años.’ – Muon agarró la parte delantera de sus pantalones sin dudarlo. La sensación de haber sido mordido en un punto caliente le dio sed.
Cuando escuchó que era la primera vez que ella experimentaba algo así, no pudo soportar preguntar de nuevo, y recordó su amado rostro con los ojos negros muy abiertos. No había forma de pensar en una mujer en el campo de batalla, intoxicado por la matanza y el olor a sangre. Pasó sus días obsesionado con matar y dormir lo antes posible.
“Lo encontraré lo antes posible y lo llevaré a la Ciudad Imperial.”
“Sí, tráemelo antes de que se me acabe la paciencia. Bueno, incluso si lo matas, solo tienes que encontrar lo que quiero.” (Muon)
“Si, Su Alteza.”
Ignorando la fiel respuesta, Muon comenzó a caminar más allá del Seok-yeong, el olor a sangre debe haberlo hartado, pero Rang-ah estaba pastando tranquilamente.
Cada paso que daba producía un sonido fangoso y sangriento. Su estado de ánimo mejoró un poco después de terminar la cacería inconclusa, la cual no pudo terminar, y Seok-yeong lo siguió en silencio.
****
“Mi Señora, ¿qué debo hacer?”
Unjeong miró a Seolha con una expresión inquieta, diciendo que la dama de la corte estaba a punto de llegar en cualquier momento. El cristal de jade que había golpeado la pared y se había roto todavía estaba rodando por el suelo. El rostro de Unjeong, pronto se convirtió en llanto, porque era no era diferente a un regalo del Emperador y no podía tocarlo imprudentemente.
Seolha se acostó en la cama y suspiró con cara de sueño.
“Solo guárdalo.”
“Va a ser un gran problema, mi Señora. Esto nunca había sucedido de antes. Todos nosotros…”
Seolha levantó su cuerpo rígido mientras adivinaba las palabras que Unjeong iba a pronunciar a sus espaldas, que iban a morir sin moverse. Ni siquiera podía pararse correctamente por su cuenta cuando esa cosa estaba en su cuerpo, y vagamente pensó que sería mejor dormir con un hombre, pero pronto borró esa idea.
‘Preferiría tener eso en mi cuerpo.’ – Muon fue rudo y despiadado. Seolha fue empujada sin siquiera darle un respiro. Como sí… Actuó como si fuera a enojarse mucho si pensaba en otra cosa.
“¡Su Majestad el Emperador está llegando!” (Taegam)
Los ojos de Seolha y Unjeong se encontraron al mismo tiempo ante el grito del Taegam*, quien siempre estaba al lado del Emperador. El Emperador no podría haber venido aquí desde tan temprano en la mañana. Incluso el Emperador nunca había caminado hasta aquí, por lo que ambas saltaron de sus asientos.
(N/T: *Algo parecido a chambelán)
Si él la llama, ella acudirá por sí misma a su llamado, pero él nunca vendría a un área tan remota como esta. Seolha pensó que sería incapaz de preocuparse por que incluso la mas vulgar energía se le pegaría.
“¡Niñera!”
Por lo general, la mayoría de las visitas del Emperador se programan con anticipación: A menos que el propósito sea avergonzar al oponente inesperadamente, generalmente si se trataba de la visita a una concubina se le informaba al menos dos o tres horas antes de la visita.
Ya era imposible vestirse bien, así que Seolha rápidamente se abrochó el frente de su túnica, se levantó de la cama a toda prisa y salió corriendo descalza. Y cuando vio la sombrilla* dorada del Emperador y el palanquín que se movía lentamente debajo de ella, rápidamente se arrodilló y se postró en el suelo sobre sus hombros. La niñera también puso el Okjeong (cristal de jade) de su mano en sus brazos y se postró.
(N/T: realmente usan la palabra china 日傘 = Ilsan = Sombrilla)
Se quedó sin aliento de inmediato. Era temprano en la mañana cuando el sol aún estaba bajo.
“¿Por qué está postrada la concubina que puede haber sido preñada?” (Emperador)
Yoon-gum le preguntó a Seolha, mirando hacia abajo desde el palanquín como si fuera benévolo.
“Le pido perdón, Su Majestad.”
Seolha entendió sus palabras y rápidamente se puso de rodillas, todavía sin ponerse en pie del todo, dejó la mirada baja e inmóvil.
“Levántate. Vamos a tu habitación.”
El rostro de Seolha se endureció por un momento, Yoon-gum abrió la boca porque no estaba satisfecho con su apariencia.
“¿Está mal que el Emperador vaya a la alcoba de la concubina?”
“Oh, no, Su Majestad. Sin embargo, estoy apenada por mostrársela porque no recibí un aviso de que vendría.”
Afortunadamente, sus palabras no temblaron y fluyeron sin problemas. Seolha trató de recordar cuando estuvo hablando tanto tiempo frente al Emperador, pero pronto Yoon-gum dijo de nuevo.
“Guíame al dormitorio.”
“…Si, su Majestad.”
“No dejes entrar a nadie.”
“Sí, Su Majestad. Recibo sus órdenes.”
Cuando se le pidió que no dejara entrar a nadie, la espalda de Seolha, quien se puso de pie para guiar al Emperador, se enfrió.
Primero dejo entrar al Emperador a la habitación donde acababa de estar acostada, y Seolha entró en último lugar y cerró la puerta con firmeza y caminó. Dado que dijo que nadie debería entrar, por lo que incluso el Taegam, una extremidad, no pudo seguirlo. Seolha miró el lugar donde se rompió el cristal de jade (Okjeong), y suspiró ante el temor de que el Okjeong estuviera aquí y no en los brazos de la niñera.
(N/T: Cuando se refieren a una extremidad, significa que es quien hace todo el trabajo, sus manos y pies, como su asistente.)
“¿Disfrutaste tu salida de anoche?”
“…Ah.”
(N/T: ¡Que miedo! El Emperador sabe todo lo que hicieron…)
Yoon-gum, quien claramente leyó lo que estaba escrito en su rostro que no podía decir una mentira, se sentó al final de la cama de Seolha y la miró.
“Su Majestad.”
“Dije que me quedaría con su semilla. Es natural que los dos se unan para que tengan un hijo. Soy muy generoso. No importa cuánto sea miembro de la familia imperial, ¿no es una prueba de que acepto al hijo de una mujer con las semillas de otro hombre?”
Fue el Emperador quien empeoró la situación en primer lugar. La sensación de descubrir a Muon en la habitación del Emperador aún le resultaba vívido.
“No puedo soportarlo, así que voltea esa cara.” – Yoon-gum dijo, molesto con Seolha, quien no pudo decir nada.
El lado con la cicatriz es el lado que giró. Seolha se volvió hacia un lado y reveló solo el lado hermoso de su rostro a Yoon-gum. Él solo estaba mirando la mitad de su rostro, así que no se encontró con sus ojos, que estaban vueltos hacia el otro lado.
Yoon-gum sintió que su parte inferior se endurecía otra vez. Ese rostro es un rostro fascinante que cautiva a la gente, y aunque es solo la mitad, no puede quitarle los ojos de encima.
“Si concibes ahora, nunca podrás salir del palacio.”
Seolha se arrodilló ante el Emperador, quien dijo lo que más temía.
“Por favor, Su Majestad. Viviré como una monja por el resto de mi vida. Nunca más me verá, así que por favor…”
Le suplicó que la dejara abandonar el Palacio Imperial. No podía seguir viviendo esta vida. Suplicó porque no tenía la confianza de continuar montando una sola línea con Muon y este Emperador despiadado.
«¿Harías cualquier cosa por salir de aquí?»
“Lo haré. Lo haré.”
Como si estuviera lanzando un cebo, las palabras aterrizaron frente a ella. Seolha asintió sin siquiera pensarlo. De todos modos, se decepcionaría que la mitad de lo que estás tratando de decir solo fuera para molestarla, pero hoy fue diferente. Se atrevió a venir a su lugar y hablarle.
“Si escuchas esto, te dejaré vivir en un lugar seguro con buena comida por el resto de tu vida, incluso no tienes que convertirte en monja.”
“No necesito nada. Solo déjeme salir a mi gente y a mí…”
“Mi hermano es una molestia para mí.”
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