Episodio 10.2
Como era de esperar, Claire, que estaba examinando cuidadosamente la letra del Conde, que era difícil de reconocer, copió el contenido en una hoja de papel de aspecto particularmente lujoso.
“Porque hay personas que quiere estudiar incluso entre los pobres que no tienen fortuna. Para esas personas, se quiere construir una alojamiento para que los estudiantes vivan cerca de la universidad. Bueno, especialmente para los nobles que donen mucho dinero, pondremos su nombre en el edificio.” (Schawabben)
“¿Estás diciendo que las familias nobles pagan por cosas así? ¿Realmente van a donar dinero al recibir un trozo de papel como este?”
Ante las palabras de Claire, Aaron frunció la frente y señaló con las yemas de los dedos el sello debajo del papel que estaba escribiendo.
“Este documento no es sólo una hoja de papel, sino un documento especial con el sello de Morenheitz. Los nobles que han regresado a casa después de ‘Rosemontauk’, especialmente aquellos nobles con hijas serán los primeros en responder tan pronto como reciban esta carta.” (Schawabben)
‘Me gustaría elogiar a los idiotas de Milavo por hacer un escándalo muy oportuno este año.’ (Schawabben)
“Dado que no ha habido avances en el matrimonio con la hija del Archiduque, todos esas personas estarán ansiosas por llamar la atención de Señor.” (Schawabben)
“Y el Marqués… ¿También estás interesado en esa tarea?”
Aaron miró a Claire con ojos entrecerrados pero feroces, mientras ella le hacía una pregunta llena de vacilación.
“De ninguna manera, ¿estás celosa?” (Schawabben)
‘¿Ce-celosa?’
Claire, que miraba fijamente al Conde, logró atrapar la tinta que goteaba de la pluma que sostenía en el aire con la palma de la mano antes de que manchara el papel que era especialmente lujoso.
“Uf…”
Indudablemente iba a ser un gran problema. Aunque no es tan grueso como el papel pergamino, el papel elaborado con varias capas de espesor y con el sello familiar estampado también era caro.
Al darse cuenta de que casi había cometido un gran error, Claire se recompuso rápidamente.
‘Celos, por cierto ¿Está loco el Conde? ¿De dónde sacó semejante palabra sin fundamento?’
Claire descartó esa palabra absurda y miró ferozmente el perfil del Conde, quien examinaba los documentos que ella había escrito, como si nunca hubiera hecho eso antes.
“La persona a la que sirves no es un aristócrata común. Es el único Marqués del Imperio, el Marqués de Morenheitz. Es diferente de los aristócratas podridos que solo heredaron sus nombres sin ninguna habilidad. Así que hay mucho trabajo por hacer y mucho trabajo que tú tienes que hacer. Es mejor ni siquiera pienses en intentar monopolizarlo.” (Schawabben)
‘Este Señor está exagerando cada vez más. ¿Quién diablos quiere monopolizar a quién?’
Los intentos de Claire de responder fueron bloqueados repetidamente por el diálogo del extremadamente hablador Conde de Schwabben.
“Tiene el temperamento de un guerrero heredado de su abuelo, Nouberg, y el temperamento de erudito heredado de su sabio padre. Es una persona poco común que tiene ambos lados. No hay otra persona en este imperio que tenga tal nivel de conocimiento y manejo artes marciales aparte de él.” (Schawabben)
‘Ah, sí.’
Claire asintió bruscamente. El canto de lealtad y alabanza del pueblo de Genevu al Marqués de Morenheitz no era nada nuevo ya que lo lleva escuchando desde que estaba fuera del castillo. Sin embargo, es un poco diferente escucharlo de un adulto mayor, e incluso de un aristócrata.
Parecía que el trabajo de hoy terminaría solo después de haber escrito todas las 50 solicitudes de este tipo para los nobles, así que, en lugar de discutir las tonterías del Conde, Claire cambió de opinión y se puso a trabajar.
“Considérate honrada de recibir su generosidad. Más tarde, cuando la esposa del Marqués esté en el castillo, asegúrate de servirle bien.” (Schawabben)
‘Pero esta parte es un poco difícil de soportar.’ – Claire guardó su pluma en el tintero y miró hacia arriba, o más bien, miró al Conde de Schwabben.
“Bueno. Nunca ha sido lo suficientemente generoso como para considerarme honrada.”
Aunque pareció bastante sarcástica, al Conde no pareció importarle en lo más mínimo su actitud. Esa figura parecía diferente de su hijo que había estado diciendo tonterías, pero era extrañamente similar.
El Conde aceptó la respuesta de Claire con un bufido como si fuera insignificante.
“Ja, pareces tan ignorante. ¿Estás diciendo tal tontería sabiendo qué tipo de lugar te dio el Señor: la Torre del heredero?” (Schawabben)
‘¿Cómo se supone que podría saberlo? Allí es donde fui arrastrada por las manos de los caballeros.’
Al ver la expresión hosca de Claire, el Conde Schwabben chasqueó la lengua. Es la primera vez que ve un rostro que no tiene intención de ocultar sus sentimientos al verlo.
“Es un lugar diseñado y construido por el primer Marqués de Morenheitz, el señor Nouberg, para su nieto. Instaló una chimenea en cada piso porque temía que su nieto que regresaba de las Montañas de Altas tuviera frío y coleccionó todo tipo de libros del continente para su joven nieto en la biblioteca. Incluso antes de ‘ese hecho’… Después de todo, no es un lugar adecuado para pedirle a cualquiera que se quede.” (Schawabben)
El Conde, que dudó un poco al mencionar ‘esa hecho’, volvió a chasquear la lengua tan pronto como terminó de hablar.
“Si has recibido tanta generosidad, deberías saber estar agradecida. He visto a mi Señor a menudo poner su mirada en la torre. Pensé que eras bastante inteligente, pero no tiene sentido decir nada. Tsk tsk.” (Schawabben)
‘De hecho, como era una viuda y tenía tres hijos, me preocupaba que hubiera sido poseído por una mujer parecida a una bruja. Por eso le dije deliberadamente a Max que le echara un buen vistazo.’ (Schawabben)
‘Sin embargo, la mujer de la torre era inteligente, pero le faltaba algo, pero es una niña audaz. El temperamento rebelde que daba aquella audacia pudo haber llamado la atención del Maestro que tiene un temperamento inusual.’ (Schawabben)
Aaron siempre se pregunta si el temperamento de su Maestro habría sido un poco diferente al que es ahora si el estúpido actual Emperador no le hubiera hecho ninguna locura a un niño de 13 años.
Se sabía oficialmente que el asesino que atacó ese día al joven en la Torre del Heredero era un Sbergen, pero en realidad sabemos que fue instigado por Kilberick, que quería eliminar las secuelas por cuestiones de legitimidad.
Después de la muerte del Emperador Rüngen y la muerte de la Emperatriz, Nouberg expresó su intención de llevar a la Princesa recién nacida a Genevu. <dark.imreadingabook.com> Sin embargo, no había ninguna justificación para traer a voluntad a la Princesa imperial, que tenía derecho a suceder en el trono imperial, por lo que tuvieron que esperar impotentes a que los niños crecieran.
‘Si mi Señor hubiera añadido un poco de interés propio por el trono a su mente, se habría apresurado a casar a los dos niños cuando tuvieran la edad adecuada.’
Sin embargo, Nouberg era un hombre demasiado blando en ese sentido. Tanto más cuanto había vivido toda su vida como guerrero y no sabía nada de batallas políticas. Después de esperar el momento adecuado, incluso a petición de Martel y Aaron, Nouberg después de pedir a los dos por la Princesa finalmente falleció repentinamente.
Y cuando Balt tenía trece años, un asesino se coló en la Torre del Heredero. Fue después de la petición de la familia Morenheitz que llegó al Castillo de Mara, solicitando comprometerlo cuando la Princesa cumpliera diez años.
Ese día, un asesino fue encontrado frío y con la garganta apuñalada junto a Balt, quien fue encontrado con sangre por todo el cuerpo.
El modificador de un genio espadachín que heredó las habilidades de su abuelo se usó para ocultar ese lado de Balt.
El asesino no murió al recibir la puñalada en el cuello. El asesino, que agonizaba dolorosamente con todos sus músculos cortados uno por uno, podría haber estado alegre de ver la espada atravesarle el cuello al final.
<“¿Si querías matarlo, por qué fuiste tan cruel con él?”>
Más tarde, se dice que Balt le dio una respuesta tan embarazosa a su padre, quien le preguntó por qué.
<“Es solo que… tenía curiosidad. Quiero saber qué tan doloroso tengo que golpear para que deba decir la verdad sobre matar gente por dinero.”>
La razón por la que lo mató incluso después de recibir la confesión fue porque de su boca salió el nombre ‘Emperador Kilberick’. La historia sólo fue confiada a Martel y Aaron.
Dijo que lo hizo porque pensó que sería mejor que nadie supiera que el Emperador había intentado matarlo. Un niño de solo trece años había matado a un asesino bastante más grande que él y actuó con mucha calma.
Y al año siguiente, sin el consentimiento de nadie, el Emperador metió a la Princesa en un barco de guerra y la llevó a la muerte en el mar infinito de Yura. Ninguno de los tres dijo nada, pero lo adivinaron por dentro.
Ese día, si Balt hubiera sido asesinado a manos de su asesino, la Princesa podría haber sobrevivido.
A medida que los pensamientos innecesarios se profundizaban, Aaron volvió a mirar el documento que Claire había completado. Era un pensamiento inútil. Un pensamiento inútil que le vino a la mente cuando vio a esta niña por primera vez.
Volviendo nuevamente a su faceta de Conte puntilloso, no olvidó hacer un último pedido a la muy insolente doncella.
“Así que has todo lo posible para recompensar el corazón del Maestro.” (Schawabben)
“Soy incapaz de saber cómo retribuirle adecuadamente.”
“¿Cuál sería la mayor recompensa para un hombre? Es dejarle ver a sus descendientes. ¿No sería un linaje precioso?” (Schawabben)
(N/T: Cuando leí esta parte en el manhwa casi me infarto… O sea que le sirva bien a la futura Marquesa y que encima engendre bastardos… Te me caíste Schwabben…)
La mano de Claire, que había estado llenando cuidadosamente el papel con una pluma sacada del tintero, finalmente se torció ante las palabras del Conde.
Claire, que miró desconcertada las claras manchas de tinta que sobresalían, escuchó palabras aún más impactantes que eso.
“¿Qué tan difícil sería un cuarto sí ya disté a luz a tres hijos?” (Schawabben)
El Conde de Schwabben, que había quitado el trozo de papel que Claire había manchado con un chasquido de lengua, le entregó uno nuevo y agitó la mano rápidamente como si le dijera que se diera prisa.
Claire apretó los puños para resistir el impulso de clavar la pluma en el dorso de la mano del Conde.
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La gente de Genevu llamaba a la primavera, que llegaba y se iba rápidamente, ‘una buena invitada.’ La primavera como una buena invitada, había desaparecido sin que nadie se diera cuenta, cuando Claire regresó de Rosemontauk.
Entonces llegó el verano y luego el otoño, y de repente nevó.
“¡Mamá, nieve! Está nevando.” (Finn)
“Es nieve. ¡Mamá, nieve, nieve!” (Luca)
Ahora, para lavar la ropa, tenía que romper el hielo del valle todos los días, y coger una escoba y quitar la nieve acumulada todos los días sin perder el ritmo. Aun así, cuando los niños vieron lo que era tan bueno a sus ojos, salieron corriendo de la casa.
Claire se rió mientras veía a Finn y Luca correr por el patio delantero haciendo un escándalo, antes de volver la vista hacia la cresta al lado de la torre donde la nieve se estaba acumulando.
Lavia, que salió tras ella, miró fijamente el lugar donde Claire estaba prestando atención mientras cuidaba a la pequeña Lydia.
“Oh, esa cresta. Cuando la nieve se acumulaba allí, el joven maestro se ataba a los pies una tabla de madera y se deslizaba de arriba a abajo de una sola vez. Luego rodaba en la nieve y se lastimaba. Realmente no había nadie tan travieso como él.” (Lavia)
Hoy también, Lavia, quien casualmente arrojó una parte de la infancia del Marqués Balt Morenheitz, entró a la casa tan pronto como hizo frío.
Claire había estado teniendo visiones de un niño pequeño corriendo alrededor de esa torre desde algún momento en adelante.
‘Cuando nuestro joven maestro era joven.’ Ahora, la conversación que comienza con esas palabras se ha convertido en una rutina diaria tanto para Claire como para la tía Gelda.
En su ausencia, tuvo la ilusión de que un niño de brillantes ojos grises y enredado cabello castaño corría por todo el castillo de Voledour. Fue una ilusión que nació a medida que avanzaban los días en que Lady Lavia visitaba el anexo.
Lavia, que visita este lugar todos los días, tiene otro niño sentado junto a Finn y Luca. El pequeño Balt que Claire ni siquiera podía imaginar.
Al final de las palabras de Claire reprendiendo a los dos niños pequeños por sus travesuras que nunca terminaban, seguía el chasquido de Lady Lavia.
“Ohh, eso ni siquiera es una broma, así que no hay nada que decir al respecto. Nuestro Joven Maestro Balt solía…” (Lavia)
‘No sé si Finn y Luca ya reconocen al Maestro Balt como un pariente lejano.’
“Ah, ¿cuándo volverá el Joven Maestro? Esta maldita guerra.” (Lavia)
La Batalla en las Montañas de La Paz aún continúa. Si bien había pasado suficiente tiempo para que Claire sintiera que el Castillo de Voledour era como su hogar, el dueño del castillo no regresó.
El invierno ha comenzado en Voledour, donde Balt Morenheitz no está presente.
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