âAel, la comida ha llegado. CĂłmela antes de que se enfrĂe».
Aelina, que habĂa estado mirando hacia afuera sin rumbo fijo, volviĂł la mirada cuando escuchĂł las palabras de Kenneth. En ese momento, el empleado trajo una bandeja que contenĂa platos.
Era pan y sopa antes de la comida, ademås de té negro encargado por Kenneth y sidra encargada por Aelina.
Aelina dejĂł escapar una segunda exclamaciĂłn cuando vio la comida que el empleado habĂa dejado.
La sopa blanca y esponjosa soltaba burbujas, rogåndole que la comiera råpido. Al ver el vapor blanco que se elevaba, su estómago finalmente comenzó a gruñir.
Pudo haberlo escuchado ya que estaba sentada frente a Ă©l, pero Kenneth no mostrĂł ninguna reacciĂłn. En cambio, simplemente tomĂł su cuchara, tomĂł la sopa y le dio un mordisco.
«Mmm. Es delicioso. Por favor, prueba con Ael tambiĂ©n. Estoy seguro de que se adaptarĂĄ a tus gustosâ.
âÂżEstĂĄs siquiera haciendo una apuesta?â
Con una risita, Aelina tomĂł su cuchara y tomĂł un poco de sopa caliente.
Cuando la sopa caliente entrĂł en su estĂłmago vacĂo, sintiĂł que su estĂłmago se estaba llenando lentamente.
Estaba moderadamente sabroso, pero faltaba algo. Mientras me preguntaba qué faltaba, de repente me llamó la atención la sal y la pimienta.
A Yuri, un tĂpico coreano, le gustaban los alimentos ligeramente salados independientemente de su salud. Al igual que un webtoon que viĂł antes, le espolvoreĂł sal y pimienta y lo probĂł de nuevo.
Ahora la sopa es perfecta para su gusto.
âÂĄMmm, es realmente delicioso! Ahora se adapta perfectamente a mis gustos».
â⊠Ael tiende a comer cosas demasiado saladas. Creo que serĂa mejor reducirlo gradualmente por el bien de la salud».
«Mmm. Lo sĂ©, pero es un poco difĂcil cambiar tu gusto una vez que lo has desarrollado».
Aunque lo sabĂa en su cabeza, era difĂcil cambiar su gusto una vez que lo habĂa desarrollado.
SabĂa que Kenneth a veces prestaba atenciĂłn a su consumo de sal.
PensĂł que habĂa que arreglarlo, asĂ que asintiĂł con calma.
âEs difĂcil hacerlo todo a la vez. SĂłlo tenemos que ir en la direcciĂłn de reducirlo gradualmente».
Kenneth no le dijo a Aelina que lo arreglara de inmediato. SĂłlo querĂa cambiarlo lentamente.
Aelina sonriĂł aĂșn mĂĄs, agradecida por ese sentimiento.
Después de hablar sobre el consumo de sal, las dos personas hablaron de otras cosas y comieron pan y sopa antes de la comida. Mientras vaciaban los platos, el empleado regresó.
Esta vez fue la comida principal.
Kenneth, que siempre comĂa solo carne, pidiĂł pasta ligera con mariscos, y Aelina, que comĂa principalmente verduras, pidiĂł carne de res y filete al vino.
Cuando colocaron el bistec frente a ella, Aelina tomĂł el tenedor y el cuchillo.
âAel, dĂ©jalo en paz. Lo cortaré».
Kenneth detuvo a Aelina, tomĂł Ă©l mismo el plato y comenzĂł a cortarlo.
«¿SĂ? Ah, no, estĂĄ bien… ⊠. Gracias.»
Aelina sonriĂł tĂmidamente, reprimiendo sus mejillas febriles con el dorso de la mano. Nunca antes habĂa experimentado algo asĂ, por lo que me resultĂł difĂcil reaccionar.
Kenneth sonriĂł como si estuviera bien y lo cortĂł en trozos que a Aelina le resultaron fĂĄciles de comer.
Cuando devolvĂa el plato cortado, Aelina apuñalĂł un trozo con el tenedor para mostrar su gratitud.
La razĂłn por la que Kenneth, a quien le gusta la carne, pidiĂł pasta con mariscos esta vez fue porque Aelina le dijo que probara algo mĂĄs que solo carne.
Como escuchĂł lo que dije e incluso me cortĂł el bistec, pensĂł que estarĂa bien comprar un trozo de bistec.
Aelina sonriĂł alegremente y le tendiĂł un tenedor para clavar un trozo de carne. Su intenciĂłn original era tomar el tenedor y dejar que Kenneth se lo comiera.
Sin embargo, Kenneth parecĂa haberlo tomado de otra manera, tomando la mano de Aelina y comiendo el filete en ese estado.
La cara de Aelina de repente se puso roja y frunciĂł los labios. Kenneth sonriĂł alegremente y comenzĂł a comer su raciĂłn de pasta sin ninguna preocupaciĂłn.
Fue repugnante ver a Kenneth enrollar fideos con un tenedor y llevĂĄrselos a la boca.
Aelina se comió el filete con un tenedor, prometiéndose no preocuparse.
El bistec, cubierto con una salsa hecha hirviendo vino tinto con azĂșcar, canela, manzana y limĂłn, estaba muy tierno. El bistec, que era ligeramente rosado en la secciĂłn transversal cortada, tenĂa un sabor profundo y sabroso.
âEsto tambiĂ©n es muy delicioso. La salsa va bien con Ă©l».
Un sonrojo apareciĂł en las mejillas de Aelina mientras admiraba sus brillantes ojos morados. Estaba tan delicioso que no podĂa evitar admirarlo cada vez que le daba un mordisco.
«Me alegro de que te guste. Te lo puedo asegurar, ¿verdad?»
«¥SĂ! ÂĄPor supuesto!»
Aelina sonriĂł alegremente y respondiĂł. Las dos personas se miraron, sonrieron cĂĄlidamente y hablaron.
El aire, mĂĄs suave y cĂĄlido de lo habitual, rodeĂł a las dos personas. El ambiente era agradable y la comida sabĂa bien. La situaciĂłn era tan buena que todo fue perfecto.
Lo que alterĂł el ambiente fueron las personas que veĂa por primera vez.
Las personas que estaban frente a ellos eran una mujer joven con cabello dorado y rizado, trenzado libremente y colgando hacia un lado, un hombre con una apariencia y color de cabello similar, y una mujer con cabello azul claro.
Entre ellos, sabĂa quiĂ©n era la mujer rubia. Esta es la primera vez que la veĂa en persona, pero ya la habĂa visto en retratos antes.
La villana de esta novela fue la princesa Clarabel Siesta Milk Delphine Van Mercia.
Cuando Kenneth vio eso, su expresiĂłn se volviĂł mĂĄs rĂgida que antes.
Clarabel debiĂł sentir su mirada y sonriĂł con gracia al saludarlo.
«Ha pasado un tiempo, Kenneth».
«Duque Snowel, te veo desde aquĂ».
«Ha pasado un tiempo, duque Snowel».
â⊠Mucho tiempo sin vernos, Lady Clarabel y Duque de Mercia. Oh, ÂżcĂłmo le ha ido a la duquesa de Mercia?â
Kenneth no quiso saludar, pero hablĂł con rigidez, con un tono que claramente significaba que lo estaba forzando.
Las expresiones en los rostros de los miembros de la familia del Duque no cambiaron, como si realmente no les importara. Aelina se limitĂł a beber sidra y escuchĂł su conversaciĂłn en silencio.
Al mismo tiempo, el tono de Clarabel hacia Kenneth era bastante informal.
SegĂșn lo que habĂa aprendido de la marquesa de Filce, Clarabel deberĂa haberse referido a Kenneth como el duque de Snowel.
Sin embargo, lo llamĂł ‘Kenneth’ como si quisiera mostrĂĄrselo. Era desagradable lucirse asĂ delante de su amante.
Por supuesto, Aelina no era su verdadera amante, pero aun asĂ era desagradable.
«¿QuĂ© estĂĄ pasando aquĂ? Si hubiera sabido que Kenneth vendrĂa, lo habrĂa invitado».
Clarabel sonriĂł tĂmidamente y se dirigiĂł al trabajo. Ese coqueteo no funcionĂł con Kenneth, quien ya la habĂa tildado de acosadora.
En lugar de responder a la pregunta de Clarabel, Kenneth volviĂł a girar la mirada y se la dirigiĂł a Aelina, quien ponĂa los ojos en blanco ignorante de la situaciĂłn.
«Eso fue grosero. Quiero tener una comida privada con mi amante. Ya que Lady Clarabel estĂĄ aquĂ, me gustarĂa presentĂĄrsela. Esta es mi amante, Ael. Ael, esta es la Princesa de Mercia, su hermano, el Duque de Mercia, y su esposa, la Duquesa de Merciaâ.
«Me alegro de verte. Mi nombre es Aelina Punic Credin. Aunque me falta resistencia, me convertà en la amante de Kenny, o mås bien del Duque Snowel».
ÂĄAhora es mi turno! Aelina pensĂł y se levantĂł. Y mientras nos saludĂĄbamos como hasta ahora habĂamos aprendido de la marquesa de Filce, los duques de Mercia sonrieron satisfechos.
â⊠Bueno ya veo. amanteâŠâÂ
Mientras todos sonreĂan felices, Clarabel, que habĂa quedado fuera, abriĂł la boca con voz temblorosa.
âSĂ, eso es correcto. No puedo expresar lo feliz que estoy de conocer a Kenny. Estoy realmente feliz y feliz todos los dĂas».
Aelina sonriĂł tĂmidamente, sus mejillas ligeramente coloreadas como si estuviera presumiendo ante Clarabel.
Aunque fue solo un acto para mostrĂĄrselo, era cierto que era vergonzoso. Para otros puede haber sido simplemente un espectĂĄculo feliz, pero para Aelina, fue una situaciĂłn que la hizo querer esconderse en una madriguera de ratas.
AĂșn asĂ, todos los presentes sonrieron, como si Aelina no se hubiera dado cuenta de que estaba actuando.
La Ășnica persona que no pudo participar del ambiente fue Clarabel.
Aelina tambiĂ©n conocĂa bien este hecho. Todos solo lo miraban para no darse cuenta, pero Aelina lo supo de inmediato porque estaba consciente de Clarabel.
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