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CALOEDDLQE 37

10/10/2023

“Ael, la comida ha llegado. CĂłmela antes de que se enfrĂ­e».

Aelina, que habĂ­a estado mirando hacia afuera sin rumbo fijo, volviĂł la mirada cuando escuchĂł las palabras de Kenneth. En ese momento, el empleado trajo una bandeja que contenĂ­a platos.

Era pan y sopa antes de la comida, ademås de té negro encargado por Kenneth y sidra encargada por Aelina.

Aelina dejĂł escapar una segunda exclamaciĂłn cuando vio la comida que el empleado habĂ­a dejado.

La sopa blanca y esponjosa soltaba burbujas, rogåndole que la comiera råpido. Al ver el vapor blanco que se elevaba, su estómago finalmente comenzó a gruñir.

Pudo haberlo escuchado ya que estaba sentada frente a Ă©l, pero Kenneth no mostrĂł ninguna reacciĂłn. En cambio, simplemente tomĂł su cuchara, tomĂł la sopa y le dio un mordisco.

«Mmm. Es delicioso. Por favor, prueba con Ael tambiĂ©n. Estoy seguro de que se adaptarĂĄ a tus gustos”.

“¿Estás siquiera haciendo una apuesta?”

Con una risita, Aelina tomĂł su cuchara y tomĂł un poco de sopa caliente.

Cuando la sopa caliente entrĂł en su estĂłmago vacĂ­o, sintiĂł que su estĂłmago se estaba llenando lentamente.

Estaba moderadamente sabroso, pero faltaba algo. Mientras me preguntaba qué faltaba, de repente me llamó la atención la sal y la pimienta.

A Yuri, un tĂ­pico coreano, le gustaban los alimentos ligeramente salados independientemente de su salud. Al igual que un webtoon que viĂł antes, le espolvoreĂł sal y pimienta y lo probĂł de nuevo.

Ahora la sopa es perfecta para su gusto.

“¡Mmm, es realmente delicioso! Ahora se adapta perfectamente a mis gustos».

“
 Ael tiende a comer cosas demasiado saladas. Creo que serĂ­a mejor reducirlo gradualmente por el bien de la salud».

«Mmm. Lo sé, pero es un poco difícil cambiar tu gusto una vez que lo has desarrollado».

Aunque lo sabĂ­a en su cabeza, era difĂ­cil cambiar su gusto una vez que lo habĂ­a desarrollado.

SabĂ­a que Kenneth a veces prestaba atenciĂłn a su consumo de sal.

PensĂł que habĂ­a que arreglarlo, asĂ­ que asintiĂł con calma.

“Es difĂ­cil hacerlo todo a la vez. SĂłlo tenemos que ir en la direcciĂłn de reducirlo gradualmente».

Kenneth no le dijo a Aelina que lo arreglara de inmediato. SĂłlo querĂ­a cambiarlo lentamente.

Aelina sonriĂł aĂșn mĂĄs, agradecida por ese sentimiento.

Después de hablar sobre el consumo de sal, las dos personas hablaron de otras cosas y comieron pan y sopa antes de la comida. Mientras vaciaban los platos, el empleado regresó.

Esta vez fue la comida principal.

Kenneth, que siempre comĂ­a solo carne, pidiĂł pasta ligera con mariscos, y Aelina, que comĂ­a principalmente verduras, pidiĂł carne de res y filete al vino.

Cuando colocaron el bistec frente a ella, Aelina tomĂł el tenedor y el cuchillo.

“Ael, dĂ©jalo en paz. Lo cortaré».

Kenneth detuvo a Aelina, tomĂł Ă©l mismo el plato y comenzĂł a cortarlo.

«¿SĂ­? Ah, no, estĂĄ bien… 
 . Gracias.»

Aelina sonriĂł tĂ­midamente, reprimiendo sus mejillas febriles con el dorso de la mano. Nunca antes habĂ­a experimentado algo asĂ­, por lo que me resultĂł difĂ­cil reaccionar.

Kenneth sonriĂł como si estuviera bien y lo cortĂł en trozos que a Aelina le resultaron fĂĄciles de comer.

Cuando devolvía el plato cortado, Aelina apuñaló un trozo con el tenedor para mostrar su gratitud.

La razĂłn por la que Kenneth, a quien le gusta la carne, pidiĂł pasta con mariscos esta vez fue porque Aelina le dijo que probara algo mĂĄs que solo carne.

Como escuchĂł lo que dije e incluso me cortĂł el bistec, pensĂł que estarĂ­a bien comprar un trozo de bistec.

Aelina sonriĂł alegremente y le tendiĂł un tenedor para clavar un trozo de carne. Su intenciĂłn original era tomar el tenedor y dejar que Kenneth se lo comiera.

Sin embargo, Kenneth parecĂ­a haberlo tomado de otra manera, tomando la mano de Aelina y comiendo el filete en ese estado.

La cara de Aelina de repente se puso roja y frunciĂł los labios. Kenneth sonriĂł alegremente y comenzĂł a comer su raciĂłn de pasta sin ninguna preocupaciĂłn.

Fue repugnante ver a Kenneth enrollar fideos con un tenedor y llevĂĄrselos a la boca.

Aelina se comió el filete con un tenedor, prometiéndose no preocuparse.

El bistec, cubierto con una salsa hecha hirviendo vino tinto con azĂșcar, canela, manzana y limĂłn, estaba muy tierno. El bistec, que era ligeramente rosado en la secciĂłn transversal cortada, tenĂ­a un sabor profundo y sabroso.

“Esto tambiĂ©n es muy delicioso. La salsa va bien con Ă©l».

Un sonrojo apareciĂł en las mejillas de Aelina mientras admiraba sus brillantes ojos morados. Estaba tan delicioso que no podĂ­a evitar admirarlo cada vez que le daba un mordisco.

«Me alegro de que te guste. Te lo puedo asegurar, ¿verdad?»

«¥Sí! ¥Por supuesto!»

Aelina sonriĂł alegremente y respondiĂł. Las dos personas se miraron, sonrieron cĂĄlidamente y hablaron.

El aire, mĂĄs suave y cĂĄlido de lo habitual, rodeĂł a las dos personas. El ambiente era agradable y la comida sabĂ­a bien. La situaciĂłn era tan buena que todo fue perfecto.

Lo que alterĂł el ambiente fueron las personas que veĂ­a por primera vez.

Las personas que estaban frente a ellos eran una mujer joven con cabello dorado y rizado, trenzado libremente y colgando hacia un lado, un hombre con una apariencia y color de cabello similar, y una mujer con cabello azul claro.

Entre ellos, sabía quién era la mujer rubia. Esta es la primera vez que la veía en persona, pero ya la había visto en retratos antes.

La villana de esta novela fue la princesa Clarabel Siesta Milk Delphine Van Mercia.

Cuando Kenneth vio eso, su expresiĂłn se volviĂł mĂĄs rĂ­gida que antes.

Clarabel debiĂł sentir su mirada y sonriĂł con gracia al saludarlo.

«Ha pasado un tiempo, Kenneth».

«Duque Snowel, te veo desde aquí».

«Ha pasado un tiempo, duque Snowel».

“
 Mucho tiempo sin vernos, Lady Clarabel y Duque de Mercia. Oh, ¿cómo le ha ido a la duquesa de Mercia?”

Kenneth no quiso saludar, pero hablĂł con rigidez, con un tono que claramente significaba que lo estaba forzando.

Las expresiones en los rostros de los miembros de la familia del Duque no cambiaron, como si realmente no les importara. Aelina se limitĂł a beber sidra y escuchĂł su conversaciĂłn en silencio.

Al mismo tiempo, el tono de Clarabel hacia Kenneth era bastante informal.

SegĂșn lo que habĂ­a aprendido de la marquesa de Filce, Clarabel deberĂ­a haberse referido a Kenneth como el duque de Snowel.

Sin embargo, lo llamĂł ‘Kenneth’ como si quisiera mostrĂĄrselo. Era desagradable lucirse asĂ­ delante de su amante.

Por supuesto, Aelina no era su verdadera amante, pero aun asĂ­ era desagradable.

«¿Qué estå pasando aquí? Si hubiera sabido que Kenneth vendría, lo habría invitado».

Clarabel sonriĂł tĂ­midamente y se dirigiĂł al trabajo. Ese coqueteo no funcionĂł con Kenneth, quien ya la habĂ­a tildado de acosadora.

En lugar de responder a la pregunta de Clarabel, Kenneth volviĂł a girar la mirada y se la dirigiĂł a Aelina, quien ponĂ­a los ojos en blanco ignorante de la situaciĂłn.

«Eso fue grosero. Quiero tener una comida privada con mi amante. Ya que Lady Clarabel estĂĄ aquĂ­, me gustarĂ­a presentĂĄrsela. Esta es mi amante, Ael. Ael, esta es la Princesa de Mercia, su hermano, el Duque de Mercia, y su esposa, la Duquesa de Mercia”.

«Me alegro de verte. Mi nombre es Aelina Punic Credin. Aunque me falta resistencia, me convertí en la amante de Kenny, o mås bien del Duque Snowel».

ÂĄAhora es mi turno! Aelina pensĂł y se levantĂł. Y mientras nos saludĂĄbamos como hasta ahora habĂ­amos aprendido de la marquesa de Filce, los duques de Mercia sonrieron satisfechos.

“
 Bueno ya veo. amante
” 

Mientras todos sonreĂ­an felices, Clarabel, que habĂ­a quedado fuera, abriĂł la boca con voz temblorosa.

“SĂ­, eso es correcto. No puedo expresar lo feliz que estoy de conocer a Kenny. Estoy realmente feliz y feliz todos los dĂ­as».

Aelina sonriĂł tĂ­midamente, sus mejillas ligeramente coloreadas como si estuviera presumiendo ante Clarabel.

Aunque fue solo un acto para mostrĂĄrselo, era cierto que era vergonzoso. Para otros puede haber sido simplemente un espectĂĄculo feliz, pero para Aelina, fue una situaciĂłn que la hizo querer esconderse en una madriguera de ratas.

AĂșn asĂ­, todos los presentes sonrieron, como si Aelina no se hubiera dado cuenta de que estaba actuando.

La Ășnica persona que no pudo participar del ambiente fue Clarabel.

Aelina también conocía bien este hecho. Todos solo lo miraban para no darse cuenta, pero Aelina lo supo de inmediato porque estaba consciente de Clarabel.

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