-¿Cómo te ha ido, Iris?- Leticia preguntó.
Estaban en el salón de visitantes del Palacio Real.
-He estado bien-.
Iris respondió.
Iris no pudo evitar preguntarse qué estaba haciendo Leticia aquí. Ella era la Condesa Reinfeldt, por lo que podía ingresar al palacio con un procedimiento mínimo.
La habitación en la que estaban estaba atendida únicamente por Katri para mayor privacidad.
Si tenía algún recado en Palacio, ¿por qué no pidió ver a Matthias en lugar de a Iris?
Iris se quedó estupefacta cuando le informaron que su hermana estaba solicitando verla.
Leticia se rió suavemente, llamando a Iris al presente.
-En tan solo unas semanas, te convertirás en Reina-.
Iris permaneció en silencio.
Planeaba dejar el palacio pronto, una vez que Ernest fuera liberado de la poción de amor. Ella le había enviado la carta a Matthias, quien se lo había dicho a Ernest. Desde ese día, Ernest la abrazó con enloquecida pasión todas las noches. Incluso cuando ella perdió la cabeza por el placer, él puso su cosa caliente dentro de ella y la obligó a salir del mundo del sueño. Era como si estuviera tratando de mantenerla cansada para evitar que escapara. Desde otro punto de vista, su comportamiento era igual a la tortura y la violación.
Sin embargo, Iris sintió una alegría oscura más que pena. Ella entendió que la poción de amor todavía estaba en efecto. Si bien no era una buena situación, en el rincón de su mente, había una parte tonta de ella que se sintió aliviada.
-¡Iris! ¡Iris!-
-¿Hmm…?-
-¿Has estado escuchando lo que te he dicho?-
Leticia infló la mejilla con disgusto.
-Oh, perdoname-
No le des una oportunidad a Leticia. Aunque había aprendido esto lo suficiente, por un momento pareció estar perdida.
Cuando Iris se disculpó, Leticia bajó las cejas.
-¿Estás lista para ser Reina con esa actitud?- Leticia reprendió a Iris.
Al mirar sus ojos verdes, Iris tuvo un mal presentimiento.
Leticia se llevó la mano a la mejilla con expresión preocupada.
-Hay algo que me preocupa. ¿Sabes qué es, Iris?-
-¿Qué es?-
-Vas a ser Reina, así que después de tu matrimonio tendrás que dar a luz a un buen chico-
La discusión de Leticia estaba tomando un salto errático tras otro, a Iris le resultaba difícil de entender. Aún así, logró entender lo que Leticia estaba tratando de decir.
-Parece que te has olvidado de la hermana, en este país, un niño o una niña pueden heredar el trono-
Ambas estudiaron las mismas cosas que las hijas de una familia noble, pero parece que Leticia puede haberlo olvidado.
Pero a Iris se le olvida. De niña, nunca podrás ser feliz a menos que te cases con un buen hombre y des a luz al hijo de tu amado esposo.
Solo esperar a que su amado esposo regrese a casa en la mansión es la mejor felicidad. Entonces Leticia insistió en que Iris tuviera un niño. Ciertamente, ser Reina sería un trabajo duro, es posible que Iris no pueda pasar el día con elegancia y tranquilidad como lo hizo Leticia.
Iris estaba a punto de replicar, pero recordó lo que había dicho Ernest en el último baile:
«Condesa, usted es un pariente importante de mi amada, así que me gustaría que fuera más considerada con su hermana».
Su hermana Leticia puede ser su única pariente cercana, pero no era necesario pensar que sus palabras eran absolutas. Iris ahora tenía a alguien que la entendía, aunque era amor nacido de una poción.
La creciente oscuridad en su corazón se aclaró. Ella exhaló silenciosamente y miró a su hermana con calma.
-Leticia, ¿por qué querías verme hoy?-
Leticia tenía una mirada de recuerdo en su rostro,
-Sí-, dijo, – te traje el antídoto-.
-¿Antídoto…?-
Leticia sacó una botella transparente y la colocó sobre la mesa entre ellos, ante Iris.
-Matthias me pidió que se lo trajera-
Iris se convenció en ese momento.
Dentro de la botella había caramelos azules; no cabía duda de que éste era el antídoto.
Pero Matthias le había contado a Ernest sobre la carta; para que él preparara el antídoto, ¿pensaba que Iris ya no tenía que ser Reina?
Leticia siguió rumiando, inclinando la cabeza de izquierda a derecha.
-¿Qué dijo Matthias que era un antídoto para …?-
Parecía que Matthias le había contado a Leticia sobre la poción de amor. Iris no podía creerlo.
Leticia continuó murmurando tratando de recordar.
Iris se sorprendió de que Leticia se hubiera olvidado. Si Leticia tuviera un poco de sentido común, estaría regañando a Iris. Pero tampoco era algo de lo que Iris pudiera hablar.
Con pensamientos encontrados, Iris miró fijamente la pequeña botella sobre la mesa.
Eran el antídoto para la poción de amor…
Eran dulces azules solubles. Pero Ernest sería liberado con una sola gota.
E Iris perdería su falsa felicidad.
Aunque sabía que esto pasaría, tenía miedo. Y decepcionado de que el antídoto realmente existiera.
Cuando alcanzó el vial, la puerta se abrió con un fuerte golpe,
-¡Iris!-
Ella miró hacia arriba para ver a Ernest en la puerta con Matthias detrás de él.
-Ernest…-
¿Por qué habían venido?
Iris trató de ocultarle el antídoto, pero Ernest corrió hacia ella.
-Iris, quiero que me perdones por mi tontería.-
(¿Eh?-
-No, puedes estar enojada conmigo-
-Um, ¿Ernest-sama…?-
-Y puedes ordenarme que haga lo que quieras que haga-
Iris estaba aturdida por Ernest diciendo tal cosa con una expresión seria. Más bien fue ella, quien le había dosificado con una poción de amor, quien debía disculparse.
Ella pensó que se estaba disculpando por su comportamiento abusivo estos últimos días, pero no había razón para venir a este salón en este mismo momento con Matthias por eso.
Mientras Iris estaba sorprendida, los ojos de Ernest se abrieron como si recordara algo.
-Pero antes de eso, primero…-
¿Antes que? Iris no podía imaginar lo que estaba pasando.
Ernest sacó una botellita del bolsillo del pantalón. Dentro estaba la gota de melocotón rosado.
-Iris, cuando sepas la verdad, seguramente me despreciarás-. Ernest dijo con una expresión de dolor. Aun así, el brillo de los penetrantes ojos dorados era fuerte.
Iris estaba confundida y miró a Matthias detrás de él. Pero Matthias tenía un aura tranquila como si estuviera supervisando todo, pero no dijo nada a pesar de que Iris lo miró interrogante.
Iris se volvió hacia Ernest, quien sacó la última gota dulce.
La botella estaba vacía. La poción de amor ya no existía.
-Pero tengo tanto que contarte-. Dijo mientras la miraba directamente con una fuerte disposición, al mismo tiempo, tomó el último dulce.
Iris no pudo comprender el motivo de sus acciones. Aun así, se dio cuenta de que tenía que estar en su punto de vista después de tomar la poción de amor.
Incluso si ella le dio el antídoto en un futuro cercano, hasta ese día, quería todo su afecto por ella solo.
Mientras Ernest empujaba el vidriado entre sus labios ante Iris, mirando en silencio.
En ese momento,
-¡Recuerdo! Un antídoto para la poción que ata a dos personas-
El sonido de un aplauso explosivo llenó la habitación, provocando que Iris y Ernest se volvieran hacia Leticia. Se escuchó un crujido.
-¡Letty!- Dijo Matthias irritado.
Matthias rara vez mostraba emoción; ¿qué esta pasando?
Iris se volvió hacia Ernest pensando: ¡de ninguna manera!
En ese momento, su garganta se movió mientras tragaba.
Iris estaba teñida de desesperación.
Ernest había mirado a Leticia mientras se tragaba la poción de amor.
Atrás | Novelas | Menú | Siguiente |