ÂżLos diamantes eran gemas comunes? Los collares normales tendrĂan un diamante en el medio, apoyado en el esternĂłn, conectado a una fina cuerda de oro. El diamante solo serĂa un accesorio para el resto del collar. Para este collar, el personaje principal del collar era un enorme diamante que la hizo sospechar si realmente era un diamante o solo una pieza de vidrio.
Nunca antes habĂa visto algo asĂ. PodĂa adivinar que incluso si una de las damas nobles tuviera algo como esto, tendrĂan demasiado miedo y no se atreverĂan a tenerlo en el cuello cuando salieran.
Ella vacilĂł, preguntĂĄndose en su corazĂłn si deberĂa atreverse a tocarlo, luego se acercĂł con cuidado y tomĂł el collar con ambas manos. Casi perdiĂł su gran peso en el momento en que tocĂł sus manos.
Ăselo y verĂĄ, su excelencia.
Una sirvienta trajo un espejo de cuerpo entero mientras LucĂa estaba mĂĄs encantada. Se abrochĂł el collar y se parĂł frente al espejo. El peso del collar la hizo sentir como si alguien le empujara el cuello con las dos manos. Todo su escote estaba densamente cubierto de brillantes diamantes.
«Le queda muy bien, su excelencia».
Jerome estaba complacido y la prodigĂł con cumplidos.
El collar que esperaba era un adorno femenino lindo o comĂșn, no un artĂculo raro que parecĂa provenir del tesoro real.
âÂżRealmente comprĂł esto? ÂżComo regalo para mĂ?»
âSu Excelencia lamenta que haya sido necesario mĂĄs tiempo del que pensaba para que llegara el regalo. QuerĂa dĂĄrtelo antes de partir para la inspecciĂłn «.
«Esto … esto es bastante excesivo».
Jerome estaba desconcertado por la reacia respuesta de LucĂa.
«No es excesivo, su excelencia».
âSi el destinatario se siente agobiado, entonces es un regalo excesivo. Jerome, si … le dijera a su excelencia que me siento agobiado, Âżse enfadarĂa?
«SĂ.»
Jerome respondiĂł con firmeza. HabĂa visto cĂłmo su maestro eligiĂł este regalo con una expresiĂłn bastante feliz. Era la primera vez que su maestro habĂa elegido personalmente un regalo para una mujer. En el pasado, solo le pedĂa a Jerome que pagara por cualquier artĂculo que la mujer quisiera.
Esa fue su primera teorĂa, pero LucĂa no sabĂa que no importaba lo rico que fuera, ese regalo no era algo que regalarĂa con un corazĂłn alegre. Solo pudo adquirirlo preguntando e incluso pagando una prima, ya que el collar ya lo ganĂł un miembro de la realeza en otro paĂs en una subasta de joyas.
El dinero era dinero, pero sus esfuerzos estaban claros. QuerĂa darle un regalo especial. Pero debido a que dio el regalo de una manera tan simple, se creĂł un pequeño malentendido.
O … Âżes una recompensa? Como le gusta dormir conmigo …
Esa fue su segunda teorĂa. Sin embargo, la idea de dar su cuerpo y que le pagaran como una prostituta la hacĂa sentir terrible por todas partes. Entonces, Âżes algo asĂ como un hĂĄbito? Tiene muchos amantes, por lo que podrĂa ser una rutina dar regalos a las mujeres ‘.
Esa fue su tercera teorĂa. Esta teorĂa era la misma que la anterior en que la hacĂa sentir terrible. Sin embargo, la primera teorĂa fue la mĂĄs fĂĄcil de asimilar. HurgĂł en su cabeza pero no pudo pensar en mĂĄs teorĂas.
ExcluyĂł internamente la teorĂa de que podrĂa ser un regalo con un significado especial. LucĂa suspirĂł profundamente. El regalo, tan precioso que fue un poco difĂcil de soportar, fue como una piedra arrojada a su corazĂłn tranquilo y dormido, provocando una onda.
El sonido en su pecho era ensordecedor, pero aun asĂ, habĂa estado soportando bien hasta ahora. TenĂa miedo de que un dĂa, sin siquiera darse cuenta ella misma, se aferrarĂa a sus pantalones como una sanguijuela y luego, un dĂa, recibirĂa un ramo de rosas amarillas. Simplemente imaginarlo era horrible.
En cualquier caso, asĂ es mi tĂa abuela. Ahora, aunque no estoy seguro de querer tener como amigo a un alborotador como tĂș, pero si por casualidad alguien dice que deberĂamos ser amigos, entonces lo complazco y me postro «. [Kate]
Los ojos de las dos mujeres se encontraron y ambas se echaron a reĂr. Las palabras de mente abierta de Kate realmente coincidĂan con su personalidad cuando soltĂł una carcajada y extendiĂł su mano derecha.
LucĂa se riĂł entre dientes y extendiĂł la mano. A ella le gustĂł esta dama alegre y directa desde el principio. Kate sonriĂł y tomĂł la mano de LucĂa.
«¿PodrĂa ser que a su excelencia no le guste que salgas?» [Kate]
«Ja ja. No es asĂ. No es ese tipo de persona «. [LucĂa]
Si Hugo estuviera aquĂ, inmediatamente habrĂa respondido que no le gustaba. Hugo no controlĂł su movimiento; salir o no; porque no habĂa razĂłn para hacerlo. No habĂa necesidad de decirle a alguien que siempre se quedaba dentro de la mansiĂłn que no abandonara los muros del castillo.
«¿No te sientes frustrado por quedarte en Roam?»
âAh, no seas asĂ, Âżquieres aprender a montar a caballo? Cuando doy un rĂĄpido paseo a caballo, siento que todas mis frustraciones se disipan «.
Kate querĂa que la extremadamente reservada LucĂa aprendiera los placeres de la actividad al aire libre. El mundo era vasto y habĂa muchas formas de divertirse.
El hombre gimiĂł y empujĂł dentro de ella. En la cima de su placer, se retorciĂł violentamente dentro de ella, se desgarrĂł y se soltĂł.
«Ung … ÂĄHk!» (jadeos)
Sus ojos hĂșmedos se llenaron como los de una fuente desbordante y sus lĂĄgrimas corrieron por su rostro. No podĂa concentrarse con las oleadas de placer eufĂłrico que recorrĂan su cuerpo. Se sintiĂł como si estuviera flotando en el aire y luego de repente se hundiĂł, cayendo a un lugar desconocido, como si estuviera cayendo sin cesar hacia su muerte.
LucĂa le implorĂł mientras gimoteaba. Se movĂa mucho mĂĄs duro y brusco que antes. Toda su energĂa habĂa sido exprimida y no podĂa convocar ningĂșn poder. Todo su cuerpo era mĂĄs sensible, por lo que sus manos simplemente recorriendo su piel le causaron dolor de excitaciĂłn.
Cuando los Ăłrganos sexuales de ambos se encontraron, la excitaciĂłn del movimiento y el placer que lo acompañó se entregaron a ambas partes sin demora. Pero, aunque Hugo pudo manejarlo, LucĂa no pudo.
âÂĄHk! ÂĄAh! ÂĄNo! ÂĄDetener!»
Hugo mirĂł a la mujer que se retorcĂa debajo de su cuerpo. Sus pupilas estaban muy abiertas y parecĂan algo temerosas y sus pestañas estaban mojadas. BajĂł la cabeza y lamiĂł las lĂĄgrimas que acababan de caer de sus ojos.
CapturĂł sus labios rojos ligeramente abiertos y mientras lo chupaba, entrelazĂł su lengua en la boca abierta. Fue un beso corto y su lengua acariciĂł ligeramente el interior de su boca. Luego comenzĂł a besarla de nuevo.
Ăl succionĂł, lamiĂł, acariciĂł y mordiĂł sus labios. Fue un beso apasionado que no ocultĂł su tierno pero explĂcito deseo.
«¿DeberĂa parar?»
A pesar de que estaba diciendo eso, una vez mĂĄs empujĂł dentro de ella. RĂĄpidamente se envolviĂł en su carne mĂĄs Ăntima y su respiraciĂłn se volviĂł irregular.
«Hng … sĂ …»
«Bien.»
Al instante, sus ojos llorosos se agrandaron ligeramente. Las comisuras de sus ojos se curvaron y se riĂł perezosamente.
«Solo un poco mås.»
Por supuesto, deberĂa haberlo esperado. Una vez mĂĄs fue engañada. Se sintiĂł tan agraviada que empezĂł a sollozar.
‘Esto es peligroso.’
A pesar de que murmurĂł eso, su expresiĂłn facial estaba llena de hambre y codicia, como la de una bestia hambrienta frente a su presa. Cuando el borde de sus ojos se volviĂł mĂĄs rojo, comenzĂł a moverse y la parte inferior de su cuerpo reaccionĂł de inmediato.
Ăl empujĂł dentro de ella, golpeando un lugar que sabĂa que le gustaba, provocando que su cuerpo se estremeciera y dejĂł escapar un gemido coqueto. Las palabras para ponerle fin estaban en la punta de la lengua, pero su gemido era demasiado estĂmulo.
«Sólo una vez mås.»
Ella jadeĂł mientras lo miraba sospechosamente con sus ojos hĂșmedos.
Sus ojos parecĂan muy dĂłciles. SucedĂa todo el tiempo, pero entonces pensarĂa que tal vez esta vez. HabĂa repetido el mismo error mĂĄs de lo que podĂa contar. Ella le dio un pequeño asentimiento y las comisuras de su boca se elevaron.
Su cuerpo se estremeciĂł cuando su cĂĄlido miembro que estaba envuelto dentro de ella fue sacado rĂĄpidamente. Ella vacilĂł por un momento mirando su entusiasmo que parecĂa que nunca terminarĂa, luego obedientemente se dio la vuelta y se acostĂł boca abajo.
Sus nalgas blancas y regordetas estaban distorsionadas en su agarre. Apreciaba sus curvas apetitosas que comenzaban desde su espalda hasta su cintura, conduciendo a su trasero y luego empujaban rĂĄpidamente hacia ella desde atrĂĄs. Su cuerpo instantĂĄneamente temblĂł intensamente.
«Hnnng …»
âÂĄHk! Haa … de verdad. Me estoy volviendo loco.»
No podĂa tener suficiente de su sabor sin importar cuĂĄntas veces lo experimentara. Lejos de cansarse de eso, cada vez que la abrazaba, siempre se sentĂa fresco. Esta mujer con un gusto tan celestial era suya. Nadie podĂa tocarla.
Si pudiera, grabarĂa un letrero en cada parte de su cuerpo para mostrar que ella era suya. Ăltimamente, cada vez que la miraba, en la profundidad de sus ojos, habĂa un aura peligrosa y posesiva.