RestauraciĂłn del Castillo Calypse (2)
«Un beso de una mujer noble es el honor mås alto que un caballero puede recibir».
Su respuesta llegĂł un poco despuĂ©s, la serenidad aĂșn en sus rasgos. âVengo de un entorno humilde, por lo que nunca tuve muchos sentimientos por historias tan anticuadas. AdemĂĄs, no sentirĂa ningĂșn honor al recibir un beso de una mujer que hubiera fruncido el ceño ante mi insoportable hedor cuando me acerquĂ© a ella «.
Max se sorprendiĂł por su respuesta apĂĄtica y mantuvo los ojos fijos en el suelo, su mirada lo suficiente como para hacer un agujero en ellos en cualquier momento.
Riftan apoyĂł su espada en la pared y se acostĂł en la cama con ella, demostrando que no tenĂa ninguna intenciĂłn de ser sarcĂĄstico por sus preguntas sobre su vida personal y sus predilecciones en torno a ella. Al darse cuenta de que Max se tensĂł automĂĄticamente ante la segunda presencia a su lado, Riftan dejĂł escapar una sonrisa irĂłnica mientras rodaba a su lado.
âNo te preocupes, no te molestarĂ© esta noche. EscuchĂ© que estabas adolorido «.
Max asintió con la cabeza, muy råpido para ser considerado normal, con el cuello enrojecido. Cuando Riftan la agarró y tiró para que se tumbara a su lado, colocó la tapa sobre la låmpara, apagando el fuego que brillaba junto a él. La oscuridad envolvió lentamente la habitación. Y escuchó cómo los latidos de su corazón comenzaban a relajarse, sus pensamientos olvidados.
Otro dĂa pasĂł por el castillo Calypse de esta manera.
***
El almizcle de la tierra llenĂł el castillo mientras el aguacero continuaba durante dĂas.
A pesar del clima, Riftan habĂa ido inspeccionando el pueblo, la mina y las granjas. Queriendo ser responsable tambiĂ©n, Max habĂa pedido permiso para usar la biblioteca libremente. Se sintiĂł invadida por la incertidumbre con todos los libros, pensando demasiado en que podrĂa dañarlos, pero pronto su miedo se convirtiĂł en asombro mientras examinaba las estanterĂas.
Max encontrĂł un libro de contabilidad escrito por Knight Roem, quien una vez habĂa gobernado a Anatol anidado entre los pergaminos.
Se contuvo de indagar en libros de literatura poĂ©tica de la era de Roem y en su lugar abriĂł un libro sobre matemĂĄticas. No estaba intentando aprender nada demasiado grandioso. Lo primero que tenĂa que hacer era fortalecer sus conocimientos rudimentarios sobre moneda y aritmĂ©tica bĂĄsica.
Pero sin alguna guĂa, sus esfuerzos fueron en vano, fue un gran desafĂo para alguien sin la educaciĂłn adecuada.
«La señora, la presidenta del gremio de comerciantes, ha venido a visitarla».
Max cerró el libro que estaba leyendo y salió de la biblioteca. Cuando siguió a Rodrigo a la sala de estar, un hombre de unos treinta y tantos se levantó de su asiento para saludarla.
âEs un honor conocerla, señora Calypse. Mi nombre es Aderon Thoner «. El comerciante inclinĂł la cabeza en señal de deferencia.
Max apenas podĂa poner una sonrisa en su rostro. Se le informĂł que el comerciante vendrĂa a ella, ahora que la lluvia habĂa amainado, pero enfrentarlo la ponĂa extremadamente nerviosa. Pero tal vez fuera mĂĄs por las decisiones que iban a caer en sus manos.
Max contuvo el aliento antes de abrir la boca. «G-gracias por venir a través de t-the r-rain».
âNo es ningĂșn problema, señora. Pido disculpas por no haberte visitado lo suficientemente pronto â, respondiĂł el comerciante, sonriendo generosamente.
Max se sentĂł frente a la mesa frente a Ă©l. Tan pronto como se sentĂł en la silla acolchada de felpa, todavĂa se sentĂa demasiado ansiosa para iniciar una conversaciĂłn. A pesar de tener suficiente oportunidad para hablar despuĂ©s de reunirse con Ă©l, en lugar del silencio que su padre le exigĂa, no deberĂa estar demasiado nerviosa ahora. Pero no pudo evitar sentirse nerviosa.
âEscuchĂ© que planeas renovar el castillo. ¿Tiene un lugar especĂfico por el que desea comenzar? »
El comerciante hablĂł antes que Max, quien no se atreviĂł a hablar rĂĄpidamente.
âB-bueno, yo quiero t-to c-change t-the windows f-first. E-los pasillos estĂĄn demasiado oscuros y muchas habitaciones tienen ventanas ww rotas «.
âCambiar todas las ventanas del castillo por otras nuevas aumentarĂĄ considerablemente el costo. ¿EstĂĄs pensando en balt-glass?
Max se imaginĂł las ventanas transparentes del interior del castillo Croix. Ella no sabĂa que habĂa diferentes tipos de vidrio.
âEl precio varĂa mucho segĂșn el tipo de vidrio. Balt-glass es el mĂĄs barato, mientras que el cristal del continente sur es la variante mĂĄs cara. Si lo desea, puedo preparar algunas muestras para mostrĂĄrselas la prĂłxima vez «.
«S-sĂ, me-gustarĂĄ mucho».
«¿Alguna otra cosa que le gustarĂa cambiar?»
âN-necesitamos c-cortinas para t-la w-ventana y una c-lĂĄmpara de araña f-para el b-banquete r-room. A-tambiĂ©n d-alfombras c-decorativas f-para los pisos a-y w-paredes … »
Al darse cuenta de que esto podrĂa ser un negocio enorme para Ă©l, el comerciante sonriĂł de oreja a oreja. Por otro lado, Max sintiĂł que su garganta se apretaba. Riftan dijo que pagarĂa cualquier precio, pero Âżrealmente quiso decir alguna cantidad? AĂșn no sabe si continuar con este grande. Sin mencionar el ambicioso proyecto de ella, el comerciante habĂa comenzado a apresurarse con sus planes. Deseoso de darle vida y embolsarse las monedas exorbitantes.
âSe necesita algo de tiempo para ordenar todos los artĂculos que ha enumerado. VolverĂ© con muestras lo antes posible en el momento que mĂĄs le convenga. Si me lo permite, Âżpuede mostrarme los pisos y las paredes que tiene la intenciĂłn de decorar, señora?
Max mirĂł a Rodrigo con una ligera inclinaciĂłn de cabeza. El comerciante sabrĂa lo que necesita el castillo mejor que ella.
Los dos salieron de la sala y se dirigieron al salĂłn de banquetes mĂĄs grande del castillo. Rodrigo, un criado mayor, y dos guardias los siguieron por detrĂĄs. Cuando Aderon, el comerciante, mirĂł alrededor de la habitaciĂłn, pronto pronunciĂł un largo discurso sobre quĂ© parte de la habitaciĂłn necesita quĂ© y quĂ© artĂculos necesitarĂan para pedir mĂĄs.
Max hizo todo lo posible por recordar cada palabra que mencionĂł;Â Vanguardista, dijo, cada pieza exĂłtica que enumeraba promete exuberancia para el interior lĂșgubre.
«¿Qué opinas sobre cambiar las baldosas de piedra en mårmol?» sugirió, mirando al suelo con desaprobación.
«P-nosotros ss-deberĂamos trabajar en nuestras p-prioridades f-primero …» comenzĂł Max, tratando de no dejarse atrapar por demasiados detalles.
Pero el comerciante continuĂł moviendo sus manos por la habitaciĂłn, sus palabras eran rĂĄpidas y contrastaban con sus vacilantes palabras.
âCreo que las baldosas de mĂĄrmol en el piso y un mural – las paredes necesitarĂĄn rehacer con cal – se verĂĄn fantĂĄsticos. Obviamente, me asegurarĂ© de que solo se utilice la excelencia en la restauraciĂłn «.
«Te-tendré que pensar en eso», respondió con una sonrisa incómoda.
âCreo que es necesario volverse extravagante y elaborado. ¥Este es el castillo del mejor caballero del continente! ¿No estĂĄs de acuerdo en que se merece vivir digno de elogio como su tĂtulo? El comerciante respondiĂł apasionadamente, haciendo que Max se congelara, su sonrisa superficial se volviĂł casi torcida.
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