Nisha, parada frente al espejo, puso su ropa en orden. Llevaba ropa de calle ligera. Se imprimieron dos manchas rojas en su cuello, que a primera vista se revelaron a travĂ©s del cabello largo. Era un rastro de Frey. Nisha todavĂa estaba viva con sus huellas grabadas en su cuerpo.
Cuando saliĂł, ya habĂa un carro esperando frente a la mansiĂłn. Nisha se puso un abrigo y subiĂł al carruaje negro que la llevarĂĄ a salvo a la capital.
La capital, que llegĂł en unos dĂas, estaba abarrotada. En ese ambiente animado, solo Nisha estaba lejana. MirĂł el mapa de la capital y aprendiĂł el camino de antemano. Al buscar letreros y doblar el callejĂłn, fue fĂĄcil encontrar un banco llamado Kamansha.
El gerente de este lugar era el hombre de mi padre. Se callarĂĄ para siempre sin importar lo que Nisha haga aquĂ. El gerente, que la mirĂł con una mirada sutil, tenĂa una cuenta abierta a su nombre. Es decir, sacaban artĂculos que habĂan estado mucho tiempo en un almacĂ©n privado.
Era una caja negra un poco mĂĄs grande que el puño de Nisha. Mientras se enfrentaba a lo que habĂa estado esperando durante mucho tiempo frente a ella, una extraña sensaciĂłn le hizo latir el corazĂłn. Nisha la puso en sus brazos sin decir nada y saliĂł del banco.
DespuĂ©s de salir del edificio, Nisha pasĂł por la oficina de correos. Antes de enviar el artĂculo por correo, verificĂł por Ășltima vez el contenido de la caja. Esta fue la segunda vez desde que lo vio solo una vez cuando era niña. No fue diferente de entonces. Pero nunca lo volverĂa a ver.
Ahora hay un Ășltimo lugar para pasar.
Nisha vestĂa un abrigo que cubrĂa su cuerpo un poco mĂĄs apretada. Se parĂł frente al edificio gris. A diferencia de los lugares en los que se detuvo antes, la entrada al edificio gris estaba custodiada por varios caballeros.
EntrĂł bajo la mirada atenta de los caballeros. Sin embargo, a diferencia de los lĂmites estrictos, sĂłlo llevĂł una pequeña caja adentro.
HabĂa un agujero largo y estrecho en la caja que habĂa sido cerrada. Nisha puso una carta escrita con anticipaciĂłn.
Habiendo terminado todo, Nisha saliĂł silenciosamente.
Todo lo que quedaba estaba esperando. Para ello, tuvo que quedarse en la capital unos dĂas mĂĄs.
Nisha se quedĂł en una mansiĂłn predeterminada y mirĂł hacia afuera. Era luna llena por eso estaba inquieta. Al recibir la noticia que habĂa estado esperando, Nisha saliĂł de la capital.
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El carruaje que llevaba a Nisha corriĂł por el sendero del bosque y llegĂł a un acantilado. Nisha mirĂł sola el acantilado sin presencia humana. Un ĂĄrbol denso la cubriĂł. Nisha mirĂł hacia abajo desde el borde del acantilado rodeado de arbustos. AllĂ, pudo ver la mansiĂłn de Adelhier de un vistazo.
Nisha mirĂł hacia la mansiĂłn donde habĂa crecido con un rostro inexpresivo.
Hace veinte años.
El segundo prĂncipe liderĂł las fuerzas que lo siguieron y provocĂł la rebeliĂłn. La guerra en el imperio durĂł mĂĄs de dos años y terminĂł con la victoria del adversario. Todos los que participaron en la rebeliĂłn fueron decapitados, incluso sus familias y miembros de la familia no pudieron sobrevivir.
La familia Imperial destruyĂł a todas las familias que incluso habĂan estado en contacto con el segundo prĂncipe, y continuĂł durante la prĂłxima dĂ©cada mĂĄs o menos.
El padre de Nisha, el conde Adelhier, fue el Ășnico rebelde que escapĂł con su familia a los ojos de la familia imperial.
GuardĂł las reliquias que el Segundo PrĂncipe mĂĄs apreciaba durante mucho tiempo. La reliquia pasĂł al padre de Nisha, Roman.
Bajo la ley imperial, las mujeres no pueden heredar a sus familias. La madre de Frey muriĂł al dar a luz a Nisha. Era como si la familia Adelhier hubiera escapado.
Sin embargo, los secretos de la familia no se podĂan filtrar a extraños. Roman decidiĂł entregar las reliquias del Segundo PrĂncipe a Nisha.
Nisha enviĂł las reliquias del Segundo PrĂncipe a Edom. Al no haber heredado la familia, no conocĂa la existencia del recuerdo. Era un reloj de bolsillo con zafiros y diamantes dentro. Cualquier cosa rara era suficiente para que Edom volviera los ojos hacia su cuello.
DespuĂ©s de salir de la oficina de correos, el Ășltimo lugar por el que pasĂł Nisha fue Sinmungo. EnumerĂł a la familia Adelhier como parte de la traiciĂłn en una caja donde podĂa acusar los pecados de alguien de forma anĂłnima.
El emperador estaba extremadamente cauteloso con la rebeliĂłn debido a su amarga experiencia. Un remanente de un traidor que pensaba que todos habĂan sido masacrados y abandonados. TambiĂ©n es una familia que guarda las reliquias que mĂĄs apreciaba el Segundo PrĂncipe.
Nisha se riĂł mientras miraba la mansiĂłn de Adelhier.
Los caballeros que habĂan sido acusados ââatacaron la mansiĂłn Adelhier. Se llevaron a numerosos caballeros y un fuego ardiente encendiĂł la mansiĂłn del pecador.
«Unos años antes, el sujeto nació como su hermano mayor, ¿y esa campaña fracasó?»
DespuĂ©s de la muerte de su padre, Edom abusĂł diariamente a Nisha. Entonces, un dĂa, se emborrachĂł y entrĂł en el sĂłtano donde encerraron a Nisha. GolpeĂł a Nisha en la mejilla y gruñó. Borracho y tambaleante, estaba obsesionado con golpear a Nisha, e incluso decĂa cosas que no debĂa.
âSerĂa bueno si lo supiera. Y hacer que la gente te compre.â
La sangre de Nisha se congelĂł ante esas palabras.
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