En un baile real, que se celebró en el castillo real del Reino de Berghausen, se reunieron muchos invitados. Entre esta multitud resplandeciente, una voz sonó,
-Lady Iris Reinfeldt, hija del marqués Reinfeldt, ¿quieres casarte conmigo, con Ernest Berghausen?-
En el lujoso salón, el joven Ernest Berghausen se arrodilló ante una joven, Iris.
Ernest era un joven de veintinueve años que gobernó sabiamente el Reino de Berghausen. El reino prosperó bajo su gobierno. Era muy guapo, con ojos de un marrón dorado que tenía un brillo misterioso en ellos, y un cabello plateado brillante que estaba muy corto. Tenía un cuerpo bien formado por entrenar con los caballeros reales desde una edad temprana. Atraía y fascinaba a todos, independientemente de su edad o género.
Pero aún no se había puesto un anillo de matrimonio, por lo que el asiento de la reina estaba vacío. Esto se debía a que no se sentía muy cómodo en presencia de mujeres, por lo que seguía rechazando las invitaciones de hermosas jóvenes. Bueno, eso fue hasta esta noche.
-¿Iris?-
La propuesta de matrimonio improvisada tomó a todos por sorpresa. Todos contuvieron la respiración esperando que la dama respondiera.
Entre ellos, Ernest, arrodillado en el piso de mármol con la mano levantada hacia Iris, sus ojos dorados estaban llenos de profundo afecto. Ante su mirada acalorada, Iris se puso cada vez mas pálida.
-Yo-su Majestad, um… eso… bueno…-
-¿Qué te pasa, Iris? Ah, ¿te he sorprendido? Lo siento.-
Él, el gobernante de su tierra, se disculpó de todo corazón con la encantadora Iris, la mera hija de un marqués. En ese momento, los ojos violetas de Iris se abrieron de miedo. Ella negó con la cabeza, sacudiendo su largo cabello bellamente decorado.
-N-no, por favor, no te disculpes…- dijo nerviosamente
La verdad, no le sorprendió, el problema era que esta persona era el gobernante de su país. Había una cierta razón por la que Iris estaba mortificada por esto.
Ernest exhaló un suspiro de alivio y su expresión se relajó ante su respuesta.
-Bien… eso es bueno. Tenía muchas ganas de tener tu mano esta noche, así que tenía un gran sentido de impaciencia. Estoy seguro de que puedes perdonarme. Dijo con una risa burlona.-
Al ver su hermosa sonrisa, el corazón de Iris sonó como un tokuri *.
* tokuri : botella alta y delgada con una boca estrecha hecha de cerámica, metal o vidrio que se puede usar para sake, shoyu o vinagre de arroz.
Si esto fuera en diferentes circunstancias, Iris probablemente habría aceptado con mucho gusto esta hermosa propuesta con mucho sonrojo, pero lamentablemente, no pudo aceptar.
Porque la declaración de amor de Su Majestad nació de algo asombroso…
Ernest había bebido por error una poderosa poción de amor que puso su mente bajo sus efectos. Iris había querido dárselo a otro.
Incluso si curiosamente estaba soltero hasta ahora, a pesar de que su propuesta era ardiente, la verdad era que nunca había tenido un fragmento de amor por Iris antes de este día. Sería imposible aceptar la propuesta y ser princesa heredera. Porque Iris no tenía la fuerza ni la destreza para continuar con la falsedad sin un hormigueo en la conciencia.
¿Pero qué debería hacer ella?
Este fue un baile ofrecido por Su Majestad el Rey una vez al mes. El enorme salón de baile estaba lleno de la mayor parte de la nobleza del país. Ante ellos, el rey Ernesto le había propuesto matrimonio a Iris. Ella, la hija de un marqués, no tenía motivos para negarse.
Pero no sabía cómo explicaría las circunstancias.
Incluso si no fue intencional, si se supiera que le había dado al Rey una poción de amor, su vida terminaría. Incluso la casa y el nombre de su familia quedarían destrozados.
Ella estaba realmente en serios problemas.
Era culpa suya, pero había sido una situación desesperada. Esta situación puede ser un castigo de Dios contra Iris que intentó usar una poción de amor por razones egoístas. Dicho esto, incluso si ella estaba reflexionando sobre sí misma, no la sacaría de su situación ahora. Se mordió el labio, su rostro se toro pálido tratando de pensar en una salida.
Ella trató de declinar suavemente, pero Ernest se levantó rápidamente y sostuvo su delgada cintura con sus fuertes manos y la atrajo hacia él.
-Er… um…-
-Iris, por favor di que sí. Te juro que te haré feliz.-
-Pero, pero yo…-
-No importa lo que digas, la única mujer que quiero eres tú.- Él le dijo a ella.
-Su Majestad, eh… me siento muy honrada por esto, pero…-
Su amor actual por ella era solo una ilusión creada por la poción de amor. No existía el amor genuino por ella.
-Te amo y quiero que estés a mi lado por el resto de mi vida.-
Pero para la temerosa Iris, el profundo afecto en los ojos de Ernest provenía de la poción de amor.
La abrazó más fuerte y presionó sus labios contra su frente
-Así que Iris, sé mi esposa.-
Se preguntó si habría otras damas que podrían haber resistido tal atractivo y aún así rechazarlo. Iris estaba en un aprieto, pero no podía decir palabras o negarse, sus ojos de color púrpura oscuro estaban preocupados.
Ernest se movió para susurrarle al oído; aunque fue un susurro, resonó en su mente como un fuerte eco.
-Qué preocupante, te amo tanto que me siento acalorado…-
-¡…!-
-Iris, soy malo pero asume la responsabilidad de mí y ayúdame a calmarme.-
Ella no se había casado; este diálogo fue demasiado estimulante para ella. Ella era una doncella que no tenía experiencia, sus mejillas enrojecieron. También sabía que el calor de Ernest se debía a la poción de amor que había bebido por error, pero en realidad no sabía cómo responder.
Ernest sonrió y la abrazó más, se inclinó sobre su oreja, su aliento caliente le hizo cosquillas,
-Contéstame, Iris. Por favor di que sí antes de que pierda la razón. De lo contrario, te retendré aquí mismo…-
Su voz brillante penetró en sus oídos y envió dulces escalofríos por su espalda.
Parecía que la poción de amor tenía un efecto realmente fuerte. Tembló ante la sensual amenaza, asintió con la cabeza para evitar lo peor.
-Gracias, mi Iris. Prometo apreciarte para siempre, mi único amor.-
Ernest sonrió ampliamente y le dio un beso en la mejilla.
El invitado que había estado esperando la respuesta de Iris exhaló un suspiro de alivio.
Se elevó un aplauso celebrando la primavera que había llegado para Su Majestad el Rey.
En un instante, el salón de baile se llenó de alegría.
Pero Iris no pudo celebrar.
¿Qué había hecho ella?
Iris debe mantener el secreto oculto por el resto de su vida.
En el círculo de los brazos de Ernest, recordó cómo había llegado a estas circunstancias.
Tres días antes del baile…
Una disculpa con la calidad de la imagen, no logro encontrarla mejor por ningún lado
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