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Lo miré, sorprendida por el calor en las yemas de sus dedos, antes de darme cuenta, estaba sentado frente a mí sobre una rodilla, saco un pañuelo del bolsillo de su abrigo para secarme la mano, vi como limpiaba el té derramado con un pañuelo de color blanco que no tenía ninguna decoración, tiñéndose de un color marrón.
«…».
Observé en silencio sus movimientos, sin emitir ningún sonido sobre su comportamiento, su toque fue muy meticuloso, de alguna manera sentí pena por lo que estaba pasando así que decidí cambiar el ambiente.
«Debe ser algo muy precioso ya que lo usaste cuando eras joven».
Al oír mis palabras, Latban dirigió su mirada a la ropa que estaba sobre la mesa, luego volvió su cabeza con rostro tranquilo y respondió brevemente:
«Puedes tirarlo».
De ninguna manera lo hubiera hecho, si fuera así él lo habría hecho desde hace mucho tiempo.
«Pero… es algo que todavía te importa».
«Afortunadamente, no parece que tengas alguna quemadura».
Latban insistió que no quería hablar más sobre la ropa así que continúo limpiándome las manos después de un rato soltó un breve suspiro, dirigí mi mirada donde la suya se encontraba queriendo saber cuál era la razón.
«Debes haberte rasguñado antes».
Había un rasguño delgado y largo que no se podía decir que fuera una gran herida, ya que era de aquellas que después de un tiempo de haberte lastimado se hunde y no sabes cuando sucedió o donde, creo que era una marca que había sido causada por la rebelión que hizo Sidel al atraparme hace un rato.
Su respiración corta se sintió en la punta de los dedos.
«¿Por qué no usaste tu Poder antes?»
«…».
No pude responderle, ante mi silencio no hizo más preguntas, en cambio se arrodilló e inclinó su cabeza.
«Sé que estás cansada de mis disculpas, pero… lo siento».
«…».
«La Orden de los Caballeros del Templo, existen para ti, la Santa quien representa a Dios en esta tierra».
Latban quien dijo eso, inclinó más la cabeza.
«Puedes curar a todos, pero no puedes curarte a ti misma, así que existimos para protegerte y ser heridos en su lugar… Pero solo entonces… sabríamos para qué existimos».
Había una sensación de vergüenza en su voz.
Como dijo, los Caballeros del Templo fueron creados para proteger a la Santa, pero ahora parece existir que hay algo más grande que eso llamado ‘Eliminar a las bestias’, pasando su deber más básico; el proteger a la Santa, sin embargo, uno de los Caballeros del Templo amenazó a la Santa y el líder no pudo protegerla varias veces por lo que parecía que estaba muy avergonzado.
Después de un momento de silencio, colocó el pañuelo en mi mano y se puso de pie, sobresaltándome traté de devolvérselo, pero negó con la cabeza.
«Pero…»
Cuando dudé, dijo:
«No te preocupes, no tienes que devolverlo».
«¡…!».
En ese momento, lo miré y abrí con gran sorpresa los ojos, ¡oh Dios mío!, había una leve sonrisa en su rostro, él rió, de alguna manera sentí que lo estaba viendo por primera vez por lo cual me sorprendió y pregunté.
«Sir Latban, ¿Estabas enojado conmigo?»
«¿…?»
Mi pregunta hizo que pareciera de qué diablos estaba hablando por un momento.
«Oh, bueno… me lo aconsejaste después de reunirme con el Príncipe Heredero, que no me acercara. ¿Estás enojado porque no seguí tu consejo?»
Después de escuchar mis palabras el rostro de Latban se endureció, debido a esto su sonrisa había desaparecido débilmente sin dejar un rastro, se puso de pie como si se hubiera derrumbado de repente y no dijo nada, después de un tiempo habló.
«No es con la Santa, el Príncipe León».
«¿Entonces estabas enojado?»
«…»
Cuando volví a preguntarle de nuevo, su expresión cambió un poco, parecía como si finalmente se hubiera dado cuenta de que lo había hecho, cuando iba a hablar de nuevo, él habló primero.
«¿Cuándo se decidirá la disposición?»
«¿Qué? La disposición de Sidel se basa de acuerdo con las reglas del Templo…»
«No, tengo curiosidad sobre mi disposición».
«…»
La disposición o “castigo” de Latban tiene que ver con el trabajo de ceremonia de oración, después de todo quiso hablar de ello, ha mencionado el tema una y otra vez.
No puedo hacer esto, no es bueno2.
Pensando así, dije:
«Sí, la disposición».
Acabo de recordar algo bueno.
«¿Estás preparado?»
«¿Qué es? Aceptaré cualquier castigo».
Me preguntaba si sería capaz de superarlo de nuevo. Vi a Latban tensarse cuando le había mencionado si estaba preparado. Abrí la boca con una mirada seria.
«Sir Latban Comandante de los Caballeros del Templo, he decido tu castigo a raíz del fallo de tu guardia».
» … Dime».
«Debes de darme lecciones de espada tres veces por semana».
«¿Qué?»
Me miró con sorpresa mientras escuchaba, su rostro estaba genuinamente perpleja como si hubiera escuchado algo inaudito.
«Pero…»
«Lo sé, no importa cuanto aprenda de ahora en adelante, no puedo llegar al nivel de un caballero, no, no creo que ni siquiera pueda levantar la espada correctamente antes de eso».
«Pero por qué…»
«Dije que quería lecciones de espada, pero en realidad es mas como defensa personal».
Después de decir eso, deliberadamente toque mi cuello con mi mano, entonces el rostro de Latban se oscureció de nuevo al ver los rastros de Sidel agarrándome por el cuello y sacudiéndome, que aún permanecían claramente visibles.
«No es que no crea en las habilidades de los Caballeros del Templo, pero quiero desarrollar mi capacidad para proteger mi cuerpo cuando algo peligroso me suceda en el futuro».
Era suficiente para ganar un poco de tiempo en caso de emergencia, además, era una técnica que me ayudaría mas adelante si salgo de aquí sana y salva después de dos años.
«No es solo eso…»
Estaba divagando en mis pensamientos cuando vi que lo estaba pensando mucho, ya una vez estuvo enojado conmigo durante unos días, supe que no me odiaba al hablar sobre el Príncipe.
«Si es así…»
Parecía mejor seguir intentando mejorar mi relación con Latban, lo estaba haciendo por mí, que ahora soy una “Santa”, pero si desarrollo más nuestra interacción y logró convertirme en un “amigo”, por ende, su personalidad hará que no muera tan miserablemente con en la novela original.
Espere en silencio su respuesta, después de mucho tiempo, volvió a inclinar la cabeza diciendo:
«Está bien».
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‘El día es demasiado largo’.
Solo iba a dejar la ropa y regresar, pero ¿por qué pasó todo eso?, era medianoche cuando volví a mi habitación.
Todavía me provocaba miedo al recordar la caída de Sidel, pero afortunadamente, me sentí un poco mejor porque mi relación con Latban no era tan mala como pensaba.
‘Bueno, me he acercado un poco más a Latban y no estoy en una situación hostil con el Príncipe Heredero…’
Comparado con la Yvelina de la novela, es un cambio asombroso, pensé que había vuelto al punto de partida a pesar de que lo intenté, así que no creía que mi futuro fuera desesperado al descubrir que Latban no era tan malo.
‘Pensemos después de dormir un poco’.
No estaba herida, pero mentalmente estaba muy cansada al ver la caída de Sidel, tan pronto como me acosté en la cama me quedé dormida como si me hubiera desmayado.
Volví a abrir mis ojos debido al sonido de traqueteo.
‘¿Qué es…?’
Al principio pensé que era un sonido que no se escuchaba bien o quizás por el viento, pero cuando escuche el chirrido de la ventana abrirse, instintivamente noté el peligro, alguien había abierto la ventana y entró en mi habitación.
‘¿Cómo…?’
Mi habitación está en el quinto piso, no existía tal cosa como un árbol para treparlo aquí y subirlo, tan pronto como me di cuenta que el sonido no eran alucinaciones mías, me preparé, lista para sacar todas mis fuerzas, tan pronto como vi la luz de color azul en mis dedos, salté y grité hacia la ventana donde pude escuchar el ruido.
«¡¿Quién…!?»
No pude terminar de hablar.
Había un hombre para allí, su cabello de color rojo ondeaba con el viento bajo la luz de las lunas que entraban por la ventana y brillaba maravillosamente, pero sentí como se me puso la piel de gallina al verlo, sus ojos brillaban en la oscuridad siendo de un color rojo sangre que me miraban directamente, no puede decir nada.
«Oh…»
Tan pronto como sus ojos se encontraron con los míos, mi cuerpo pareció congelarse, todo lo que podía hacer era mover mi cuerpo en una suave sacudida con un leve gemido.
Esos ojos brillantes nunca fueron humanos.
Allí estaba de pie un hombre, pero sentí como si estuviera frente a una enorme bestia, dio un paso hacia mí y el sudor que no note antes corría por mi frente.
Oh Dios mío, nunca lo había visto antes, pero sabía quién era.
«Aslan…»
Aslan, uno de los protagonistas masculinos del mundo y el rey de los magos, estaba claro en el momento en que me di cuenta de su verdadera identidad.
«Por qué, por qué estás…»
El Poder de Yvelina aún no ha sido transferido a Iris, así que él todavía debía de estar en la Isla de los Magos, pero, ¿cómo fue que apareciste frente a mí ahora?, sus ojos brillaron mientras murmuraba y retrocedía.
«¡…! «
Al momento siguiente se paró frente a mí, frustrada me senté aturdida en la cama, luego él se inclinó y dijo:
«¿Por qué estás aquí? Debes haber recibido la carta que te envié».
Al mencionar la palabra “carta”, un suspiro de dolor solté, esa carta que se había desvanecido en cuanto la leí, en ese momento, pensé en Aslan por si acaso, pero en realidad, era su carta.
Fue cuando me vino a la mente el contenido de la carta.
El trato está hecho. Sabes que no puedes ser mordida. Te visitaré pronto.
El problema es que no tenía ni idea de cuál era el trato, le pregunte inclinándome.
«Disculpe… ¿El trato…?»
Él se sentó a la par mía mirándome, tendió su mano tocándome la rodilla, lentamente subió hasta mi muslo, entonces dijo:
«Sí, el trato».
Los ojos de Aslan brillaron con una luz peligrosa.
«La Santa me dijo que iba a ser mi mujer».
Mujer.
Sus palabras hicieron que se me erizará la piel en la parte de atrás de mi cuello, sentí como si esa palabra se convirtiera en una enorme cuerda muy resistente que me ataba por todas partes.
No podría preguntar qué era lo que significaba. No, no necesitaba preguntar.
Me miro fijamente por un momento mostrándome así por que había venido aquí, sus ojos de color rojo me miraban con una lujuria salvaje.
Mi mujer. Ser su mujer la cual tiene que aceptar su lujuria.
Su mirada ardiente me hizo sentir como mi boca sentía sed, solo pude mirarlo, incapaz de hacer algo.
Su piel era oscura de un color exótico siendo diferente a la de Latban la cual era bronceada por el sol, era un color que nunca había visto antes en el Templo y la ropa que portaba era diferente para mí.
Su ropa era de un color rojo oscuro, siendo igual al de su cabello la cual tenía una delicada forma en “V” sobre su pecho dejando al desnudo sus tensos músculos cada vez que se movía, su cabello largo caía sobre su cuerpo, era algo hermoso y peligroso al mismo tiempo.
Su apariencia me recordó a una bestia enorme y ágil.
‘Por más que lo piense, es peligroso…’
Sus palabras siguieron rondando en mi mente, mi instinto me gritaba:
‘¡Debo escapar! Cuanto antes mejor, rápido, más lejos… debo escapar de sus manos, era una bestia que está tratando de comerme’.
¿Notaste mis pensamientos?
La boca de Aslan se elevó con burla.
«No».
Antes de que pudiera si quiera preguntar algo su cuerpo se movió.
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Se nos viene la suculencia señores
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