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FS-63*

23/08/2021

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Perspectiva de Latban

«Por cierto… ¿está todo bien con la Santa?»

Carl es quien siempre se preocupa por la Santa. Por lo tanto, esta era una pregunta que podía hacerse a mí quien a menudo me encuentro con la Santa. En el pasado, él solía hacerme esta pregunta cuando se encontraba conmigo en el Templo.

Miré a Carl. Él seguía sonriendo con un rostro sereno.

‘La misma sonrisa y la misma pregunta de antes’.

‘Pero me pareció que su motivo era diferente al de antes’.

En el momento en que vi la sonrisa de Carl, recordé un pasado distante. El día que entré en la Santa Sede y fui a cazar por primera vez con mi espada. Cuando enfrenté a un animal salvaje de la montaña en el bosque cerca del Pabellón Sagrado, me vino a la mente lo que dijo mi maestro, el Comandante de los Caballeros.

«No le muestres tus sentimientos al enemigo, pase lo que pase».

Eso es algo que él me dijo. Esta enseñanza permaneció mas fuerte en mi cabeza que el manejo de la espada que mi maestro me enseñó.

‘¿Por qué estoy pensando en esa enseñanza en este momento?’

Antes de que pudiera reflexionar a mayor profundidad sobre esto, mi cuerpo ocultó hábilmente lo que estaba pensando y en mi rostro apareció una máscara inexpresiva que había entrenado durante mucho tiempo.

«La Santa está a salvo como siempre».

Una respuesta ligera a una pregunta ligera. Así, la conversación fluyó hacia el siguiente tema.

«Vamos a tomar primero un descanso y luego continuaremos con el tratamiento nuevamente. Has recorrido un largo camino y no puedo anteponer mi interés y evitar que te recuperes. Hay mucha gente esperando que regreses. Creo que es mejor hablar de tu larga historia en otro momento».

Le dije esto y me incliné levemente. Él volvió a hablar mirándome a los ojos.

«…Me alegro de que haya gente que aún me recuerda».

Él hizo esfuerzos para continuar con la conversación, pero fingí no saberlo y dejé pasar sus palabras. De alguna manera pensé que no debería hablar con él durante mucho tiempo.

«Entonces saldré. Intenta relajarte un poco más».

Después de que le hice una reverencia y antes de que Carl volviera a decir algo, salí de la habitación. Inmediatamente salí de la posada.

«¿Adónde vas?»

El Caballero, que pensaba que tendría una larga conversación con Carl, preguntó avergonzado, mientras yo abandonaba la posada.

«Voy a regresar primero. Si el Sacerdote Carl o alguien más pregunta por mi paradero, responde que regresé primero a la Santa Sede para encontrar a la Santa a toda prisa».

«Ya veo.»

Ante mis palabras, el Caballero inclinó su cabeza sin hacer más preguntas. Caminé para encontrar mi caballo, que descansaba bajo un árbol. E inmediatamente conduje el caballo hacia la Santa Sede. Ni siquiera recordaba como regresé. Todo lo que recordaba era que el viento era tan fuerte que no podía respirar y  las palabras que recordaba de vez en cuando en mi mente.

Tan pronto como regresé a la Santa Sede, me dirigí al estudio de la Santa.

La voz del Príncipe Heredero, la respuesta de la Santa y la sonrisa de Carl se mezclaban en mi mente.

Poco después de llegar al estudio, entré sin pensar más en los dolorosos gemidos que venían del interior.

***

«Jadeo… Jadeo…». 

En una habitación tranquila, donde no había señales de movimiento, exhale un suspiro entrecortado. Lo que pasó hace un tiempo me vino a la mente.

La Santa, que se había caído y subido sobre mi cuerpo, salió corriendo repentinamente del estudio, como si hubiera recuperado la razón. La llamé urgentemente, pero la Santa desapareció sin mirar atrás.

Yo, que estaba a punto de seguirla, me detuve antes de caminar unos pasos. Y me miró a mí mismo con una expresión de incredulidad.

Incluso si practico un estilo de vida en donde controlo todos mis deseos, hay ocasiones que no puedo evitar que mi cuerpo reaccione por naturaleza. Por lo tanto, hubo momentos en los que también me preocupaba la hinchazón de la parte inferior de mi cuerpo, que palpitaba dolorosamente todas las mañanas. Pero fue solo cuando me quedé dormido que no pudo controlarme. Cuando estaba despierto, nunca perdí el control ni por un momento. Y así lo hice durante todo este tiempo.

Pero ahora la parte inferior de mi cuerpo se abultó más que nunca, con la cabeza rígida y erguida como si pudiera romper mi pantalón en cualquier momento.

«Ohhhh….»

Un lugar que se había vuelto terriblemente sensible ahora se quejaba de dolor. ¿Qué puedo hacer en un momento como este? Cuando me sucede al amanecer, inmediatamente voy al baño, me baño con agua fría y recito una oración de expiación por el pecado que cometí el día anterior y por el pecado que voy a cometer hoy. Entonces, mi cuerpo que recupera la razón y pronto se calma.

Pero me di cuenta que esos métodos no me ayudarían ahora. El deseo que estaba sintiendo no era involuntario.

Levanté la mano y toqué mis labios. Esa sola acción me hizo recordar todo lo que sucedió.

El toque de sus labios cálidos y suaves se había pegado a mis labios como una marca. El recuerdo que me vino a la mente fue el toque de un pequeño cuerpo que se alzó sobre mi. La sensación de su pecho presionando suavemente sobre mi cuerpo. Y a dónde se dirigió el toque de la Santa después.

«¡Ohhhh…!»

Apreté los dientes y sacudí la cabeza. Me decepcionó sentir la parte inferior de mi cuerpo palpitar aún más. Desde que era un joven que entró al Templo sin saber nada y hasta que me convertí en el Comandante de la Orden del Templo, siempre había controlado y refrenado bien mis propios deseos. Pero ahora, tenía mas confianza en la lujuria que cuando era joven.

No supe qué hacer en este momento porque era el primer sentimiento de lujuria que experimentaba en mi vida.

La razón era innombrable, así que sólo seguí mi instinto. Mi mano vaciló en bajar más. Aunque era mío, no podía mirarlo correctamente porque me sentía terrible al verlo levantar la cabeza con rigidez. Mi rostro se puso muy rojo. Al mismo tiempo, me quedé sin aliento. Cuando mi mano vacilante agarró algo debajo de la tela, jadee y dejé de respirar.

Quería gritar al ver la dureza que sostenía en mi mano. Sé muy bien a quién va dirigido este ardiente deseo.

Esto es inmoral. Esto es inmoral.

Era alguien que había vivido toda mi vida en abstinencia. Así que al ser confrontado por esta cruda realidad de mi deseo era simplemente horrible y horroroso. Y era terrible que estuviera dirigido hacia alguien por quien nunca debería tener ese tipo de corazón.

«¡Ah, ha, ha!»

El aliento que se escapó entre mis dientes era más agitado que cuando había practicado con la espada en todo el día. Nunca había hecho esto antes, pero sabía lo que era. Estaba avergonzado y devastado por el acto de arrastrar el deseo fuera de mi cuerpo. Así que tenía que detener este acto ahora mismo.

«Ohhh….»

¿Por qué no puedo detenerme? ¿Por qué no desaparece la imagen de la Santa que todavía estaba sobre mi cuerpo?

La luna en el cielo se escondió un poco.

Gracias al pañuelo que llevaba en el bolsillo, pude organizarme correctamente. Entonces, vertí agua de una botella de agua en la esquina del estudio, me lavé las manos y me las sequé una y otra vez. En este momento, yo era la persona más horrible y detestable de todas.

Mientras sacudía la cabeza, bruscamente, pude oler un aroma que no podía creer que fuera real. El aroma que cubría todo mi pecho era el de su cabello dorado. El olor que entraba por mi nariz me llevó a estirar la mano sin darme cuenta. El viento pasó entre mis dedos, y no había rastro de su presencia.

Miré a mi alrededor.

No había señales de ella en ninguna parte. Mi mano volvió a sentir el aire. Una vez más, mi mano no sostuvo nada.

Tengo que verla.

No era sólo el recuerdo de Carl que estaba grabado en mi memoria.  Recordé los últimos meses. Era la primera vez en mi vida que tenía un sentimiento tan confuso.

He estado viviendo con un solo objetivo desde que me uní a la Orden del Templo. Servir a Dios y seguir a la Santa, la representante de Dios, y luchar por los que sufren a causa de la magia. Esa fue toda mi vida. No había nada que me gustara ni nada que no me gustara. Sin embargo, estaba orgulloso de mi vida y mi misión, así que traté de alejarme de la Santa que intentaba arrasar con todo.

Pero ahora ese sentimiento se desvaneció. No, todos parecían haber desaparecido.

Todo ha ido cambiando desde que ella colapsó y se despertó. Tanto la Santa como yo.

Solía ​​evitar los lugares donde estaba ella. Pero ahora siempre sigo sus pasos. En el pasado, solía ignorar lo que decía porque era difícil incluso escuchar su voz, pero ahora me siento perdido sino escucho el sonido de su respiración.

Cerré los ojos por un momento. Las cosas que había olvidado, las volví a recordar . Su respiración, su aroma, su temperatura corporal.

«Ah….»

Solté un breve suspiro. Es cierto que había vivido una vida en la que sólo leía la Biblia y luchaba con espadas, pero no ignoraba los sentimientos que los humanos experimentaban en sus vidas. Y me di cuenta de cuáles eran mis sentimientos hacia la Santa. Pero no pude decir esas palabras en voz alta fácilmente.

Era un pensamiento que el Comandante de la Orden del Templo no debía tener respecto a la Santa.

Servir, obedecer y respetar.

Esos eran los únicos sentimientos que me podía permitir.

«Por que soy yo….»

Había un resentimiento que no podía soportar y no sabía a quién acudir. Pronto me di cuenta de que la culpa era mía.

Cuando me convertí en el Comandante de la Orden del Templo, juré ante Dios que serviría, obedecería y respetaría a la Santa.

«Tengo que despertar y entrar en razón».

La voz de la razón, brevemente reprimida por mi naturaleza salvaje, sonó fríamente en mi cabeza. Toda mi vida hasta ahora había sido impulsada por esa razón. El otro nombre de la razón era la voz de Dios. Así podía ser perfecto en todo sin equivocarme. No dudé de mí mismo, jurando seguir siempre esa voz. Pero ahora quería dar la espalda a la voz de la razón.


Ok mi error criticarlo, cuando estaba pensando el beso no había pasado… Latban es virgen, gran descubrimiento

 

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