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PCJHI Capítulo 8

04/09/2021

Él era un burócrata exitoso. Aunque en la actualidad era un noble, provenía de una familia indígena de la periferia, ingresó al palacio sin conexión y fue nombrado jefe de la biblioteca imperial. Era el título más alto que podía ocupar una persona sin respaldo en la familia imperial. Era un lugar importante para administrar las salas de documentos a las que solo podía acceder la familia real.

Él parecía feliz de sus logros, pero poco a poco se fue cansando de esa vida. La biblioteca imperial no era un lugar al que cualquiera pudiera pasar, por lo que siempre estaba solo. Pero un día de primavera se quedó dormido un rato y cuando abría los ojos, una hermosa mujer le sonreía mientras lo observaba con la barbilla apoyada en la palma de la mano.

«… Encantada de conocerte, Robert Juran».

Esas palabras y esa bella imagen volvían una y otra vez a su cabeza, haciendo de él un hombre perdidamente enamorado. No pasó mucho tiempo hasta que descubrió quién era esa mujer.

La única Princesa del Imperio. Con su consentimiento, me entregué a ella y la amé sin contemplaciones. Tras un largo noviazgo, al fin pude convertirme en su concubino, pero después de la primera noche que compartimos, de sus hermosos labios solo salía una palabras.

«Aburrido.»

«…»

«¿ Te gustaría probar con otra chica frente a mí?»

Él se negó, afirmando que solo se acostaría con ella. Desde ese momento, la Princesa no lo volvió a llamarlo, y cuando lo veía, se burlaba de él con todo tipo de palabras. Robert nunca pensó que sería capaz de dominar a la Princesa, sin embargo, realmente pensaba que podía ganarse un trozo de su corazón.

El amor lo convirtió en un optimista desprevenido, por lo que vivió en un pesimista terriblemente racional. Cuanta más hambre tenía Robert, más alegre estaba la princesa. Al final, pudo resolver sus penas estando con diversas mujeres, jugueteando y amándose toda la noche… Aunque nada era nunca definitivo.

Aunque estaba con muchas mujeres, él se odiaba en cada una de esas relaciones, pero todo cambió al conocer a Arielle.

Ella le dijo que no le importaba si no la amaba, que ella lo hacía, y que con el tiempo, ambos se amarían.

Esas palabras marcaron a Robert.

* * *

Sentí el toque de alguien en mi mejilla, por lo que lentamente abrí los ojos, logrando que ese calor desapareciera.

«¿Buenos días?»

«Ah…  Su Majestad… ¿Durmió bien?

«Huh.»

Parece que ayer me quedé dormida y Nadrika durmió a mi lado. Parece que confié en él sin siquiera saberlo.

«Por favor, bebe agua.»

Mientras tomaba el vaso de agua, Nadrika se sentó a mi lado y me miró a la cara.

«Creo que tiraste un poco.»

«¿Si?»

Toqué mi rostro con ambas manos mientras se escuchaba su risa de fondo, por lo que reflexivamente me volví hacía él.

El rubio bañado por el sol se veía como un blanco intenso, mientras que sus ojos brillaban más bellamente. No pude apartar los ojos de él ni por un momento.

«…»

Él había sido la única persona que conocí después de abrir los ojos, y fue amable conmigo desde el principio.

«¿Vamos a comer?»

«Sí.»

Nadrika me miró, sonrió amablemente y se puso de pie. Entonces, agarré su muñeca y le pregunté algo similar.

«¿Y tú?»

«¿Qué?»

«¿No estás hambriento?»

«… Tengo algo de hambre.»

«Come y vete.»

«Sí.»

La comida estuvo lista en poco tiempo, mostrando unos platos completamente deliciosos, estaría completamente satisfecha si no fuera por la actitud de Nadrika. Cuando yo bebía agua, el hacía lo mismo a hurtadillas y si cortaba la carne, él se permitía comer un bocado.

«Nadrika.»

«¿Si?»

«¿Por qué me copias?»

«…»

No entiendo porqué lo hace, ¿por qué me copia y sigue como un patito recién nacido?

«No me copies.»

«… De acuerdo.»

Dejé caer el tenedor de forma contundente y apoyé mi barbilla en la palma de mi mano mientras observaba como sus hombros se agitaban ante el sonido de mi suspiro. Mientras lo analizaba pude observar que un moretón rojo se veía en la parte posterior de su cuello.

«¿Por qué no me dijiste?»

«¿El qué?»

«¿Te pegué?»

«…»

«¿Es imposible curarlo?»

Pensé que no me importaría. Traté de actuar como ella tanto como fuera posible para que aquellos que conocían a la Princesa original no se sintieran incómodos, pero no era fácil.

«¿Te duele el cuello?»

Nadrika asintió vagamente.

«¿Qué tal va el tratamiento?»

«… Lo estoy aplicando.»

«Nunca me mientas. No importa el qué.»

«¡De verdad! El tratamiento… Lo estoy haciendo. Y nunca miento, no lo hago.»

Agité la campana y llamé al sirviente.

«¿Quién es el consejero dedicado de este niño?»

«¿El qué?»

Nadrika abrió la boca con expresión preocupada.

«… Majestad…»

«Está bien… Tratadlo.»

«¿Por qué?»

La respuesta vino de una criada.

«Los bienes de la familia real no deben caer en manos de otros, Majestad.»

Apenas tragué la ira que estaba subiendo hasta mi garganta mientras Nadrika lo miraba todo con la cabeza gacha.

«Me he confundido, traedme medicinas.»

«¿Si?»

«¿Me preguntas? ¿No puedo siquiera tocar a este niño? ¿Me lo vas a ordenar tú?»

«¡Oh no! Lo traeré de inmediato.»

La criada salió corriendo de la habitación y a los pocos segundos varios empleados trajeron la medicina. Todos ellos se quedaron en frente mío, mirándome fijamente, por lo que les ordené que se fueran de mi vista.

«¿Nadrika, odias recibir tratamiento?»

«No.»

«Entonces, ¿por qué haces esta expresión?»

«Es que… Por alguien como yo… Usted está molesta.»

«…»

Silenciosamente agarré su muñeca y lo acerqué a mí, él vino de buena gana.

«Lo tendrías que haber dicho antes.»

«¿Si?»

«Me lo tendrías que haber dicho, tú no eres cualquiera.»

«… Yo soy…»

Nadrika apretó el puño, y al instante sentí su cuerpo temblar.

«Quiero curarte… ¿No puedo?»

«… «

Relajé la mano que sostenía su muñeca y Nadrika se rió suavemente, como una persona familiarizada con las heridas. Tras esa risa, levantó la mano y comenzó a soltar los botones uno por uno, sé que debía curarle simplemente, pero se estaba sacando la camisa con tanta parsimonia que se me hacía muy fácil pensar en otra cosa. Por ello, decidí darme la vuelta y dejarlo cambiarse en paz.

Cuando escuché las prendas caer, cogí el frasco de ungüento y levanté la mirada para verlo. Su blanca y suave piel tenía largos cortes y magulladuras por todos lados, sintiendo su mirada, fui directamente al área herida, pasando mis dedos por encima. Ante mi toque, Nadrika se arrodilló y me dio la espalda, para que me fuera más fácil su curación. Con las yemas de mis dedos fui aplicándole la fría medicina, por lo que, cada vez que lo tocaba, su cuerpo se retorcía de forma instintiva.

Ambos guardamos silencio.

«Ya he acabado.»

«…»

Nadrika se volvió lentamente hacia mí.

«Gracias.»

«Nada.»

«…»

En ese momento, vi su sonrisa por primera vez.

«Su Majestad.»

«¿Si?»

«También tengo una herida abajo.»

Tras sus palabras, lentamente puso su mano en la hebilla de sus pantalones.

«¿Me los quito?»

No pude decir nada, y justo en ese momento, alguien llamó a la puerta.

«Majestad.»

Era una voz masculina gruesa se dejó escuchar a través de esta.

«¿Quién es?»

«Su Majestad me ha enviado. ¿Puedo entrar un momento?

«¡No!»

«… Su Majestad nos llama para charlar un rato antes del almuerzo.»

Mientras él hablaba hice contacto visual con Nadrika.

«Después.»

«…»

«La parte inferior, lo haré más tarde.»

Gentilmente tomó mi mano y la besó suavemente. Sentí mi corazón latiendo sobre mi pecho.

«Sí.»

Me obedeció con un rostro amable. Luego dio un paso atrás y lentamente comenzó a ponerse la chaqueta de nuevo.

«Estaré lista en un momento.»

«Sí, Majestad.»

Mientras me levantaba para arreglarme y salir, un timbre ya conocido se dejo escuchar por un segundo.

[Caballero rodeado -9]

Diez días después, Éclat Paesus llega al Palacio Imperial. Tan pronto como llegue, tratará de averiguar a quién intercambias cartas desde hace tanto tiempo. Antes de eso, conviértete en la doncella exclusiva de la Princesa y finge un encuentro casual con él, su segundo concubino.

Probabilidad requerida: 80

(Probabilidad actual: desconocida)

[Progreso actual]

Sirvienta exclusiva seleccionada 0/1

Encuentro accidental 0/1

Quedan 9 días 23:59:09.

La sangre en mi cabeza pareció enfriarse de golpe, realmente olvido con mucha frecuencia que yo soy la Princesa y, que si no logro manejarlo todo, acabaré muerta.

Ahora, otro  de mis concubinos está a punto de regresar, por lo que debo actuar con cabeza.

———


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