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PS Parte 4

24/12/2020

¿Dónde estás?

Ven, déjame verte, déjame conocerte, déjame aspirar a poseerte y tenerte para mí.

Quiero sentirte entre mi piel y fundirme entre tus brazos, quiero sentir tus dulces caricias recorrer mi cuerpo de norte a sur.

Bésame, dame la humedad de tu lengua, de tus labios, haz que tu saliva se confunda con la mía creando el sabor del temperamento.

Regálame la dulce sensación de tus manos, haz que te pida más cada vez y que nunca quede satisfecha ni saciada de ti.

Tócame, y mírame a los ojos mientras siento como tus dedos hábiles exploran mis lugares más íntimos y húmedos. ¡ Sigue ahí, no pares por favor! Explora, siente conmigo y averigua que más encuentras, mientras observas la pasión que desencadenan tus travesuras en mi rostro.

Sonríeme, búrlate de mi gozo, de mi placer, de la satisfacción que me haces sentir con cada movimiento en falso. Ya te siento cada vez más cerca, parece que eres mi dueño y que manejas mis sensaciones y sentimientos a tu antojo.

Aprovéchate, no dejes pasar la oportunidad de poseerme, de dejarme sin aliento de hacer tuyo cada centímetro de mi cuerpo.

Cómeme, succiona todo lo que te gusta de mí, devórame cual si fueras un niño amamantando, muerdelos ellos te lo piden ¿no ves que quieren más?, quieren brotar y endurecer de placer. ¿Te gusta? Pues a mí más.

Penétrame, invádeme; conoce mi mundo de pasión por medio de tu miembro viril, entra y sal de mí robándome los suspiros y el poco aire que me sobra. Y quédate aquí para siempre dentro de mí, no salgas nunca.

Róbame, róbame del mundo natural y llévame al trance, a lo desconocido, a lo perplejo, al sentimiento máximo del placer nombrado clímax, a donde mueres por un segundo y regresas a la vida sin darte cuenta.

Abrázame, consuela mis ansias y calma mi respiración, dame tranquilidad y hazme dormir con un beso.

Después despiértame y dúchame, asea todos los lugares íntimos en donde dejaste huella, posterior mente aliméntame y repite todo paso a paso nuevamente sin parar, hasta que envejezca y muera en tus brazos.

Entiérrame y despídete de mí no olvides antes poner una flor entre mis manos sin vida, ya que esta me inyectará tu esencia, tu calor, tu respiración todo lo mejor de ti, lo cual me hará vibrar aun muerta y encerrada.

***

Desnudo, él se encontraba de pie bajo el agua de la cascada, con medio cuerpo iluminado por la luna. Con las piernas separadas, con las manos en los gruesos cabellos negros  los ojos cerrados, parecía una estatua. No se había percatado de la presencia de ella, así que aprovecho la oportunidad para contemplarlo a placer.

Intrigada, ella deslizó su mirada por su rostro, su cuello, sus hombros, su tórax, su vientre y más abajo. Su rubor creció al contemplar su parte más intima. Relajada entre un torbellino de vello negro rizado, el suave órgano masculino parecía inofensivo e incapaz de dar placer.

Ella sabía que no era así.

De repente, él abrió los ojos y bajó las manos a los costados. Volvió despacio a su oscura cabeza y la miró a los ojos sin un ápice de sorpresa. No hizo ningún movimiento para cubrir su desnudez.

-Has venido- dijo en voz alta y aterciopelada, pero en seguida echó a perder el romanticismo- Sabía que vendrías.

-¡Mentira!- dijo ella ofendida- No sabía que estabas aquí, Solo vine a bañarme y… esto no esta bien, no debería  haber venido, me…me voy.

-Quitate la ropa y ven aquí- le ordenó, con una resonancia grave en la voz que la hizo temblar.

Ella vaciló sólo un instante. Tan ansiosa estaba de sentir su piel húmeda junto a la suya que se despojó sin pensarlo de su ropa y la dejó caer al suelo. Él se inclinó hacia abajo y le tendió la mano, ella la aceptó y, con su ayuda, trepó por las rocas resbaladizas hasta donde él estaba.

Durante un largo momento, se miraron  a los ojos a la luz de la luna, sin decir nada, sin que sus cuerpos desnudos entraran en contacto.Después, él la estrechó entre sus brazos sintiendo la húmeda desnudez y el calor animal que los envolvía, la mantuvo sujeta contra su pecho y la beso con ardor, con avidez. Ella sentía el contacto abrasador de sus labio llenos y suaves y de la intrusión de su lengua en las profundidades de su boca, conquistandola.

No hizo falta más.Solo un beso devastador, para que ella fuese esclava de sus deseos.

Comenzaron a explorarse mutuamente, a acariciar con dulzura, sin prisas ni tapujos, estaban completamente solos en un lugar demasiado apartado para que alguien pudiera interrumpirlos, eran solo ellos y su pasión.

Los dos permanecieron abrazados a la luz de la luna, dejando que el agua tibia de la cascada los acariciara mientras se besaban y se aferraban el uno al otro.

él separó sus labios de los de ella, la tomó por los hombros, la empujo suavemente hacia una roca e hizo que se recostara allí, entonces, empezó a deleitarse con sus senos húmedos y desnudos. La besaba y la mordisqueaba,  ella jadeaba con creciente placer. Poco a poco se fue acomodando para introducirse dentro de ella. Sin separar sus labios de sus senos.

Ella bajó la mano para ayudarle,  para deslizarse entre sus cuerpos, lograr tomarlo en su mano y guiarlo dentro de su carne dócil y ardiente, sintiendo solo la punta de su erección dentro de sí.

Él retiró sus labios de un pezón duro como el diamante, la miró a los ojos y la besó. Sosteniendola firmemente empezó a embestirla, ella estaba muy ansiosa de él que casi no podía controlarse, balanceaba la pelvis, tomándolo por entero , maravillándose del vaivén de invasión y retirada de aquella parte ardiente de su cuerpo.

Con los brazos alrededor del cuello de él y la cabeza inclinada hacia atrás, ella jadeó mientras era penetrada una y otra vez. Con cada sólida embestida, ella se maravillaba de lo que sentía, El agua de la cascada discurre por sus cuerpos como si intentara separarlos y enfriar su tórrida pasión.

Pero solo una cosa podía lograrlo, algo que pasaría pronto, pues ya no podían reprimirse. Ella notó que se avecinaba el climax se acerco al oido de él y susurró su nombre.

-Sí, estás a punto de llegar. Lo noto – le respondió él- Llévame contigo. Déjame ir contigo.

-Si, ven conmigo- jadeó ella.

Segundos más tarde, ella gritó y él gimió con sonoridad mientras juntos alcanzaban un orgasmo sincronizado y compartido.

***

En la ventana la persiana amortigua los implacables rayos del sol que caldea la ciudad, mientras la cortina ondea suavemente filtrando la brisa cálida de la tarde. La habitación está en penumbra salpicada de diminutos haces de luz.

¿Quien se acercó primero?… dos polos puro magnetismo, un resorte que salta y nos lanza al abrazo. El primer beso, mágico, encadena mil más hasta saciar la sed inmediata, sorbo a sorbo, beso a beso.

Las manos peregrinas forcejean con las ropas hasta que los pantalones caen y las poleras vuelan.

La piel se me eriza cuando tus manos trazan sendas en mi cuerpo desnudo y como ladronas de cuento se apoderan de mi limitada voluntad. Tus dedos rozan mis pezones, los despiertan como una suave canción, un murmullo sensual y ellos se abren, se estiran se incorporan, crecen como peñones en el océano de mi deseo. Te veo frente a mí, bajo las perladas gotas de luz, observando cada uno de mis gestos, sintiendo como me relajo, disfrutando como me abandono a la suave tortura de tus dedos, de tu boca.

Me pego a ti envuelta en tu delicioso aroma de hombre mientras tus manos deambulan por mis costados y se reúnen en una danza en mi espalda, me besas la boca, la encrucijada de mis labios, los recorres con la punta tenaz de tu lengua, humedeces su rosada seda, socavas codicioso su abertura buscando tesoros de marfil.¡Que locura! Mí cabeza se inclina ligeramente hacia atrás, mi boca se abre, mis ojos se cierran, mi labio inferior pende sensualmente temblando de deseo. Lo ves, lo sientes, lo vives, te esta pidiendo que lo muerdas suavemente. Lo acaricias, lo humedeces, lo alimentas, mientras me abrazas mas fuerte, sintiendo mis pechos febriles hundirse en tu tórax, investigandote, queriendo penetrarte, sondearte y sientes mi corazón retumbar, con pulso y latido de fuerza, como un caballo desbocado.

Tu boca se aventura bajando por mi cuello, besándome, lamiéndome, mordisqueándome, robándome gemidos en un viaje hacia mis pechos y arqueando mi cuerpo, ellos se ofrecen a ti como vírgenes al sacrificio. Mientras tu boca serpentea por sus laderas, los pezones se erectan cuan menhires, los descubres, los recorres, los palpas, los acercas para mamar con gula su miel, bebes, lames, pellizcas, arañas y tu lengua los riega, los calma y el placer me devorara como las fauces de un león. Los ecos de mis gemidos llenan la habitación, me dejo robar hasta el último suspiro, tanto… tanto que me cuesta respirar. Deseo tu boca por todo mi cuerpo y te pido más, mas… mientras me recuesto contra la pared y tu aliento se enreda en mi cintura midiendo curvas y hondonadas llevando mis sentidos al delirio.

-¿Quieres que te lleve a la cama cariño?- negando con mi cabeza extasiada y muda te invito, empujándote con mi pie a echarte sobre el suelo de la habitación y me arrodillo sobre tu cuerpo.

Tus manos vuelven a mis pechos, agarrando mis sueños por ellos y tu boca confiada por completo engulle mis labios con avidez, los chupa con dulce locura. Mi sexo diluvia, me derrito en flujos, opio liquido convertido en torrente de agua viva. La boca se me abre en un rictus de placer y deseo, los ojos se me cierran con esfuerzo. No, no es una pesadilla de la que quiera despertar, es el volcán dormido en mí que quiere soltar toda su presión, mientras tus dedos se concentran en mis pezones amasándolos con ansiedad y los índices los arañan sin irritarlos, o si? … ya no importa… solo quiero que me hagas explotar, y tu… ¡que explote!… Quiero que entres todo en mí y en mi locura no se como hacértelo saber, es obsesión, delirio. Sientes que estoy cerca, que me falta poco y esa es tu meta, tu estrella polar. Pones todas tus energías en hacerme liberar. Estoy fuera de mí, cada célula tiembla, cada poro clama. Y tus brazos me agarran fuerte contra ti, para que no escape… estallo… me vierto… me voy sobre ti… me voy por ti…

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