Colette ya había tenido bastante con los maltratos de Rose. Pensaba que si tenía la oportunidad de contárselo a alguien podría llegar a una solución.
Esperaba reunirse con Lionel para intentarlo…
Si lograba llegar a su cuarto y decir “Por favor escuche mi historia”.
Aunque tal vez sería detenida por los guardias y enviada a su habitación, entonces tendría que explicarle la situación a Rose.
Si lograba llegar y ver a Lionel, entonces podría mostrarle su ropa interior que Rose y las demás le habían hecho usar y diría “Por favor deme algo de su compasión” como le había instruido Rose. Entonces Lionel preguntaría el por qué o “quién” la envió a hacer algo así y le pediría que se fuera.
Aunque más seguro sería que Él sospechara que era una trampa de algún espía del enemigo y haría que la detuvieran, pero ya que no había ningún historial o comportamiento extraño tendrían que dejarla libre y entonces podría explicarle a los guardias que Rose la obligó a hacerlo.
Si el escenario resultaba ser tal cual imaginaba, Rose ya no podría volver a molestarla. Aunque seguramente las otras sirvientas mayores podrían volverse más estrictas, al menos tendría una vida libre de Rose.
Ya estaba decidido: debía tomar la oportunidad y arriesgarse.
La noche llegó y Colette se vistió con el delicado babydoll además de unas panties a juego, se colocó sus calcetines y zapatos y una capa que le cubría desde el cuello hasta los pies, entonces salió afuera.
Si alguien la detiene en el camino ella culparía a Rose, pero nadie lo hizo. En el camino hacia las barracas de los Guerreros Negros ella paso frente a muchos guardias pero ninguno hablo con ella mientras se acercaba cada vez a su objetivo.
¿Tal vez era debido a que caminaba sin duda en su rostro? O de lo contrario, tal vez era algo muy común ver a chicas caminando hacia las barracas…
Cuando llegó a las barracas de los Guerreros finalmente un guardia comenzó a interrogarla.
“¿Disculpe, a quien viene a ver? Estos dormitorios son exclusivos para los Guerreros varones”
“Quisiera ver al Comandante Lionel por favor”
“¿Al líder… Usted quiere ver a nuestro líder?”
Colette asintió.
“La guiaré yo mismo, sígame por favor”
“Gracias” respondió ella.
Ella fue llevada por una serie de puertas que parecían ubicadas en la parte de atrás del edificio, entonces el joven guardia golpeó la puerta.
“Comandante, soy Ethan. Traje a alguien que quiere verlo”
“Adelante” se escuchó desde el interior.
Entraron a un cuarto frío, sin mucha decoración en su interior. Este era el cuarto de los Comandantes, el cual servía también como estudio y estancia. Había una puerta más adelante que seguramente guiaba hacia la habitación personal.
Lionel se sentó en su escritorio, sosteniendo un documento. Miro hacia ambos sin expresión alguna pero había algo de sospecha en sus ojos.
Aunque se encontraba reacia a estar ahí, se sintió aliviada de poder llegar a verlo sin mayor dificultad.
“Puedes irte” le dijo a Ethan
“Si” respondió él y pronto dejó la habitación sin un atisbo de curiosidad. Parecía estar muy bien entrenado.
Colette parecía nerviosa y temerosa mientras miraba a los ojos azul océano de Lionel pero se llenó de valor, respiró hondamente y comenzó a explicar:
“Tengo una petición para usted, Comandante Lionel”
“¿Cuál es tu nombre?”
“Colette Folk. Mis padres son comerciantes y yo soy una aprendiz de sirvienta, por el momento”
“Así que Colette, ¿Cuál es tu petición?” su voz era profunda y baja, pero muy poderosa.
Colette temblaba mientras se quitaba la capa y decía “por favor deme su compasión”. Comenzó rápidamente a pensar que es lo que diría a continuación.
De todas las cosas que Rose le había hecho hasta el momento esta era la guinda de la torta, pero ya no podría hacerlas más. Necesita apelar a la voluntad de Lionel por ayuda.
Su expresión no había cambiado… mucho. De pronto hubo un fuego en sus ojos que parecía ser ira.
Se levantó súbitamente de su silla y caminó hacia ella. Era como una pantera acechando a su presa; caminando con gracia, pero peligrosamente.
Colette espero que él hablara, pensando que preguntaría de qué se trataba todo esto, pero él no dijo nada.
Al contrario, puso su gran mano en su cadera y comenzó a guiarla hacia la otra habitación.
Tal vez quiera escuchar lo que tengo que decir en su alcoba, pensaba ella.
A pesar de ello, Colette era reacia a entrar en la habitación privada, pero su insistente mano en su espalda no le dejó otra opción.
Era una habitación simple con una gran cama, un par de veladores y un guardarropa y en el piso una alfombra de un rojo profundo que combinaba con las cortinas.
Gentilmente pero a la vez firme la empujo hacia la cama. Se acercó a ella y comenzó a tocar su cuerpo con uno de sus dedos desde sus hombros hacia su brazo.
“Ummm”
Ella pudo sentir eso; él no había escuchado lo que ella venía a comentarle, por lo que empezó a hablar apresuradamente.
“Espere un segundo por favor, necesito hablar de algo, podría por favor no-”
“Esto es por lo que has venido hasta aquí” le dijo él con una voz profunda.
Si, eso era precisamente por lo que estaba en aquel lugar pero nunca pensó que alguien como él estaría de acuerdo con su evidente invitación. Ella estaba muy lejos de ser una mujer hermosa con un cuerpo delicado.
Colette intentó cortar de raíz esta situación que rápidamente se le escapaba de las manos, debía detenerlo.
“Deténgase por favor, yo no… Mi señor es…”
Las boca de Colette fue cerrada con un beso. Mientras el la besaba firmemente la empujaba hacia la cama.
La cama se sentía dura al contacto con su espalda. Lionel la beso y sus manos se deslizaban de arriba hacia abajo por todo su cuerpo, acariciando todas las partes más suaves.
Ella no podía ganar ante toda su fuerza…
Esto “Se volvió algo serio”…
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