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ESCEAS – Capítulo 3B

20/01/2021

 

Ella no entendía muy bien a qué se refería Lionel hasta que vio como él levantaba sus piernas y colocaba su cabeza cerca de su entrepierna. Entonces ella se dio cuenta de que sus partes privadas estaban completamente visibles ante Lionel lo cual la hizo colocarse ruborosa de vergüenza.

“Oh no… Esto es vergonzoso…”

“Colette, tócame” le dijo mientras introducía sus dedos entre sus húmedos pétalos. Cada vez que él la tocaba en su parte más sensible, olas de placer comenzaban a invadir su cuerpo.

“Ahhh …” ella gimió

Mientras ella suspiraba con pasión comenzó a envolver su miembro erecto con sus manos. Como había aprendido la última vez, empezó a moverlo suavemente hasta que un líquido espeso brotaba desde la punta. “Un hombre también se pone húmedo” pensó ella.

Mientras ella se encargaba de satisfacer su hombría, él se encontraba frotando sus pétalos con algo ardiente y suave. El placer era muy intenso; Colette movió su cabeza hacia atrás y gimió efusivamente.

“Ohhhh…”

Colette trató de observar que es lo que él estaba haciendo, pero Lionel la volvió a recostar tranquilamente. Le dijo que era muy hermosa mientras llevaba más cerca su rostro hacia sus pétalos y comenzaba a lamerla y succionar furiosamente. Su clítoris sensible era provocado fuertemente entre sus labios mientras era lamido por su lengua, al mismo tiempo sus dedos se encontraban masajeando la entrada del delicioso néctar. Colette volvió a gemir y suspirar más hasta llegar al clímax mientras él continuaba succionándola.

“Ohh… Ahh… Ahhhmm…” gritaba mientras llegaba al clímax.

“Terminaste muy fácil esta vez, Colette… eres tan bella”

“Hah… Ahh … Eso… no es verdad…”

“Mueve tus manos Colette” Lionel le dijo con una voz estoica cargada con deseo. Ella hizo lo que él había indicado, moviendo sus manos hacia arriba y hacia abajo, entonces colocó la punta en su boca, para darle más placer así como él lo había hecho con ella, mientras lo escuchaba respirar agitadamente. Comenzó a lamer alrededor de su punta al mismo tiempo que estaba atenta a algún signo de placer. 

Esto la estimuló y continuó succionando desde la punta mientras usaba sus manos para frotar la base de su pene. Mientras él seguía lamiendo la miel y su clítoris Colette no pudo evitar comenzar a mover sus caderas.

“Ahh…” él gimió. “Me vengo Colette”

“Ahh, si…”

Colette quería mantenerlo en su boca por más tiempo, pero también quería verlo terminar por ella. Desde la punta, el licor blanquecino brotó vigorosamente, casi le cae en la cara pero ella logró esquivarlo y terminó cayendo sobre su cuello.

“Discúlpame” le dijo, aunque se encontraba inexpresivo parecía estar ansioso mientras tomaba una toalla cercana para limpiar su cuello.

“Está bien” dijo Colette, ella tomó la toalla de sus manos y comenzó a limpiar su miembro en los lugares donde algunas gotas aun brotaban.

“Ahh… No tienes que limpiar ahí”

“Esta bien, no te preocupes” le dijo ella.

A pesar de la gran cantidad que había salido, su dureza no había cambiado; incluso podría sentirse aún más duro que antes. Ella comenzó a frotarlo, sintiendo la agradable sensación del terciopelo mientras lo tenía en sus manos. Lionel la tomó entre sus brazos y la acercó a su cuerpo.

“Colette es tan amable, me encantas”

“Lionel, incluso yo…”

Lionel tomó sus labios en un profundo beso, enviándolos a ambos a una nueva oleada de excitación.

Se abrazaron y tocaron uno al otro, lamiendo y succionando sin restricciones. Incluso aunque no había penetración de por medio, ellos se hicieron sentir bien y llegaron al clímax muchas veces.

A medida que la noche iba pasando, ambos separaron sus cuerpos con pesar. Colette entró al baño para asearse; se dio cuenta de que el cuarto estaba más tibio que la última vez. Habían ladrillos ardiendo en una cocinilla de arcilla. También había una gran tina llena de agua, Lionel apareció en el cuarto de baño y colocó uno de esos ladrillos usando un par de tenazas de acero. El agua pronto empezó a entibiarse. El debió haber preparado el cuarto y los ladrillos calientes debido a que ella había mencionado que no toleraba el agua fría.

“Señor Lionel, gracias por tomarse estas molestias” le dijo dulcemente.

“No es problema alguno”

“Es tan dulce de su parte recordar lo que había dicho la última vez”

En verdad el sabia como hacer a una mujer feliz. Aunque ella sabía que era inútil pensar en ello, no pudo evitar aquel sentimiento. Ella volvió a mirarlo tímidamente mientras él la observaba una vez más, con sus ojos ardientes en deseo.

 

***

 

Colette y Lionel se reunieron algunas veces más en placenteras citas, pero de pronto las invitaciones cesaron.

Colette se dio cuenta que se sentía sola cuando no era invitada a verlo, pero Margo iba de visita cada vez que tenía tiempo; a veces bastante enojada.

“Estamos muy ocupados, en extremo ocupados, pero no estoy seguro de por qué. Pero nadie se atreve a tomarse un tiempo libre solo por estar precavidos, pero estamos corriendo desde la mañana hasta la noche”

“¿Tienes alguna sospecha sobre cual sea el motivo?”

“No” le replicó Margo

“Parece que lo están pasando muy mal” Colette respondió compadeciéndola.

“El Comandante está incluso más ocupado que nosotros. Yo estoy bien mientras tenga tiempo para dormir”

“Ya veo”

Tal vez Margo acudió a verla para explicarle esta situación para que no tuviera que sentirse sola y preocupada.

Al menos Colette debería ser paciente, por lo que decidió darle un regalo a Margo.

“Margo, ¿Te gusta el chocolate?”

“¿Tienes chocolate?”

“Mis padres enviaron algunas cajas de chocolates, son muy ricos. Deberías llevarte una y compartir con tus compañeros” replicó Colette

“Muchas gracias. Qué tal estás tú, ¿No estás cansada del trabajo?”

Colette asintió en respuesta

“Si, pero es lo mismo de siempre. Ya que no he sido acosada mucho últimamente al menos pude conservar estos chocolates”

“Es bueno oír eso” respondió Margo con una sonrisa.

Colette vio a Margo retirarse al poco tiempo. Cuando volvió a su cuarto vio a Rose que la observaba. Colette se puso algo pálida.

Rose había estado quieta por largo tiempo hasta que finalmente dijo:

“¿Es ese un Caballero del Dragon Negro?”

“Así es…”

“Pareces estar envuelta en algo muy serio” respondió Rose

“¿Eh?”

“Pero eso no me concierne” Rose dijo desdeñosamente mientras comenzaba a alejarse.

¿De qué rayos iba todo eso?, al parecer Rose habló con las demás acerca de lo que había visto ya que pronto todo el personal dejó de hablar con Colette.

Después de algunos días de este comportamiento, el asunto se volvió motivo de preocupación, fue entonces que Colette se enfrentó a Rose.

“Rose, ¿Qué fue lo que le dijiste a los demás?”

Rose se rió, parecía ser una sonrisa amable, pero Colette no era una tonta.

“¿Qué es lo que quieres decir Colette?”

“Dices que no has hecho nada, pero la gente me está tratando diferente…”

“¿Hmmm?, ¿No es acaso el mismo trato que te han dado siempre? Debo irme; tengo mucho trabajo que hacer”

Parecía muy raro que Rose hubiera reído y la hubiera llamado por su nombre. Colette se mantuvo en guardia; no quería ser abusada como lo había sido antes.

 

***

 

Al parecer no eran solamente los Caballeros del Dragon Negro los que estaban ocupados, si no que todos los caballeros en general. Corría el rumor de que había desatado una guerra en otro país. Por este motivo ella aún no había podido ver a Lionel, los caballeros no tienen tiempo disponible para la lujuria.

Además existía un problema con Rose habiendo visto su relación con un miembro del Dragon Negro, lo cual había provocado su segregación social. Margo, siendo la hija de un aristócrata, era bastante amigable al visitar a Colette, una plebeya. El nerviosismo de Colette comenzó a crecer rápidamente. Era imposible para ella, una plebeya, entender las reglas no-escritas de la alta sociedad y del mundo aristocrático. 

Su corazón que había estado alegre pronto comenzó a mortificarse.

¿Qué pasaría si el país fuera a la guerra?, deberían hacerlo si la situación era desesperada y Lionel, siendo un comandante de guerra, tendría que estar en las primeras líneas de defensa.

La tranquilidad de alguna manera volvió a Colette. Ella había olvidado el estatus de su familia y el de su prometido. Necesitaba sacar a Lionel de su mente. Por lo tanto se comportó amable con Margo cuando venía a visitarla, pero cuando ella trajo consigo una carta de Lionel le dijo:

“No puedo recibir eso”

Margo parecía triste, pero no había mucho que pudiera decir. Ella retornó a las barracas después de un rato. Con esto esperaba que Lionel entendiera el significado. Por ahora, él no debería perder ningún minuto más lidiando con ella. Colette se sintió segura de que esta vez no volvería a verlo.

 

***

 

Unos días después, Colette terminó su trabajo, tomó su cena tranquilamente y se dio un baño para finalmente volver a su habitación. En ella una gran sombra apareció ante su presencia.

“¿Que?” ella gritó, asustada. Pero la sombra se acercó suavemente mientras cerraba la puerta detrás de ella. Sus movimientos eran como los de una pantera, con gracia y silenciosos. Solo podía ser Lionel.

“Colette… Yo…”

“¿Si?” respondió ella

“Debemos irnos mañana, y no sabemos exactamente cuándo volveremos”

“Rezaré por su bienestar y buenaventura”

Eso era lo correcto para decirle ¿Verdad? No estaba segura. Su cuerpo mostraba tensión mientras que su corazón comenzaba a latir rápidamente en su pecho.

Él introdujo una mano en su bolsillo y sacó una pequeña caja.

“Quisiera que tuvieras esto”

“¿De qué se trata?” le respondió.

Él colocó la caja en sus manos y la urgió a abrirla. Había una joya brillante del color del océano. No era solo un cristal barato, sino que se trataba de una aquamarina colocada en un broche. Había sido delicadamente cortada y era del mismo color que sus ojos.

“No puedo recibir esto… Parece muy valioso”

“Debes tomarlo Colette, es posible que ya no pueda volver a verte”

“Eso es algo muy desafortunado para decir”

Ni siquiera era una guerra real; era solo un alzamiento en el borde, manteniendo las batallas fuera de la frontera se evitaba que llegaran hacia el país. De todas formas Lionel y Colette se miraron con pasión. Pero había algo más, algo que a Colette le pareció una obsesión. Ella pensó que al no verse por un largo tiempo, ella desaparecería de su mente pero al contrario, aquel no parecía ser el caso.

Ella había escuchado rumores y murmullos más que nada sobre el patrón inicial; un hombre rico tenía una aventura con una plebeya y luego era descartada cuando había terminado de divertirse con ella. Por supuesto había mujeres aristócratas que hacían lo mismo con algunos hombres.

Pero en ocasiones extraordinarias, ella había escuchado que algunos Lords habían caído perdidamente enamorados de alguna plebeya y la habían hecho sus amantes para eventualmente casarse con ellas.

En ese momento Lionel parecía estar por aquel camino. El miraba a Colette sin titubear, sus ojos no solo estaban llenos de deseo, sino que de pasión y emociones que ella no podía describir. El estaba en la noche previa a tener que ir a una guerra, trayendo regalos costosos. Parece ser que Lionel se había obsesionado con ella.

Un sudor frío recorrió la espalda de Colette.

Esto… Se volvió algo serio…

 

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