Por ahora, lo mejor sería calmar a Lionel un poco y enviarlo a su cuarto.
Mientras intentaba pensar en algo que decir, Lionel habló primero.
“Mantenlo a salvo por mi, quiero que lo tengas mientras estoy lejos. Puedes devolverlo cuando haya regresado”.
“Si ese es el caso, de acuerdo”. Colette no tenía el coraje de rehusar la petición de alguien que iba a la guerra. Ella no era lo suficientemente fría de corazón como para rechazar su confianza. Lionel respiró aliviado al saber que ella finalmente había aceptado. Al parecer era muy importante que ella lo tuviera.
“Rezaré para que el Señor Lionel retorne a salvo y para que no encuentre peligro alguno en su camino”.
“Oh Colette… No puedo predecir cómo las cosas cambiarán de ahora en adelante. Quiero algo que recordar cuando esté lejos de ti”
Esto… Ella tuvo un leve presentimiento. Además de su virginidad, ¿Qué es lo que él podría querer?. Ella tenía un pañuelo de su familia, ¿Acaso eso serviría? Pero ya se lo había regalado a Margo. Corrió entonces a su cofre personal buscando entre un montón de lazos y pañuelos y finalmente sacó una cinta de un brillante color rosa. Ella ató el lazo alrededor de uno de sus mechones rubios y lo cortó con un par de tijeras.
Le entregó el mechón de pelo a Lionel.
“No estoy segura si esto será suficiente…”
“Gracias Colette”, a pesar de que él dijo esas palabras con su usual tono tranquilo, para ella sonaba como si se sintiera emocionado por aquel pequeño regalo. Bueno, si él estaba feliz ella también lo estaba. El la atrajo a su cuerpo y la abrazo. Ella apoyó su cabeza sobre su pecho; no quería que él muriera. Pensaba acerca de la distancia y varias posibilidades y escenarios. Ella no lo odiaba, pero el deseo de Lionel por ella era… Abrumador.
“Señor Lionel, por favor vuelva a mi sano y salvo. Estaré esperando por usted”.
“Nos iremos al amanecer sin que nadie se entere. Dejame probar tu sabor antes de que deba irme”
Antes de que ella pudiera protestar el reclamo un fiero beso de sus labios. Ella sabía que lo que estaban haciendo era malo pero no tenía la voluntad de detenerlo. Mientras Lionel la besaba apasionadamente, comenzó a quitarle su ropa nocturna y la llevó hasta su cama. La beso por todo el cuerpo, su cuello, sus pechos y su suave estómago para finalmente quedarse entre sus piernas. Comenzó a separar su labia con sus dedos y a lamer su expuesto agujero de amor de arriba hacia abajo, succionando su sensible clítoris y lamiendo sus jugos como si se tratara de miel.
Colette estaba desnuda pero él se encontraba completamente vestido entre sus piernas mientras la lamía con pasión.
“Ohh… Haa… Mmmm…” Colette podía escucharse a sí misma gimiendo a viva voz, intentando apaciguarse con las manos para no hacer tanto ruido.
“La voz de Colette intentando aguantarse también es tierna”, le dijo provocándola. Su endurecido clítoris era masajeado por su lengua intensamente y Colette termino rápidamente.
“Ha… ahh… ¡Ahhh! Lionel…”
Ella sabía que él se encontraba duro en aquel momento por lo que intentó acercarse, pero él no se lo permitió. Se mantuvo en la misma posición en la que estaba.
“Quiero saborearte un poco más” Le dijo mientras volvía a masajear su clítoris una vez más. Colette se apoyó en la cama violentamente mientras el placer comenzaba a subir nuevamente. Ella intentaba mantener su voz lo más baja posible; no quería que todo el dormitorio escuchara, pero ya estaba sin aliento por todas aquellas atenciones hacia su cuerpo. El novio con su lengua sus pétalos hasta dejar su clítoris completamente expuesto mientras continuaba agitándose. Al mismo tiempo uno de sus grandes y gruesos dedos eran empujados dentro de su cuerpo.
Al principio era incómodo, pero continuó moviendo sus dedos vigorosamente mientras al mismo tiempo lamía y succionaba su clítoris. Ella terminó tantas veces que perdió la cuenta. Pronto se dio cuenta de que tenía dos dedos dentro de ella, los cuales masajeaban un lugar muy sensible en su interior. Ella ni siquiera sabía que tal lugar existía pero Lionel lo había encontrado con mucha facilidad y se estaba asegurando de tocarlo bastante.
Ella era besada mientras Lionel empujaba sus dedos dentro de su entrepierna. Se encontraba en el más puro éxtasis.
“Haaa~ ahhh~ ohhh… Lionel…”
“Colette, oh Colette…” El mencionaba su nombre repetidas veces. Ella volvió a acercarse hacia su miembro y esta vez no fue rechazada. Le desabotono su pantaloncillo y su grueso pene saltó hacia afuera con vigor. Colette vigorosamente comenzó a atenderlo, tratando de otorgarle tanto placer como él le había dado. Ella se perdió a sí misma en el placer mientras se masturbaban mutuamente.
El aire era tibio y estaba rodeado por su jadeos. Se habían perdido en una burbuja de placer, un mundo que solo consistía en ellos dos. No era necesario hablar o comunicarse, ellos se comunicaban con sus sentimientos mientras su placer iba en aumento.
Aquel lugar especial dentro de ella estaba siendo estimulado intensamente mientras él continuaba besando sus pechos y succionando sus pezones. Ella estaba recibiendo aquella sensación en lugares que ni siquiera sabía que existían. Un placer que provenía desde lo más profundo de su ser, lo cual parecía dejar cualquier otra sensación como algo superficial.
“Ahh, ahí… Detente… Ahh~”
Ella temió la siguiente oleada de placer, el momento previo había sido intenso. Intentó escapar pero Lionel la agarró de su cintura y la mantuvo cerca. Colette comenzó a mover la hombría de Lionel mas y mas rápido intentando distraerse de las profundas y fuertes sensaciones que iban creciendo. Él estaba pronto a acabar. En cuanto se pusieron de acuerdo para acabar juntos, Lionel comenzó a mover valientemente sus dedos. El sonido de su humedad hizo eco en aquel pequeño cuarto. Ella terminó primero, lanzándose hacia atrás mientras la intensa sensación la dominaba.
No podía acallar más los gritos de placer mientras el orgasmo invadía su interior. Su corazón latía rápido… Fue algo fantástico.
Lionel no podía aguantar mucho más por lo que comenzó a masturbarse entre la mano de Colette y su entrepierna y pronto quedó bañada con la evidencia de su deseo.
Estaba respirando agitadamente mientras intentaba limpiar los fluidos de la piel de Colette.
“Quiero estar dentro de ti”, le dijo con una voz que estaba satisfecha pero aún así, llena de deseo. Colette lo miró atontada mientras él cubría su cuerpo con el suyo. Lionel comenzó a frotar la punta de su miembro entre los húmedos pétalos de Colette.
“Ahh ~ No…” ella lloraba lastimeramente, pero el trozo de carne de Lionel iba frotando la entrada del agujero de amor de Colette, mientras sentía sus jugos de amor brotando. Cuando la punta de su pene rozó su clítoris se sintió tan bien que su mente quedó en blanco mientras sus caderas lo invitaban. Esto era peligroso, se dijo a sí misma. Pronto él querrá hacerlo de verdad. Ella podía ver el hambre por ella en sus ojos y ella era en estos momentos su peor enemigo, sin poder enfrentar las oleadas de deseo que se prendían en su interior.
“No… Por favor…” volvió a repetir con un hilo de voz, pero el pene de Lionel comenzaba a entrar en su entrepierna. Ya no había vuelta atrás, pensaba mientras su cerebro se volvía papilla nuevamente. Entonces ella escuchó pisadas afuera de su puerta. Alguien había venido a investigar porque Colette había gritado tanto durante su orgasmo. La atmósfera sensual fue rota rápidamente y el cerebro de Colette se recuperó. Se alejó rápidamente de Lionel.
“Por favor retírese… Y se lo pido por favor, manténgase a salvo”
“Oh… Colette” le dijo con nostalgia. Le dio un tierno beso y desapareció nuevamente como una sombra.
Esto fue bueno; se dijo a sí misma mientras colapsaba en su cama llena de alivio.
***
Colette dedico sus días a escuchar rumores acerca de los Caballeros del Dragon Negro mientras rezaba por su seguridad. Eventualmente tuvieron noticias; la campaña había sido un éxito y lograron derrotar al ejército enemigo mientras que Lionel había sido capaz de lograr una alianza con el País que los estaba apoyando, lo cual era lo más importante para el Rey.
Al poco tiempo los países en conflicto estuvieron de acuerdo en un cese al fuego y el peligro de una inminente guerra había terminado.
Los guardias de la frontera fue asumida por otra división por lo que los Caballeros finalmente volvieron a casa.
La primera vez ella vio a Lionel durante un desfile de la victoria. Los Caballeros habían sido recibidos como verdaderos héroes por los ciudadanos. El hombre montado en aquel caballo era un digno comandante, ya no era la misma persona que solo tenía ojos para Colette.
Colette estaba extremadamente al tanto de su diferencia en cuanto a estatus. Él estaba demasiado lejos de ella. Incluso así, ella custodiaba una aguamarina en su nombre. Una vez más, la expectativa del contacto floreció en su corazón, pero no hubo tal ocasión. Ella quería volver a terminar estos encuentros pero a la vez quería verlo nuevamente.
Su mente daba vueltas y se sentía algo irritada. Ya no sabía que debía hacer. Habían pasado más de diez días desde que había vuelto a casa pero aun no había contacto. Aun así la tormenta en su corazón no era expuesta a simple vista y ella continuó con sus labores diligentemente.
Tampoco hubo contacto con Margo, ella también había estado quieta.
Un día, Rose vino a hablar con ella después de mucho tiempo. Su rostro estaba lleno de curiosidad y burla. Su sonrisa era burlesca.
“¿Has escuchado los rumores, Colette?”
“¿De qué hablas?”
“Al parecer se ha adelantado la ceremonia de compromiso de el Señor Lionel con su prometida”
Ah, es por eso que él no la había contactado.
Rose continuaba su charla feliz, “Lionel fue herido en la última batalla, por lo que el Rey estaba preocupado de que aún no tuviera herederos. A pesar de que Lionel no parece muy entusiasmado con la idea estaba agradecido por la consideración de Su Majestad”.
Colette admiraba la red aristocrática de información.
“¿En realidad no sabías nada?” Rose volvió a preguntarle mientras hacía un gesto negativo con su cabeza.
“Para nada, pero al parecer Rose sabe muchas cosas”
“Solo algunas. ¿Quieres escuchar más?”
“No especialmente”
“Mentirosa, si quieres. Sabes que quieres” dijo Rose.
Colette no le respondió, pero repentinamente una idea cruzó por su mente; debió ser Rose aquella noche, era ella quien se encontraba escuchando tras su puerta. Colette se rió disimuladamente.
“Estoy agradecida de ti” le dijo.
Ella casi había entregado su castidad, pero gracias a Rose ella había vuelto en sí aquella noche.
“Claro, después de todo yo soy el motivo por el cual ustedes se conocieron” le respondió con una sonrisa en su rostro. Ella era así.
Bajo su propio capricho Rose le preguntó a Colette cuando habían comenzado aquellas aventuras. Aquella consulta le hizo recordar los eventos de los últimos meses.
“Aquellos que hacen esas cosas propiamente son buenos pero si no tienen cuidado, todos a su alrededor serán infelices” le replicó Rose.
“No hay nada que se pueda hacer apropiadamente”
Al menos ella no había cruzado la línea.
Aunque Lionel estaba atraído por Colette el aun debía seguir los edictos de su linage y casarse con una mujer noble de gran pedigree. Así es el camino de la nobleza. Colette era una plebeya; ella dejaría el castillo y volvería a su vida en la ciudad en cuanto su trabajo hubiera terminado. Ya no se podía evitar. Rose observó la no-reacción de Colette con enfado.
“Honestamente no puedo soportar su actitud altanera” le dijo.
“Esa no es mi intención” respondió Colette.
“Pues así parece. No te preocupan los demás y no intentas llevarte bien con otros ya que te iras del castillo en cuanto tu periodo de trabajo termine”
Ella no se había dado cuenta que ser tan reservada la hacía parecer como si se sintiera superior a las otras sirvientas. Al parecer Rose había bajado bastante la guardia como para admitir esto.
“No, eso no es así. Yo solo soy una plebeya y soy distinta a Rose y a las demás. Incluso aunque hemos trabajado en el mismo lugar, nosotras no somos iguales en la sociedad. Para que nadie malentienda mis intenciones he sido reservada y me he mantenido en mi lugar pero siento mucho si eso te hizo sentir mal Rose”
“… Todo está arreglado ahora, pierde cuidado”
“Gracias” Colette se disculpó con Rose y ella al parecer la había perdonado.
“Pero a mi no me interesa tu estatus…”
“¿Si?…”
“Por lo tanto no tienes que ser tan reservada. Por favor llevate bien con las demás” volvió a repetir Rose.
“Esta bien…”
Colette se sintió sorprendida por el giro de los acontecimientos. Parece ser que la disculpa que le había dado a Rose la había hecho feliz ya que ella comenzó a visitarla con frecuencia para conversar después de aquel día.
Ella también acudia al cuarto de Rose para conversar acerca de rumores en el castillo, mientras que ella le consultaba a Colette cual era su opinión acerca de los últimos acontecimientos. Esto se volvió una rutina casi a diario. Incluso a veces ella acudía junto a Colette para bañarse y comer.
Colette comenzó a considerarla una molestia. A veces ella quería estar a solas, pero cada vez que volvía a su habitación, Rose se encontraba ahí para charlar.
No es tan serio, pero esto se está volviendo bastante complicado…
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