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ESCEAS – Capítulo 5

22/01/2021

 

Rose comenzó a pasar el tiempo luego del trabajo en la habitación de Colette, comentando acerca de las personas con influencia en el castillo, sus relaciones interpersonales y sus facciones políticas. Aunque Colette la escuchaba con atención, pensaba que esos detalles eran irrelevantes para ella.

“Así que el Señor Eugene, Capitán de los Caballeros del Águila Blanca no tiene en buena estima al Señor Lionel, ni siquiera soporta verle su cara. Esto es debido a que los Caballeros del Dragon Negro fueron llamados a resolver una situacion que los Caballeros del Aguila blanca intentaban solucionar primero. Finalmente los Caballeros Dragón se llevaron toda la gloria y los Caballeros del Águila tuvieron que hacer todo el trabajo aburrido y limpiar los cabos sueltos”

“Ohh, ya veo”

“Y su majestad se preocupa mucho por el Señor Lionel, ignora todos los procedimientos y hace que él lo acompañe donde quiera que vaya, sea de forma oficial o no. Al parecer su majestad y el Señor Lionel crecieron juntos y son amigos de infancia, por lo que tienen un gran entendimiento uno del otro”

“¿Así que es eso?. La respuesta de Colette sonaba casi predeterminada.

“Por el otro lado tenemos al Señor Eugene quien es uno de los más hermosos. Absolutamente bello. El aún sigue soltero, ni siquiera algún compromiso incluso aunque es un noble. El es un celibe (he escuchado) lo cual hace a las mujeres llorar. Pero su voz es tan seductora, y también tiene un lunar tan sexy… Ahh… Completamente opuesto a la cara de piedra del Señor Lionel”

“Oh…”

“Últimamente han ocurrido algunos problemas maritales entre el Rey y la Reina pero al parecer ella ha perdonado al Rey y todo se mantiene en paz por el momento.

“Ah…”

“¿Me estás escuchando siquiera? Me has dado respuestas tan sosas todo este tiempo” dijo Rose mirando de forma sospechosa.

Colette la miró a los ojos, “Te estoy escuchando”. En realidad la conversación había sido larga y tediosa así que Colette se había entretenido estudiando las facciones de Rose. Ella era una dama aristocrática; tenía el pre-requisito de poseer una piel delicada de un color blanco inmaculado. Tenía un rostro pequeño, con ojos inclinados hacia arriba, una bella nariz y labios color rosa coral. ´Bastante bella´ pensó Colette.

Rose estaba bebiendo té y comiendo galletitas en su cuarto. Parecía ser que ahora miraba a Colette como una amiga o algo parecido. Seguramente ya que Colette era una chica obediente que no se quejaba, al contrario que sus otras amigas. La naturaleza plácida de Colette le permitía a Rose hablar y hablar, sin interrupciones.

Para ser honesta Colette habría preferido estar sola en su cuarto, pero no podía decirle a Rose que se fuera sin una buena excusa.

“A ver, ¿Qué es lo que he dicho hasta ahora?”

Colette le dio un resumen de la conversación anterior. Rose parecía satisfecha, “Es bueno enseñarle a las personas que no saben lo que pasa a su alrededor, aunque en tu caso es comprensible”.

Para la mente de Colette, Rose estaba diciendo “Quisiera hablar sin interrupciones, por favor escúchame parlotear”. Colette lo entendía, era obvio que Rose se sentía sola y es por eso que se dedicaba a hablar tanto.

“Así que el Rey y la Reina estaban recién casados y ella estaba desesperada por pasar un tiempo con su majestad, pero para él era más interesante salir de cacería y organizar fiestas para sus amigos. Eso no es bueno para un matrimonio ¿Verdad?”

“Por supuesto”.

Antes de que Rose pudiera continuar, un suave llamado se escuchó en la puerta. Tal vez, el momento había llegado. Colette se puso tensa, pero para Rose la situación le era ajena.

“Pase por favor” respondió Rose, aunque aquel ni siquiera era su cuarto.

“Rose…”

“No te preocupes, a mi no me molesta” replicó.

Margo entró a la habitación, “Disculpen” les dijo.

El rostro de Rose se paralizó. Ella le había contado a Colette que Margo era la mejor espía del ejército. Parece ser que ella era muy buena para rastrear información importante. Después de todo, Margo era bastante amable como para venir a buscar a Colette en nombre de Lionel.

Tal vez Colette estaba involucrada en algo… Pensaba Rose. Ella estaba al tanto de que Lionel mantenia su distancia de Colette para que nadie la involucrara en rumores. Además ella había visto a Lionel salir de la habitación de Colette el día que debía salir a la guerra con sus ropas bastante desordenadas. Él le había dado una mirada que se podría traducir como “Si le dices a alguien, te mato”. Rose era una persona bastante perspicaz y con un buen juicio. No le había comentado a nadie sobre lo que había visto. Ella no le había contado a nadie sobre la aventura de Colette y Lionel, pero aquella situación le había hecho sentir que quería conocer a la tímida chica mejor, porque de alguna manera ella había atrapado al inexpugnable Lionel.

Colette parecía cautelosa de Margo pero de igual forma caminó cautelosamente hacia ella.

“Querida Margo, has vuelto sana y salva. Eso es lo más importante”

“Si si, toma esto” le respondió Margo

“¿Si?”

Margo le entregó una carta y se dio vuelta sin esperar por una respuesta pero mientras se iba alejando le dijo “Está listo. Así que… En verdad quería ser tu amiga Colette”

Margo entonces salió de la habitación.

“Ella trató de parecer dulce para que creyeras en ella, no te dejes engañar” le dijo Rose.

“Podría ser…”

“Así que, ¿Qué dice la carta?”

Colette de verdad quería ver a Lionel, pero tenía miedo de leer aquella carta.

“La leeré después”

“Nada de después, léela ahora. Yo también quisiera saber” respondió Rose.

En realidad, si leía la carta a solas tal vez no sería capaz de tomar una decisión, por lo tanto Colette abrió la carta mientras Rose la iba apurando.

Era la escritura familiar de Lionel, pero solo había una línea en ella. Decía: Quisiera que me regresaras el ítem que deje a tu cuidado.

Así que eso era. Al parecer la relación deformada entre ellos, había llegado al final.

Rose miró a Colette quien estaba quieta mirando al vacío.

“¿Qué es lo que Lionel dejo a tu cuidado?”

Colette fue a su vestidor y trajo consigo una preciosa caja de joyería. Rose exclamó en cuanto vio aquella caja, “¿Que?, ¡Esto es asombroso!, ¿Esto fue un regalo?”

“El dijo que lo era, pero le dije que no podía conservarlo, pero el me dijo que se lo cuidara mientras esperaba su regreso”

“Deberías quedártelo, no se lo devueltas” Rose le dijo indignada. Para ella un hombre jamás debería quitar las cosas que había regalado.

Pero Colette era reacia a conservarlo, “No… yo soy una sirvienta. Sería incómodo si yo lo tuviera incluso siendo un regalo. Voy a devolverlo”

“¿Estás segura? Incluso cuando te lo dio a ti especialmente… Que desperdicio”.

“Si quisiera joyas podría comprarlas por mi misma” Colette le dijo resignada.

Rose pellizco la mejilla de Colette, “De acuerdo, pero yo estaré enojada por ti” para luego soltarla delicadamente.

Colette estaba sorprendida.

“Luego de devolver esto me sentiré mejor. No estoy conforme por cómo las cosas han marchado últimamente. Si no cierro este asunto definitivamente no me sentiré contenta” le aclaró Colette.

“Bueno…”

“Además me voy a casar el próximo año”, le respondió Colette mientras pellizcaba una de las mejillas de Rose.

“¿No es divertido cuando te toca a ti verdad?”

“Hay, duele mucho” le dijo con lágrimas en sus ojos.

Parece que Rose no estaba de acuerdo con la decisión de Colette pero ella volvió a su rutina como siempre.

 

***

 

Esa noche ella tomó un baño, se vistió y dejó su dormitorio en silencio. Usualmente Margo estaba esperándola afuera, ambas caminaban juntas hasta llegar a las Barracas, pero ahora ella se encontraba sola.

Se sentía sola, pero este era uno de los cambios que debía afrontar si ya no deseaba ver a Lionel nuevamente. Era mejor de este modo.

Lionel y Colette tenían sus respectivas parejas con las cuales se casarían, ella dejaría el castillo el próximo año. Ya no había lugar para ellos y su aventura.

Camino dentro de las barracas distraída cuando una voz muy fuerte la detuvo.

“Deténgase inmediatamente. ¿Qué está haciendo a estas horas por aquí?.

“Eh…”

“Le estoy preguntando hacia dónde se dirige”

Iluminados por la luz de una lámpara dos caballeros se acercaron a Colette. Los caballeros estaban vistiendo ropas blancas; eran Caballeros del Águila Blanca. Rose le había explicado que la relación entre ellos y los Caballeros del Dragon Negro no eran muy buenas.

“Vengo a devolver algo que tomé prestado de un conocido…” respondió Colette.

“¿Quien es este conocido y que es lo que tomo prestado?

“Bueno…”

No estaba segura si era buena idea mencionar al Señor Lionel en frente de un par de Caballeros del Águila. 

“Si son tan bruscos para preguntar la joven dama aquí presente estará muy nerviosa para responder”, una audaz voz se escuchó tras ella, “Deberían tratar a las mujeres con mayor respeto”

“¡Saludos!”

Seguramente se trataba de un oficial de mayor rango, pensaba Colette mientras giraba para ver a un joven y hermoso hombre con ojos verdes y un largo cabello dorado. En realidad parecía dulce e inofensivo. El hombre sonrió a Colette.

“Por ahora es necesario que nos indique el motivo por el cual caminaba por esta área a estas horas. ¿Le importaría decirnos hacia dónde se dirigía? el joven preguntó con una amable sonrisa, aunque parecía ser fingida. Tenía un lunar en su ojo y era muy atractivo.

`Una voz seductora y suaves ojos, lo opuesto de Lionel´, ella recordó lo que Rose le había comentado acerca de Eugene mientras pensaba lo que debería decir a continuación.

“Lo que tomo prestado, ¿Podría verlo?” volvió a preguntar Eugene.

“Si, claro. Acá está” respondió Colette entregando rápidamente el joyero.

“Solo quisiera ver de que se trata, se lo devolveré pronto… ¡Esto es…!”

Parece ser que él no esperaba que una chica como ella portara un ítem tan valioso. La miró directamente a sus ojos.

“¿Cómo es que posees esto?”

“Me fue entregado… Pero he decidido devolverlo”

Eugene frunció el ceño mientras pensaba detenidamente.

“Ya veo…”

“Huh…” murmuró Colette.

“Hasta donde yo conozco, solo hay una persona que tiene este ítem hecho a medida. Y solo hay una persona con este color de ojos”.

Tal vez esto sea malo. Lograr deducir tanto con solo un broche ciertamente le otorgaba justicia al título de Capitán de los Caballeros del Águila.

“Entonces, supongo que el motivo por el cual estas devolviéndolo es por que el matrimonio entre Lady Karris y Lionel ya ha sido decidido. Esta ceremonia es algo que Su Majestad desea y debería ser una ocasión alegre, pero aquí la dama, no está feliz”

“Um, de que esta…” Ella intentó responder pero lágrimas en sus ojos comenzaron a brotar debido al tono acusador de Eugene.

Tal vez ella había tenido fantasías acerca de casarse con Lionel, pero ella jamás presumiría que él sería capaz de dejar a su prometida por ella. Aunque ella amaba el broche no debía quedarse. Solo quería devolverlo, pero no quería hablar sobre ello con una persona como Eugene. Parecía estar feliz de culpar a Colette.

“Incluso así” continuó diciendo Eugene mientras la miraba con desprecio, “Esta persona es lo bastante tacaña como para pedir el regreso de un artículo que había sido regalado. Deberías quedarte y considerarlo un premio de consolación”

“Te equivocas” respondió Colette con pasión, “Él no quería que yo me lo quedara, sólo estaba guardándolo un tiempo; el Señor Lionel no es un tacaño”. Tan pronto como dijo su nombre, la expresión en los caballeros se volvió oscura.

Demonios, he dicho algo que no debería haber mencionado.

Colette inconscientemente cubrió su boca con sus manos. Eugene aclaró su garganta y le dijo “Esto no pertenece a ese hombre. Él nunca ha mostrado signos de debilidad, siempre es honesto y lleno de integridad. El no es del tipo de personas que jugaría con fuego”

“Huh…”

Eugene ahora se reía de Colette. “La verdadera naturaleza de la basura aparece cuando revuelves un poco la superficie. Para ser honestos estoy bastante sorprendido de que hubiera entregado una gema tan valiosa a una mujer que no era ni su prometida. ¿Deberíamos ir y preguntarle?”

“¿Eh?” respondió sorprendida Colette.

“No puedo estar seguro si es que acaso tu lo has robado, por lo tanto es mi deber llevarte ante su presencia y preguntarle si realmente te lo ha regalado” la mirada de Eugene estaba llena de regocijo. Era la expresión de un hombre que finalmente había encontrado un punto débil en aquel que despreciaba.

Colette estaba desesperada mientras era arrastrada por los otros guardias.

Ahora si que se volvió algo serio…

 

 

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