-¿No estás cómodo? ¿Te aburre la fiesta? Ven, te daré un paseo
Agarró la correa de mi mano y tiró de ella, pero el perro aún gruñía y no se movió de su lugar. La sonrisa de Hyeon-seo cambió a un tono de venganza, maldito perro muévete. Parecía que su sonrisa expresaba una maldición hacia el perro.
-Ten cuidado, puede morderte.
De repente, un aroma extraño y conocido rozó la punta de mi nariz. Cuando levanté la mirada, el hombre estaba frente a mí. El tipo que me miró desde el otro lado, en un instante estaba aquí a mi lado. El perro dejó su estado de alerta y empezó a mover su cola de felicidad. Había otro perro, pero este era el que acompañaba a este hombre. Lo vi fijamente, los dos se parecían demasiado.
-Él es un cachorro y no le gusta empatizar con las demás personas, no le gustan los desconocidos. Y tampoco le gustan las personas que no son amables con él.
La voz de este hombre, que hablaba mientras le acariciaba cariñosamente la cabeza al perro, fue de lo más agradable que haya podido escuchar. Su voz es baja, profunda y resonante. No puedo ni imaginar la cara de placer que tenía al escuchar el tono de su voz.
Quizás sus ojos sean así siempre, pero tiene un rostro escultural con una mirada realmente cautivadora. Pupilas redondas entre dos párpados suaves. Ojos negros con líneas rojas que parecen sangre, con un centro blanco, claro y limpio. Es como estar en la superficie del mar sin saber cuánto tiene de profundidad.
Su presencia es intensa. Con solo estar cerca te pone la piel de gallina.
-Sr. Do-ha. A mí me gustan demasiado los perros. -Hyeon-seo luchó para tirar de la correa, pero el perro no se movió. Obstinadamente soportó y enfrentó a Hyeon-seo.
Do-ha ¿Ese es el nombre de este hombre? Con razón Hyeon-seo hacía todo lo posible para revolotear frente a él.
-Mi padre es un aficionado a la caza, así que crie un perro cuando era joven. Era un galgo, se llamaba Glory. Era tan inteligente y hermosa. Mi padre nos decía en broma que ella era mucho más inteligente que nosotros.
-Un Galgo, si es un buen perro.
-Pero me gustan más los Dóberman. Caminar con uno ha sido mi sueño desde que era un niño. Es algo genial. Estos son tan grandes, aunque aún son unos cachorros.
-Serán más grandes, tendrán más fuerza y serán más peligrosos cuando crezcan.
Hyeon-seo ponía demasiado empeño en las palabras que expresaba ante este hombre, pero él simplemente respondía con mucha frialdad. Esta situación era interesante, no es común ver alguien a quien no le interese Hyeon-seo. Entre todos los Alfas que alardeaban frente a Hyeon-seo, éste ni se molestaba en prestarle atención. En cambio, Hyeon-seo, frente a este hombre se ríe demasiado y se comporta frágil. Fue la primera vez que vi a Hyeon-seo mostrar interés en alguien, aunque este hombre solo mostraba una reacción lúgubre.
De repente, sentí la textura húmeda en el dorso de mi mano que colgaba y miré hacia abajo con asombro. El perro con la correa que venía con ese hombre se me acercó y olisqueó con su nariz el dorso de mi mano. La sensación de la punta de la nariz me hizo cosquillas. Me miró con ojos llenos de curiosidad, eran tan lindo.
-¿Hola? – Me arrodillé para saludarlo, extendí la otra mano y le acaricié la cabeza. En ese momento, se me acercó mucho más y me lamió toda la mano.
El perro que le estaba gruñendo hace un rato a Hyeon-seo, también se acercó gentilmente hacia mí, se me quedó viendo con una expresión tan bonita.
¿Me estás pidiendo que también te acaricie a ti? Se acercó y bajó la cabeza, sacando la lengua tan satisfactoriamente.
-Les agradas secretario. ¿A ti te gustan los animales?
La mirada del hombre se dirigía hacia mí. Hyeon-seo y ese hombre me miraron al mismo tiempo. Por supuesto la expresión de Hyeon-seo hacía mí no era nada amistosa.
-Oh, sí me gustan. Tenía un perro cuando era niño.
Lo dije sin pensar y en ese momento me vinieron a la mente los recuerdos de mi infancia. Teníamos bastantes perros cuando vivíamos con mi madre en la casa de campo. Era un lugar remoto, así que no nos preocupábamos por tener atados a los perros, no eran perros de caza, pero podían cazar pequeños grupos de faisanes, conejos, alces, y a veces incluso jabalíes.
Aunque no debe ser la gran cosa, solamente respondí a la pregunta que ese hombre hizo sin pensar. Además, a nadie debía de importarle mis asuntos personales. Eso ya era cosa del pasado.
-Que bien, ¿Qué raza de perro tenías?
¿Por qué sigue preguntándome sobre este tema?
-Era simplemente un mestizo, nada importante. Un perro común de los que suelen vivir en el campo.
-Entre los mestizos existen muchos fuertes e inteligentes. Me puedo imaginar a esos perros libremente jugando en el campo.
-Si, así es. Realmente corrían por todo el campo. Es un buen lugar para crecer libremente. Incluso si no teníamos qué comer ese día, no nos preocupábamos porque podíamos salir a cazar cualquier cosa, nunca nos faltó comida para saciar el hambre. No teníamos una relación de amo y sirviente, éramos como amigos y todos nos cuidábamos entre todos.
Él estaba interesado en mi charla, así que seguí hablando, nunca nadie me había hecho recordar los tiempos cuando era feliz.
-Son muy lindos recuerdos.
-Si bastante, hubo un día en especial en el que una perra parió y dio a luz a un pequeño albino en el jardín de mi casa.
Disfruté tanto ver la cara de sufrimiento de Hyeon-seo. Las cámaras seguían tomándole fotos y él seguía sonriendo sin parar, pero sus ojos me veían con mucha frialdad.
Cuando todo estaba por acabar, un rugido repentino atravesó el aire.
-¡Corran! ¡Atrápenlo!
Se escuchaban los gritos sin parar, luego se observó un humo blanco que subía hacia el cielo azul. A la distancia pude escuchar a decenas de perros aullar. Las personas que estaban a mi alrededor estaban confusas sobre lo que pasaba.
-Parece que la competencia de caza ha comenzado.
Murmuró Do-ha mirando hacia donde se escuchaba todo ese ruido. Dio una leve sonrisa y se arregló el cabello, sus ojos brillaban de alegría. Por otro lado, Hyeon-seo estaba tan emocionado que ya no tenía intenciones de sostener la correa del perro. El perro que acompañaba a Do-ha estaba tan tranquilo, pero el otro era todo lo contrario.
-Minnie. Shhh. -Do-ha trató de tranquilizarlo amablemente, pero todo fue en vano, estaba tan emocionada que ni siquiera escuchaba las palabras de su dueño. Do-ha agarró su collar con la mano e hizo contacto visual.
-Cálmate. -Con tan solo verlo a los ojos y dándole una orden hizo que el perro se tranquilizara enseguida.
Luego de darle la orden el perro se echó al suelo y se quedó en silencio. Lo sentí antes, es sorprendente, es un tipo que puede doblegar cualquier cosa. El perro aún era un cachorro, pero se notaba que estaba bien entrando.
–Woah, Sr. Do-ha, que gran poder.
Sí, fue increíble, pero Hyeon-seo exageraba aplaudiendo sin parar.
-Soy su entrenador.
-Woah, ¿En serio eres adiestrador de perros? Aparte de la caza, ¿qué otras actividades sueles hacer Sr. Do-ha?
-Muchas cosas, entre ellas mis favoritas son la caza y el adiestramiento -Ese hombre se puso de pie lentamente.Es ra ro, adiestramiento y caza, esas palabras encajaban perfectamente.
-Creo que te pediré prestado a tu secretario. No estoy seguro de poder llevarme a estos dos juntos. -El hombre sonrió y me entregó la correa de Minnie.
¿Puedo rechazar tal solicitud?
Agarré la correa en señal que aceptaba. Cuando el Duque, que había desaparecido, volvió a aparecer pidió que por favor nos dirigiéramos a Nanteo para la caza. Todo mundo comenzó a movilizarse.
-Vamos, ve a cazar. -Cuando el hombre dijo esas palabras, ambos saltaron de emoción esperando su aprobación. Minnie me vio con ojos ansiosos, asintió, gimió, arañó el suelo con sus patas delanteras y agitó la cola. Entonces él dijo.
-Vamos acompáñanos -y se alejó corriendo. No tuve otra opción más que seguirlos.
Era un campo enorme. Los Alfas montados a caballo saludaron y rieron cortésmente. Ellos parecían disfrutar profundamente de esta situación. Hyeon-seo se veía feliz, incluso estando entre todos esos Alfas mostraba una apariencia hermosa, digna de un Omega como él. Todos se veían geniales. Aunque Do-ha y Hyeon-seo se veían especialmente espectaculares, puede que sea porque ambos son asiáticos.
Ese hombre tenía una postura rígida y una espalda erguida montado en su caballo. Un animal hermoso de color negro con el pelo trenzado y una manta bordada a mano, hacen una combinación asombrosa.
Los perros de ese hombre estaban atados en la esquina del salón de eventos, junto a otros perros que trajeron distintos Alfas. Me paré en el interior del salón con todo el personal de atención y desde allí miré su figura, era como un modelo en plena sesión fotográfica; mientras que las damas agitaban sus abanicos para desearle suerte. Un verdadero Alfa Real. Parecía que no estaba dispuesto a soltar ninguna gota de sudor, para no dañar su impecable apariencia.
-¿Quién es esa persona?
-Es el Omega Real, el que recibió la primera puntuación perfecta en el sistema de emparejamiento.
-No. Me refiero al hombre asiático a su lado.
Escuché a las mujeres murmurar detrás de los asientos, era obvio que estaban hablando de ese hombre, Do-ha.
-Ah. Es un Alfa Real de Corea. El hijo del presidente del Grupo P, Baek. Él ha sido el ganador de la competencia de caza durante 3 años consecutivos. Si tan solo pudiera dejar sus hábitos de caza, todo el mundo estaría detrás de él.
-Ah, él es muy genial y sobre todo es muy sexy.
-Sr. Do-ha ¿No cree que sea maravillosa esta competencia de caza? ¿Eh, a dónde fue?
El hermoso caballo negro en el cual iba ese hombre se alejó del grupo de caza en donde iba Hyeon-seo.
De repente el deslumbrante caballo negro se acercó y se detuvo frente a mí. Sobre él, la figura perfecta de ese hombre me deslumbró. Con un rostro fino y unos ojos que se posaron en mí, preguntó:
-¿Por qué no estás participando en el concurso de caza?
Un hombre como él no sabe que eso es incorrecto, o puede que solo estaba burlándose de mí. No hay ningún secretario o guardaespaldas que pueda participar en el concurso de caza. Este es un deporte solo para personas con derechos adquiridos.